Golpe de timón en Duro Felguera: cierra delegaciones de DFOM tras firmar el ERE

Se ha pactado un ERE que afectará finalmente a 180 trabajadores, lo que equivale al 13% de la plantilla

Archivo – Duro Felguera – Sede Central En Gijón

La profunda crisis financiera y empresarial que atraviesa el grupo asturiano Duro Felguera ha desembocado en la firma de un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) y el cierre de varias delegaciones de su filial DFOM (Duro Felguera Operaciones y Montajes)

La situación financiera, agravada por años de resultados negativos, una elevada dependencia de avales y la judicialización de importantes contratos internacionales, ha obligado a la compañía a tomar medidas de ajuste severas para asegurar su viabilidad futura.

Después de largas y tensas negociaciones, se ha pactado un ERE que afectará finalmente a 180 trabajadores, lo que equivale al 13% de la plantilla, menor que el recorte inicial previsto para 249 empleados

La plantilla total de Duro Felguera ronda los 1.400 empleados. Las salidas incluyen indemnizaciones de 25 días por año trabajado, con un máximo de 14 mensualidades, condición considerada “de mínimos” pero sensiblemente mejor que la inicialmente planteada. Esta medida estará vigente hasta junio de 2026, intentando así amortiguar el impacto de la reestructuración.

Duro Felguera: ERE

El ERE recae sobre distintos centros de trabajo: la sede central de Asturias, Madrid, Cartagena, Huelva, Tarragona y Las Palmas. Serán afectadas las sociedades Duro Felguera (DFSA), DFOM, DF Energy Storage, DF Intelligent Systems y DF Green Tech.

Por contra, DF Mompresa y DF Calderería Pesada quedan excluidas de este ajuste, esta última tras vender la planta “El Tallerón”, en Gijón, a la tecnológica Indra como parte del mismo plan de reestructuración.

Uno de los aspectos más relevantes del acuerdo es el cierre de varias delegaciones de DFOM, tanto en España como en el extranjero. Los cierres, que afectan a oficinas y centros operativos de la filial, suponen un fuerte retroceso en la presencia territorial de Duro Felguera, con impacto directo en la capacidad de competencia y el mantenimiento de contratos. Se elimina así una infraestructura clave para la ejecución de grandes proyectos industriales.

El ajuste no solo implica despidos, sino también una fuerte aceleración del proceso de transformación interna. La prioridad pasa por “recolocar” a casi el 90% de la plantilla directamente afectada, según los sindicatos, aunque prevalece la incertidumbre sobre los empleados que no consigan esa recolocación y sobre el impacto en la economía local, particularmente en Asturias, donde Duro Felguera sigue siendo un pilar industrial fundamental.

Entre las respuestas sindicales, han destacado las quejas por la falta de sacrificio en la cúpula directiva – sin ERE para cargos altos – y la advertencia de que este ajuste es solo una parte de un “plan integral” para garantizar la supervivencia de la compañía.

Los sindicatos han respaldado en su mayoría el acuerdo (con el apoyo de UGT, CCOO y representantes independientes), que fue refrendado por más del 80% de la plantilla en Asturias, lo que evidencia el temor a un escenario peor en caso de no adoptarse medidas drásticas.

Plan de viabilidad, futuro y consecuencias del ERE

El ERE y el cierre de delegaciones responden a uno de los requisitos del ambicioso plan de viabilidad presentado a la mesa negociadora y respaldado por el “pool bancario”, la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) y los principales accionistas, los grupos mexicanos Prodi y Mota-Engil.

El objetivo de este plan a 10 años es asegurar la continuidad empresarial y afrontar los pagos pendientes, superando el preconcurso de acreedores solicitado en diciembre de 2024, que ya acumula tres prórrogas, la última válida hasta septiembre de 2025.

Entre las medidas clave figuran la venta de activos improductivos (como la citada venta a Indra), la aportación de nuevo capital por parte de los accionistas de control y la obtención de garantías financieras para licitar nuevos proyectos internacionales.

Este proceso de “enfriamiento” de la expansión expone la magnitud del reto: el ajuste es apenas la “punta del iceberg” de una transformación estructural que busca darle una segunda vida a la empresa tras años de pérdidas, salida de directivos históricos y reorientación en los mercados.

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