Los inversores de Nissan Barcelona acusan al Gobierno de boicotear la búsqueda de financiación

El Ejecutivo se mostró siempre partidario de "diversificar riesgos" y se resiste a centrar toda su apuesta en el 'hub' por la falta de garantías

Aspecto de las instalaciones Nissan del centro de la Zona Franca de Barcelona.

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El balón está en el tejado del hub. La mesa de reindustrialización de la fábrica de Nissan en Barcelona dio al inversor quince días para que explicase de donde sacará el dinero para transformar el centro catalán. Los ejecutivos que lideran el proyecto hace semanas que tratan de ligar una financiación que deberán presentar la próxima semana; un camino con más piedras del esperado, aseguran, por la falta de implicación del Gobierno y la Generalitat.

Tras celebrarse la última reunión para abordar la reindustrialización de los terrenos de Zona Franca (Barcelona), el secretario de Industria, Raül Blanco, pronunció las palabras que dejaron atónitos a los impulsores del hubBtech, QEV e Improva–. «Desde el Ministerio defendemos una diversificación de riesgos con un mapa con distintos proyectos sólidos y solventes que nos garanticen el máximo número de puestos de trabajo y el mínimo riesgo a nivel de futuro industrial», señaló.

La apuesta por la diversificación sentó mal en el proyecto escogido para quedarse con la planta barcelonesa. Se interpretó como que el hub no tenía el apoyo del Ejecutivo, que prefería que la inversión se repartiese en distintos planes de negocio. Inversores internacionales dudaron al ver las palabras del dirigente. Si el Gobierno no pone toda la carne en el asador por este proyecto, era de esperar que ellos tampoco lo hicieran.

El hub mientras trabaja a marchas forzadas para cerrar la financiación necesaria. Cuenta tanto con bancos tradicionales como fondos de inversión. Entre ellos está JB Capital, el vehículo inversor liderado por Javier Botín, como avanzó este jueves El Confidencial. Tras las palabras del secretario de Industria, incluso alguno amenazó con retirarse. Aseguran que al final no lo hizo.

Sin embargo, tanto el Gobierno como la Generalitat avanzan con la estrategia de diversificar la reindustrialización de la fábrica de Zona Franca. El Ejecutivo central ya intentó incluir un centro de mantenimiento de vehículos militares de la empresa Tess Defence, que no convenció al Govern.

Ahora es la administración catalana la que tiene un proyecto complementario al del hub. Es pequeño, de 31.000 metros cuadrados, pero se instalará también en la planta portuaria barcelonesa. Se trata de un inversor asiático dedicado a la producción de componentes eléctricos, como baterías, para transportes pequeños, como motos y automóviles biplaza. El nombre no se trasladó a la mesa debido a que la anterior reunión se prolongó más de lo esperado.

El encuentro tuvo que posponerse antes de completar el orden del día debido a que el propio Raül Blanco y los ejecutivos de KPMG que coordinan el proyecto tuvieron que irse a toda prisa porque perdían el avión de vuelta a Madrid.

Más allá de la financiación: qué hacer con Silence

Pero la falta de garantías a los inversores no es el único quebradero de cabeza que tiene ahora mismo el hub. La planta satélite de Montcada i Reixac (Barcelona) que se disputa con el fabricante de motos eléctricas Silence es el otro frente que tiene abierto ahora mismo. Sin el centro especializado en estampación aseguran que hacer rentable el proyecto se complica. La alternativa, dicen, sería realizar el mismo proceso en Palencia.

La start-up fundada por Carlos Sotelo mientras advierte de que si no puede asentarse en Montcada se llevará la inversión fuera de España. No obstante, dirigentes de la firma visitaron Zona Franca en los últimos días para ver si ambos proyectos podían coexistir en el mismo centro, algo que no principio no concebían.

Carles Huguet

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