El FMI aleja la recuperación pero sitúa a España como motor de la zona euro en 2022 y 2023

El FMI mantiene su estimación de crecimiento para España en el 5,8% en 2022 y prevé un avance del 3,8% para 2023, situándola entre los países con un mayor crecimiento a nivel mundial

Pedro Sánchez y la vicepresidenta Nadia Calviño./ EFE

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El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha dado un ligero respiro al Gobierno de España con sus últimas previsiones económicas, al mejorar en tres décimas su pronóstico de crecimiento en 2021, hasta el 4,9%, y mantenerlo en el 5,8% para 2022, situando a España como motor del crecimiento en la zona euro tanto este año como el próximo, con un avance del 3,8%.

El organismo ha mejorado sus estimaciones para España en su informe de previsiones mundiales ‘World Economic Outlook’ respecto al pronóstico que los técnicos del organismo dieron a conocer el pasado mes de diciembre, aunque quedan aún lejos del 6,5% para este año y el 7% que calcula de crecimiento el Gobierno para el año pasado y el ejercicio actual, respectivamente.

Respecto al anterior informe de previsiones mundiales del mes de octubre empeora su previsión para España en seis décimas y la mejora en 1,2 puntos para 2023, con motivo de la variante ómicron y los problemas con la cadena de suministros, retrasando la recuperación del nivel de pIB previo a la pandemia hasta 2023, pero dado que la institución dirigida por Kristalina Georgieva publicó en diciembre un informe específico sobre España en el que situaba el crecimiento en el 4,6% en 2021 y el 5,8% este año, se produce un pequeño espaldarazo.

El secretario de Estado de Economía, Gonzalo García, ha destacado que las previsiones del FMI «confirman la solidez del actual ciclo expansivo» al situar a España como la economía que más crecerá en 20222 entre los países avanzados.

De cualquier forma, las nuevas cifras suponen un nuevo jarro de agua fría en relación a las previsiones del Gobierno, cuestionadas desde hace meses por la práctica totalidad de organismos y analistas nacionales e internacionales, pero defendidas por la vicepresidenta Nadia Calviño, aunque previsiblemente se revisarán a la baja en abril con motivo del Programa de Estabilidad.

España, motor de crecimiento europeo y mundial en 2022 y 2023

Aunque el pronóstico del FMI sigue estando por debajo de las previsiones que mantiene el Gobierno, lo que enfría el optimismo del Ejecutivo, lo cierto es que el organismo sitúa a España a la cabeza del crecimiento entre las grandes economías de la zona del euro tanto este año como el que viene e incluso como una de las economías que más crecerán en ambos ejercicios a nivel mundial.

España logrará un avance del PIB del 5,8% este año, superior a la media dela zona euro (+3,9%) y considerablemente por encima de países como Alemania (+3,8%), Francia (+3,5%) o Italia (+3,8%), y sucederá lo mismo en 2023, cuando España crecerá un 3,8%, más que la media de la zona euro (+2,5%), Alemania (+2,5%), Francia (+3,5%) o Italia (+2,2%).

De hecho, la estimación del FMI para España la sitúa como uno de los motores del crecimiento incluso a nivel mundial, ya que este año solo le superarían algunos países emergentes de Asia, como India (+9%), aunque el año que viene ya le sobrepasarían en avance económico varios países, como China (+5,2%), India (+7,1%) o la zona de África subsahariana (+4%).

Con todo, el FMI constata que la economía española fue la más perjudicada el primer año de pandemia, al contraerse un 10,8% en 2020, frente a la menor caída (-6,4%) de la zona euro y las grandes economías europeas y en general a nivel mundial, al tiempo que el año pasado, el FMI calcula que España habría cerrado 2021 con un alza del 4,9%, lejos del 6,5% calculado por el Gobierno y de nuevo con unas cifras peores que las de la zona euro (+5,2%) y el resto de economías.

Recorte de previsiones generalizado: inflación más persistente

Del informe se desprende un recorte generalizado de las previsiones de crecimiento en la economía mundial, reduciendo el crecimiento global en cinco décimas, hasta el 4,4% este año, y elevándolo en cambio en dos décimas para 2023, hasta el 3,8%, al vaticinar que a mediados de este año se vayan resolviendo los problemas sanitarios y de la cadena de suministros.

El recorte generalizado de previsiones se debe a las restricciones propiciadas por la «rápida propagación» de la variante ómicron y la mayor escasez de mano de obra, a lo que se suman las interrupciones de la oferta, que están contribuyendo al aumento de la inflación, unido a las presiones de la fuerte demanda y los elevados precios de la energía y los alimentos.

Conforme a sus estimaciones, la elevada inflación persistirá más de lo estimado en octubre, pero cree que se moderará hacia final de año, de forma que el IPC de las economías desarrolladas subirá un 3,9% en el conjunto de este año y se moderará al 2,1% en 2023.

El organismo también advierte de que «la deuda récord y el aumento de la inflación limitan la capacidad de muchos países para hacer frente a las nuevas perturbaciones».

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