La economía española cierra 2009 sin salir de la recesión
La caída de la economía española casi se ha parado, pero la recuperación no llega. En el cuarto trimestre el PIB se anotó una caída intertrimestral del PIB del 0,1% y una caída interanual del 3,1%, por lo que la caída global del año fue del 3,6%, según el último Boletín Económico del Banco de España correspondiente a enero.
Las cifras citadas muestran cierta moderación respecto a las del trimestre anterior, cuando el PIB bajó un 0,3% en tasa intertrimestral y un 4% en tasa interanual y constatan las previsiones del Ejecutivo, que ya dijo que la economía española no saldría de la recesión en 2009 y apuntaba una caída global del 3,6% en el conjunto del año.
El descenso del 3,6% de este año que termina es, según el Banco de España, «la mayor caída de la actividad» de las últimas décadas y está en consonancia con la severidad de la tendencia a la contracción que ha afectado a la economía mundial en los últimos dos años.
Pero, los datos del cuarto trimestre reflejan que el retroceso de la demanda nacional se ha hecho «menos pronunciado» (hasta el -4,8%), aunque esto se debe, en parte, al efecto de algunas medidas públicas con impacto transitorio, como el Plan 2000E y el Fondo de Inversión Local. La contribución positiva del sector exterior continuó siendo elevada (2 puntos) aunque inferior a la del trimestre precedente.
Así, el gasto en consumo final de los hogares mantuvo la debilidad de los trimestres previos, aunque en términos intertrimestrales podría haber mostrado una tasa «ligeramente positiva», tras siete trimestres de retroceso, gracias, en parte, al «intenso» crecimiento de las matriculaciones por el Plan 2000E que, podría haber supuesto una anticipación del gasto y acabar, por tanto, restando la demanda de estos bienes en el futuro.
El consumo de los hogares se vio afectado en el cuarto trimestre por la incertidumbre asociada al «marcado deterioro» del mercado de trabajo y por el efecto negativo de la destrucción de empleo sobre las rentas salariales, aunque también contribuyeron las restricciones de crédito y la disminución de la riqueza asociada a la tendencia descendente del precio de la vivienda.
El consumo no se recupera
Estos factores, según el Banco de España, tendieron a «deprimir» el consumo, pese a que otros elementos incidieron «positivamente» sobre la renta real de las familias, como la baja inflación, la moderación de los tipos de interés, y el impulso de las transferencias netas de las administraciones públicas.
Así, la debilidad del consumo en el cuarto trimestre reflejó un incremento de la tasa de ahorro de los hogares, mientras que el consumo de las administraciones públicas experimentó un «menor crecimiento» entre octubre y diciembre, en línea con la evolución del empleo en este sector.
La inversión en equipo mostró una evolución «menos negativa» en la última parte del año, continuando la pauta de «menor deterioro interanual» ya observada anteriormente, aunque la caída interanual continuó siendo elevada y podría estar anticipando también decisiones de compra, por lo que la inversión podría volver a reducirse en un futuro. La inversión en construcción moderó su comportamiento contractivo en el cuarto trimestre, aunque mantuvo tasas «muy negativas».