La Bolsa de Hong Kong expulsa a Evergrande: cinco claves del hundimiento de la mayor promotora inmobiliaria de China

El gigante inmobiliario chino desaparece del parqué tras acumular miles de millones en deudas y escándalos financieros

Evergrande. Quiebra.

El coloso inmobiliario Evergrande, que llegó a ser la promotora más grande de China, ha sido expulsado de la Bolsa de Hong Kong tras mantener sus acciones suspendidas por más de 18 meses. La decisión marca un nuevo capítulo en la crisis más grave del sector inmobiliario chino en décadas y simboliza el derrumbe de un modelo de crecimiento basado en deuda y especulación.

El origen del desplome: la deuda que ahogó a Evergrande

El estallido de la crisis se remonta a mediados de 2021, cuando Evergrande dejó de pagar parte de su deuda emitida en el extranjero. Para entonces, la compañía acumulaba pasivos superiores a 300.000 millones de dólares, una cifra que la convertía en el promotor inmobiliario más endeudado del mundo.

El negocio se había sostenido durante años en un esquema de apalancamiento agresivo: pedir prestado para financiar proyectos, vender viviendas sobre plano y usar ese dinero para nuevas operaciones. Según estimaciones, Evergrande llegó a tener 1,4 millones de viviendas comprometidas y aún sin construir, lo que generaba una tensión constante con los compradores y acreedores.

Las “tres líneas rojas” que cerraron el grifo

En 2020, el Gobierno de Pekín introdujo las llamadas “tres líneas rojas”, un conjunto de restricciones financieras para limitar el acceso al crédito de las promotoras más endeudadas. Evergrande incumplía todas ellas, lo que significó un corte abrupto de la financiación que necesitaba para sobrevivir.

La política respondía al mandato del presidente Xi Jinping, quien insistió en que “las viviendas son para vivir, no para especular”. Sin embargo, la medida, lejos de enfriar el mercado de forma controlada, aceleró el colapso de un modelo basado en deuda y precios crecientes.

El mercado inmobiliario chino se congela

La crisis de Evergrande coincidió con otros factores que golpearon la economía china. La política de “cero covid” paralizó la actividad durante años, mientras que la confianza de los compradores se desplomaba.

El sector inmobiliario representa cerca del 30% del PIB chino, contando industrias vinculadas como la construcción o los materiales. La caída de ventas se ha hecho evidente: en 2022 las operaciones bajaron un 24,3%, en 2023 un 8,5% y en 2024 otro 12,9%, según datos oficiales.

Pese a los intentos de Pekín por estimular el sector con subsidios, garantías y flexibilización de hipotecas, el mercado no ha reaccionado. Para muchas familias chinas, la vivienda sigue siendo el principal vehículo de inversión, pero la desconfianza hacia los promotores está en niveles récord.

La orden de liquidación y el pulso judicial

En marzo de 2023, Evergrande presentó un plan para reestructurar 20.000 millones de deuda externa, pero no logró convencer a los acreedores. Tras varios aplazamientos, en enero de 2024 un tribunal de Hong Kong ordenó la liquidación de la compañía.

El gran interrogante era si esa orden tendría efectividad en la China continental, donde se encuentran la mayoría de los activos del grupo. Aunque Hong Kong mantiene un sistema judicial independiente bajo su estatus de región administrativa especial, la coordinación con Pekín era incierta.

La propia Evergrande advirtió que, en caso de liquidación, los acreedores recuperarían apenas un 3,4% de lo invertido, según un estudio elaborado por Deloitte.

Escándalos, pérdidas y detenciones

El colapso de Evergrande no solo ha sido financiero, sino también corporativo y judicial. La empresa acumuló pérdidas superiores a 90.000 millones de dólares desde 2021, mientras que su fundador y presidente, Xu Jiayin, pasó de ser el hombre más rico de China a estar bajo arresto domiciliario.

En 2023, las autoridades chinas sancionaron a la principal filial de Evergrande con 578 millones de dólares por falsificar ingresos equivalentes a más de 78.000 millones de dólares, en lo que ha sido calificado como un escándalo contable 20 veces mayor que el de Enron en Estados Unidos.

La auditoría responsable, PwC, también recibió sanciones y una suspensión temporal por su papel en el maquillaje de cuentas. El episodio confirmó que la caída de Evergrande no era solo un problema de liquidez, sino también de fraude sistemático en la gestión de su contabilidad.

Evergrande, símbolo de una burbuja nacional

La expulsión de Evergrande de la Bolsa de Hong Kong es mucho más que una sanción bursátil. Se trata de un símbolo del final de una era en la que el ladrillo fue el motor incuestionable de la economía china.

Para los analistas, el caso Evergrande revela la fragilidad de un modelo en el que el crecimiento estaba sobrealimentado por deuda y especulación inmobiliaria. Su caída amenaza con arrastrar a otros promotores de menor tamaño y ha dejado al descubierto la necesidad de un nuevo equilibrio entre desarrollo económico y estabilidad financiera.

Los próximos meses serán decisivos para saber qué ocurrirá con los activos de Evergrande, especialmente los proyectos inacabados que afectan a millones de familias chinas. Pekín ha asegurado que priorizará la entrega de viviendas a los compradores, aunque la confianza en el sector ha quedado profundamente dañada.

Lo que está claro es que Evergrande ha pasado de ser un gigante que simbolizaba el ascenso de China a convertirse en la cara visible de su crisis inmobiliaria más grave. Y su expulsión de la Bolsa de Hong Kong marca un punto de no retorno en esa historia.

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Alba Carbajal

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