¿Campanas de recesión? Esto dicen los principales indicadores económicos

El PIB, el consumo nacional, las exportaciones y el empleo no registran aún valores negativos, pero la inflación, la crisis energética y posibles desaceleraciones en EEUU y China apuntan a una desaceleración también en Europa

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La pregunta económica más repetida en los últimos meses es si avanzamos hacia una recesión en otoño. Luis de Guindos, exministro de Economía y vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE), decía el pasado seis de julio en una entrevista en COPE que «los próximos meses van a ser muy complejos para la economía» porque «van a convivir inflaciones altas con señales claras de desaceleración económica que ya están aquí». Desaceleración que confirman la Comisión Europea y la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef), rebajando el crecimiento de la economía española al 2,1% en 2023 y al 4,2% en 2022, respectivamente.

Si bien algunos de los principales indicadores económicos como el PIB, el consumo de los hogares, las exportaciones y el empleo, no registran aún valores negativos -los últimos datos de todos ellos se refieren al primer trimestre de 2022-, sí existe un escenario de riesgos económicos y de perspectivas negativas. Javier Quesada, economista investigador del IVIE (Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas) y presidente ejecutivo de la Fundación premios Jaume I, los resume en tres interrelacionados entre sí: subida de tipos de interés para rebajar la inflación; crisis energética producida por la invasión rusa a Ucrania y una posible desaceleración en China derivada de su gestión de la pandemia. 

Estos riesgos se están empezando a trasladar a los datos, principalmente a través de la galopante inflación y de la disminución de la capacidad de pago de los agentes económicos.

Primera alerta: la inflación

La inflación disparada que soporta España es la más alta de los últimos 37 años. Se ha incrementado un 6,1% en lo que va de 2022 y un 10,2% interanual, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). La encabezan los combustibles líquidos, los paquetes turísticos, los carburantes, las frutas y la electricidad, pero se extiende a todos los bienes y servicios.

Según explica Quesada, la inflación es un problema porque «indicia los salarios y las pensiones» además de generar «incertidumbre, malestar y contestación social». Por ello, sostiene, «el objetivo de todos los bancos centrales es que la inflación no pase del 2%», y la forma de frenar el ritmo al que avanzan los precios es enfriar la economía, es decir «frenar la demanda» encareciendo el crédito y «moderando las expectativas».

El Banco Central Europeo (BCE) ha endurecido su política monetaria subiendo 50 puntos los tipos de interés claves en la eurozona a partir del 21 de julio, aunque no descarta seguir aumentándolos en septiembre si la inflación continúa en niveles similares. La Reserva Federal de EEUU ya implementó esta medida hace semanas.

España crece, pero los hogares se empobrecen

España no ha entrado en recesión, de hecho, el crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) fue, aunque menor del previsto, del 6,3% interanual en el primer trimestre de 2022. “España viene de un bajón tan grande tras la pandemia que todavía tiene recorrido para continuar creciendo”, opina Quesada. El consumo de los hogares, las exportaciones y la recuperación de la actividad en el sector servicios (sobre todo, en el turismo) tiran del PIB.

Sin embargo, el encarecimiento de la vida y de las materias primas está mermando el poder adquisitivo de los hogares y la capacidad de compra de los agentes económicos. El Banco de España alertó de ello en su último Informe de Estabilidad Financiera y los cálculos de un informe de Adecco apuntan que la capacidad de compra de los hogares es un 3,1% más baja que la de 2008 a pesar de tener ahora el salario medio más alto de nuestra historia, 1.751 euros.

Como consecuencia del “ahorro forzoso” en los dos últimos años de pandemia y del incremento de los precios, el ahorro de los hogares se desploma ahora. Según las Cuentas Trimestrales no Financieras de los Sectores Institucionales, el gasto en consumo final de los hogares aumenta un 14% y, con ello, el ahorro del sector se cifra en -1.427 millones (mientras que en el primer trimestre de 2021 fue de 14.516 millones). De esta forma, la tasa de ahorro de los hogares se sitúa en el primer trimestre de 2022 en el -0,8% de su renta disponible, frente al 8,3% del mismo trimestre del año anterior. El ahorro de los hogares llevaba sin estar en números negativos desde antes de la pandemia.

Aún con todo, los datos de empleo siguen siendo positivos. España superó las 20 millones de personas ocupadas en el primer trimestre de 2022 creciendo un 4,57% interanual y la tasa de paro se mantiene baja, en el 13,65%. Aunque, según advierte María Jesús Fernández, economista senior de Funcas, una desaceleración repercutirá directamente en “menos creación de empleo y menos crecimiento de la masa salarial”. 

¿Recesión en otoño?

Una recesión técnica, según la definición clásica, se produce cuando el PIB registra cifras negativas de crecimiento durante dos trimestres seguidos, algo que, por el momento, no se prevé que suceda ni España ni en el conjunto de la zona euro de manera inmediata. Lo que apuntan la Comisión Europea, la Airef, el Banco de España y el Banco Central Europeo es que el PIB siga en valores positivos en los próximos meses, aunque todos hacen revisiones cada vez más a la baja del crecimiento esperado.

“No esperamos que vaya a haber una recesión, pero sí una desaceleración importante que frene el crecimiento después del verano”, opina Fernández por parte de Funcas, think thank que también prevé que la inflación siga por encima del 10% durante todo el verano y alcance el 8,8% en 2022.

Menos optimista se muestra Quesada, que sí espera una recesión en 2023 en Europa después de «una inflexión que tiene que haber en Estados Unidos”. Aunque señala que, de entrada, recesión y crisis no son sinónimos: “Lo que interesa, sobre todo, es que las contracciones de la economía no se conviertan en crisis y no sean muy brutales ni duraderas. Estados Unidos es el ejemplo de entrar en recesión, lo han hecho 15 veces desde la crisis de los años 30, pero inmediatamente su economía vuelve y recupera lo que no ha crecido en ese periodo”.

Una señal de que algo así podría estar empezando a pasar es la caída del precio de las materias primas después de meses de notables subidas. Algo que coincide con una caída de la demanda y con el aumento de los tipos de interés por parte de 75 bancos centrales (según el FMI), entre ellos, la Reserva Federal de Estados Unidos.

El riesgo de la deuda

Fernández señala que España «solo llega con una vulnerabilidad importante” al nuevo y poco alentador periodo económico, “el elevado endeudamiento del sector público y su déficit estructural”. La economista senior de Funcas considera que esto puede «pesar sobre la recuperación” a pesar de que las entidades financieras estén en una “situación sólida” y no haya “ninguna burbuja”. 

El Fondo Monetario Internacional (FMI) también declara su preocupación por el incremento de la deuda en los países tras la pandemia y da directrices claras. En un artículo publicado el pasado miércoles, firmado por su directora gerente, Kristalina Georgieva, la entidad reconocía la necesidad de adoptar medidas para apoyar a los hogares vulnerables en un contexto de empeoramiento de la economía, pero sin recurrir a más endeudamiento público. “Las nuevas medidas deben ser neutrales desde el punto de vista presupuestario, financiadas a través de nuevos ingresos o con reducciones del gasto en otros ámbitos, sin incurrir en nueva deuda y evitando ir en contra de la política monetaria”. 

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