Yamaha: un triunfo sindical

Tras un año de negociación, el comité de empresa de la factoría catalana ha impuesto sus condiciones al grupo japonés. Abandonan España previo pago de unas indemnizaciones que oscilan entre los 55 y los 80 días por año trabajado

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El mediodía de este viernes los trabajadores de Yamaha han aprobado por unanimidad el acuerdo laboral que el comité de empresa firmó a última hora del jueves con la dirección de la multinacional japonesa. Reunidos en la factoría de Palau-solità i Plegamans (Barcelona), han escuchado atentamente “el acuerdo ejemplar” al que han llegado los representantes sindicales, tal como afirman fuentes de CCOO. Y han terminado la asamblea entre aplausos y abrazos con el presidente del comité, Óscar Rivera.

Yamaha abandonará España, pero en la batalla para dejar el país han ganado los trabajadores por goleada. Finalmente, traspasarán los activos industriales y humanos al grupo de logística Sesé previo pago de una indemnización de 55 días por año trabajado, con un máximo de 42 mensualidades y una cantidad máxima de 80.000 euros netos, a los empleados que se acojan a la medida. La indemnización mínima se ha fijado en 4.000 euros.

El fabricante de motocicletas ha iniciado en paralelo un plan de prejubilaciones y bajas voluntarias. Los trabajadores catalanes que se acojan a esta medida se les garantiza una indemnización de 80 días por año trabajado. En este caso, el máximo también son 42 mensualidades, el máximo 90.000 euros netos y la remuneración mínima 8.000.

Centro francés

El acuerdo final dista mucho de las intenciones de los directivos de Yamaha, que plantearon cerrar el centro catalán hace un año. El 26 de enero de 2011 anunciaron por sorpresa que abandonaban España y centralizaban la producción europea en la factoría de Saint Quentin (Francia). La actividad del centro catalán aportaba beneficios al grupo, pero la caída del consumo había afectado a los resultados generales de la multinacional, básicamente a los beneficios en Europa, y apostaron por el centro galo.

Según fuentes conocedoras del proceso, tomaron esta decisión porque la legislación española es más laxa que la francesa en las condiciones para justificar el cierre de una industria. Pensaban repetir la fórmula aplicada por otras grandes multinacionales asiáticas, como Philips o Samsung: llegar a un acuerdo económico con la plantilla y presentar un expediente de extinción de actividad con un acuerdo laboral firmado. Pero el ansiado pacto se ha enrocado un año.

Comité de empresa

En su plan de salida, los japoneses no tuvieron en cuenta el perfil de la representación de los trabajadores de Yamaha en Palau-solità i Plegamans. CCOO es el único sindicato en la empresa y los empleados confían plenamente en las decisiones de Rivera. En un principio habían distintas opiniones sobre el cierre en la plantilla, pero tras la primer victoria sindical –el Departament d’Empresa i Ocupació denegó el expediente de regulación que presentó la dirección– han actuado con una sola voz: la de los delegados sindicales.

Y el comité ha rechazado desde el primer momento la forma en la que se planteó el cierre. Se negaron a sentarse con los japoneses y la legislación española en ese momento les daba la razón. No existía ninguna causa económica que justificara el ERE y, sin el pacto sindical, la Administración no podía dar luz verde al expediente. Una arma que han usado hasta el último momento para imponer su voluntad a la cúpula de Yamaha en japón.

Cambio de asesores

En el último año han cambiado de director, ahora es José Ángel Escribese; de asesores legales, de Baker&McKenzie al bufete Cuatrecasas; y han confiado en Alta Partners para intentar repetir otra operación de un grupo nipón que gestionaron los consultores: Sony.

Tras una larga búsqueda, el grupo de logística Sesé se interesó por quedarse con los activos de Yamaha. El comité bloqueó el nuevo proyecto industrial para asegurar su trayectoria profesional dentro del grupo. Fuentes sindicales comentan que no se querían encontrar en pocos años con pérdidas que justificaran un ERE. Por ello solicitaron que fuera Yamaha quien se hiciera responsable de indemnizar a la plantilla según su antigüedad.

Una condición que la multinacional ha tardado dos meses en aceptar. De hecho, fuentes cercanas a la dirección de Yamaha aseguran que finalmente han dado su brazo a torcer por la amenaza de Sesé de romper el pacto que habían firmado.

Grupo Sesé

Los aragoneses desembarcaran oficialmente en la factoría catalana el próximo 1 de abril. El nuevo proyecto industrial contará con la colaboración de la compañía japonesa, ya que en los próximos tres años seguirán con la pintura de piezas de plástico de las motocicletas. El plan industrial de Sesé se basa en convertirse en proveedores del sector de la automoción.

Se han comprometido a contratar a todos los trabajadores que quieran integrarse en el plan industrial. En octubre de 2011, un mes antes de firmar el acuerdo con el Grupo Sesé, Yamaha reorganizó el grupo. El departamento de márketing de la compañía trabaja en la sociedad Yamaha Motor Marketing, con sede en El Prat del Llobregat (Barcelona).

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