La banca emplaza a aprovechar la infraestructura de pagos existente para implementar el euro digital

Los responsables de pagos y asuntos públicos de Banco Santander, BBVA y Caixabank remarcan la importancia de que sea un sistema "económicamente sostenible"

Una oficina de Banco Santander.

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Responsables de pagos y asuntos públicos de Santander, BBVA y CaixaBank coincidieron este lunes en que se aproveche la infraestructura ya existente y las capacidades que se han desarrollado para pagos de cara a implementar el euro digital y que sea un sistema «económicamente sostenible».

Así lo apuntaron la responsable de Estrategia de Pago y Coordinación Global del Euro Digital del Banco Santander, Ana Belén Alonso; el responsable de Pagos en BBVA, Antonio Macías, y el de Asuntos Públicos de CaixaBank, Christian Castro, que participaron en una mesa redonda en el marco de una jornada sobre el euro digital organizada por la Fundación de Cajas de Ahorros (Funcas).

Desde BBVA, Macías destacó que «lo inteligente es reutilizar la experiencia que ya existe, las capacidades que existen en la industria de pagos» y no lanzar un sistema completamente nuevo y al margen de las infraestructuras de pagos existentes. Explicó que, «si ya es difícil atender de manera más o menos doméstica» las incidencias que puedan tener los clientes con un sistema ya conocido, una evolución de esa infraestructura «es necesaria». «La clave es reutilizar en la medida de lo posible lo que tenemos porque la integración del euro digital en las infraestructuras bancarias va a ser profunda, no es un proyecto menor ni mucho menos, no podemos ir a una transformación muy radical, tiene que ser lo más parecida a lo que existe ahora para que el cliente entienda», insistió.

Desde el Santander, Alonso se expresó en los mismos términos apostando por «reutilizar todo lo posible» para implantar el euro digital para que la integración sea «más sencilla» en lugar de «reinventar la rueda» y que se escuche «mucho al ciudadano» y basar su experiencia «en la realidad». También consideró que «tiene que ser económicamente sostenible» para favorecer la innovación.

Por CaixaBank, Castro agregó que el euro digital se apalanque «en las mejores prácticas, protocolos, procedimientos que ya están en funcionamiento» y apuntó que los límites a la tenencia de euros digitales «son muy altos» para una economía como la española.

En una segunda mesa de análisis participaron el director corporativo de Servicios Tecnológicos de Cecabank, Juan José Gutiérrez, y el director de desarrollo de Negocio de Bizum, Fernando Rodríguez.

Desde Cecabank, Gutiérrez pidió ser «razonablemente competitivos» y pensar en un modelo a largo plazo que «sea capaz de competir, no solo desde el coste, también desde el año añadido». Rodríguez, de Bizum, destacó que a esta compañía de pagos digitales instantáneos le costó 15 meses alcanzar el millón de usuarios, que requiere de una involucración de todo el ecosistema y apostó por «permitir que el mercado se acabe regulando y ofrezca esos servicios de valor añadido».

Proyecto de euro digital

La jornada acogió una conferencia de la directora del programa sobre el euro digital del Banco Central Europeo (BCE), Evelin Witlox, quien destacó que para este proyecto «es muy importante que sigamos trabajando juntos» con los implicados para garantizar el uso de la moneda única de manera digital.

Witlox indicó que los pagos en efectivo han caído, mientras que los realizados con tarjeta y las compras online han crecido entre 2019 y 2022, según un estudio del BCE, por lo que justificó que el proyecto se esté abordando.

Defendió que con el euro digital se reduce la dependencia de los proveedores de pagos no europeos, permite la accesibilidad «universal» a los ciudadanos al dinero digital, sería «fiable», facilitaría los pagos en la zona euro, sería gratuito, tendría un «muy elevado grado» de privacidad, se podrían hacer transacciones sin internet e impulsaría la innovación y la competitividad. Para las transacciones corporativas estaría limitado y además el euro digital no tendría remuneración. Los intermediarios deberían ser compensados por distribuir el euro digital, según apuntó Witlox.

Esta responsable del proyecto destacó que las transacciones con el euro digital podrían hacer con tarjeta física y serían una vía complementaria al efectivo, «para no dejar a nadie atrás». Sobre los plazos, explicó que el euro digital se desarrollaría potencialmente a partir de noviembre de 2025.

El director general adjunto de Pagos e Infraestructura de Mercado del Banco de España, Carlos Conesa, se encargó de clausurar la jornada y recordó que todavía no se ha adoptado una decisión sobre la emisión del euro digital, que es un proyecto «tremendamente complejo» que puede tener «impacto» en diversas partes del sistema financiero y de pagos, por lo que instó a «andar rápido, pero con una cierta cautela».

Conesa resaltó que «todavía queda muchísimo camino por recorrer» y detalles por definir, aunque «el euro digital no se desarrolla en el vacío» porque en Europa ya existe una infraestructura de pagos que definió como «eficiente» y «sofisticada» sobre la que se deberá analizar «la mejor manera de que se integre» el euro digital. Conesa señaló que a medida que avance el proyecto, «podría ser necesario ajustar algunos elementos».

Defendió ver el euro digital como «la oportunidad de llevar servicios financieros a más usuarios, de estar en una mejor posición para hacer frente a la evolución rápida».

Por Funcas, su director general, Carlos Ocaña, destacó que los usuarios quieren medios de pago aceptados, que sean instantáneos, seguros y que respeten su privacidad, con lo que «seguridad y privacidad seguramente sean los elementos clave del euro digital».

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