Danone busca reducir gastos y anuncia el cierre de su histórica fábrica con daños colaterales: más de 117 despidos
El auge de la marca blanca fuerza a Danone a recentrar su producción en plantas más competitivas
La multinacional reordena su red industrial para resistir la guerra de precios en Europa
En un movimiento que ha sorprendido al sector, Danone ha anunciado el cierre de su planta de Blédina —fábrica emblemática en Villefranche-sur-Saône— para finales de 2027, como parte de un plan industrial más amplio enfocado en reducir costes. La multinacional argumenta que es necesario adaptarse al creciente y férreo avance de la marca blanca, que ha ido erosionando sus márgenes en categorías clave.
Marca blanca como motor de la decisión
La decisión de clausurar la planta se produce en un contexto de fuerte presión competitiva. Danone asegura que el auge de la marca blanca está estrechando el espacio competitivo tradicional de las marcas fabricantes como la suya.
El cierre de Blédina responde así a su estrategia para concentrar la producción en centros más eficientes: buena parte de la producción se trasladará a la fábrica de Danone en Opole (Polonia), una instalación con menor coste laboral y más automatización. Este repliegue forma parte de un plan más amplio de reestructuración: Danone ya ha señalado su intención de cerrar también su planta alemana de Ochsenfurt.
La estrategia de Danone parece doble: por un lado, defender cuota con precios agresivos; por otro, apostar por referencias de mayor valor añadido. De hecho, la compañía ha incrementado sus inversiones en innovación y I + D, con unos 500 millones de euros destinados a nuevas fórmulas, según sus propios datos.
Los resultados financieros en entredicho
Los resultados de Danone muestran síntomas claros de debilidad en sus líneas más tradicionales, pulverizadas por la marca blanca. En 2023, sus ventas en productos lácteos cayeron un 3,2 % frente a un auge de la marca de distribuidor. Ya en los nueve primeros meses de 2024, la empresa registró una caída del 2,6 % en sus ingresos, atribuyendo parte de la debilidad a la competencia de las marcas blancas. Según analistas, esta realidad está obligando a Danone a replantear su modelo industrial para no seguir perdiendo terreno frente a los productos de marca blanca.
Para contrarrestar el empuje de la marca blanca, Danone ha decidido reforzar su apuesta por la I + D. La empresa destina más de 12 millones de euros al año a desarrollar nuevas fórmulas, formatos y productos de alto valor añadido. Este enfoque innovador busca no solo retener clientes, sino también justificar márgenes más elevados que los que ofrece la marca blanca, que por definición suele competir por precio.
El otro lado del cierre
El anuncio del cierre ha generado alarma entre los sindicatos. Serán hasta 117 empleos directos los que se verán afectados cuando la planta de Blédina cierre sus puertas. Los representantes sindicales han pedido un diálogo más transparente con la dirección de Danone para explorar alternativas. La UITA, sindicato internacional, ha denunciado que, pese a inversiones previas de más de 50 millones de euros en la planta, la compañía opta por cerrar en lugar de mantener la producción local.
Danone ha prometido ofrecer recolocaciones en otros centros franceses, especialmente en la región de Auvernia-Ródano-Alpes, y formación para los trabajadores desplazados.

Nueva concentración geográfica
Con este cierre, Danone consolida su apuesta por la planta polaca de Opole, que se perfila como su centro industrial estratégico europeo.
El traslado refleja una tendencia: la multinacional está desplazando parte de su capacidad a países con costes laborales más bajos, lo que le permitiría resistir mejor la presión competitiva de la marca blanca.
Impacto en Danone España
La presión de la marca blanca no es solo un fenómeno pan-europeo, sino que también se deja notar en España. De hecho, Danone España ha visto cómo la competencia de las marcas propias reduce su margen, pese a realizar promociones agresivas.
Estas dinámicas hacen que la multinacional tenga que equilibrar entre mantener su identidad de marca y adaptarse a un entorno donde la marca blanca gana terreno constante. El cierre de la planta de Blédina se interpreta como un síntoma más de la crisis que enfrentan los fabricantes ante el empuje de la marca blanca. Para Danone, ya no basta con la reputación histórica: necesita replantear su estructura productiva, reducir sus costes y reforzar su apuesta por la innovación. Si no lo hace, el modelo industrial que ha definido a muchas compañías de gran consumo podría estar en riesgo.
Este episodio refleja una incómoda realidad: en la guerra de precios que desencadena la marca blanca, incluso gigantes centenarios como Danone pueden sentirse vulnerables. Y su respuesta podría marcar el rumbo del sector en los próximos años.