Jordi Llach habla sobre el futuro de Nestlé: «tiene que seguir generando diferencias de calidad para superar a la marca blanca»
Crecimiento económico, reestructuración global y tensión laboral marcan el presente de Nestlé en el mercado español
El gigante suizo Nestlé, una de las corporaciones alimentarias más reconocidas del mundo, vive en España un momento de contrastes. A pesar de registrar cifras de crecimiento y dinamismo comercial, la sombra de los recortes de empleo globales amenaza con empañar lo que, en otros tiempos, hubiera sido una noticia positiva para la filial española.
A mediados de octubre de 2025, Nestlé anunció un plan global de reestructuración que contemplaba el recorte de 16.000 empleos en los próximos dos años, lo que representa aproximadamente el 6% de su plantilla mundial, compuesta por unos 277.000 trabajadores. La compañía justifica esta medida, en declaraciones a Europa Press, como una acción “difícil pero necesaria” para fortalecer su eficiencia operativa y adaptarse a un entorno económico más desafiante.
Este anuncio no solo generó inquietud en sus centros productivos en España, sino que también provocó un repunte en el valor de las acciones de Nestlé en los mercados financieros, donde se dispararon más de un 9% tras la confirmación del plan, tal y como añadía El País.
Una filial que crece con incertidumbre
En España, Nestlé ha logrado resultados positivos en 2025. La filial del grupo suizo facturó 2.582 millones de euros el año pasado, un 4% más que en 2024, y se sitúa, según El País, como uno de los mercados con mejor desempeño dentro de Europa.
El director para España y Portugal, Jordi Llach, ha señalado en El País que, pese al buen rendimiento, la compañía se enfrenta a una situación sin precedentes en la que «todo está tan conectado» que las decisiones globales inevitablemente afectan al negocio local. Así, aunque España y Portugal han sido motores de crecimiento para Nestlé en Europa, no están exentas de los movimientos corporativos del grupo.
El anuncio de los 16.000 despidos globales ha generado preocupación entre los empleados de Nestlé en España, que suman más de 4.000 personas entre servicios centrales, administración y centros de producción. Según fuentes sindicales consultadas por Crónica Global, la falta de información concreta sobre cuántos recortes afectarán a la filial española ha alimentado la inquietud entre la plantilla.
Varias organizaciones sindicalistas, tal y como avanzaba Crónica Global, han exigido a la dirección de Nestlé España que aclare lo antes posible el impacto de esta reestructuración en el país, mientras que algunos trabajadores han expresado temores sobre posibles ajustes incluso en los centros más productivos, como las plantas de café en Girona o la histórica factoría de La Penilla de Cayón, en Cantabria, que este año celebra 120 años de operaciones.
Resultados positivos en contraste con ajustes globales
Que Nestlé alcance cifras de crecimiento en España es indicativo de que la empresa mantiene una plataforma sólida de negocio aquí, según El País. Este dinamismo incluye una fuerte presencia de marcas emblemáticas como Kit Kat, Nescafé o Purina, cuyos productos forman parte de la canasta habitual de millones de consumidores españoles.
Sin embargo, a nivel global, Nestlé también ha mostrado señales de debilidad en sectores clave que han contribuido a la decisión de reestructurar. Según Europa Press, aunque sus ventas entre enero y septiembre de 2025 sumaron casi 66.000 millones de francos suizos, esto supuso una ligera caída de 1,9% en términos absolutos, si bien el crecimiento orgánico fue positivo.

Además, para alcanzar los objetivos de ahorro de costes fijados hasta finales de 2027, según Europa Press, la empresa ha priorizado iniciativas que van desde la automatización hasta la optimización de la cadena de suministro.
Estrategia corporativa y tensión social
La reestructuración anunciada por Nestlé se inscribe en una estrategia más amplia de la multinacional, según El País, para centrarse en segmentos de mayor crecimiento y rentabilidad, como el café y la alimentación para mascotas, y abandonar algunas categorías menos rentables. Este enfoque ha sido impulsado por cambios en el liderazgo de la compañía, con la llegada de Philipp Navratil como consejero delegado y del español Pablo Isla como presidente del grupo.
No obstante, las medidas han suscitado críticas desde diversos frentes. Algunos analistas consultados por Europa Press, señalan que, aunque los despidos pueden mejorar márgenes y agilizar estructuras, también implican riesgos reputacionales y sociales que Nestlé debería gestionar con cuidado, sobre todo en mercados sensibles como el español, donde el desempleo y la precariedad laboral son temas recurrentes de debate público.
Mirando hacia adelante
Para Nestlé, el desafío ahora es doble: consolidar su crecimiento comercial en España y Europa mientras gestiona el impacto humano de sus decisiones corporativas. La empresa tiene que equilibrar las expectativas de sus inversores y mercados con la responsabilidad social que conlleva mantener miles de empleos en un contexto económico complejo.
En España, el reto será transformar los buenos resultados en oportunidades reales para el empleo y la innovación, evitando que los ajustes globales se traduzcan en sufrimiento local. Que Nestlé logre este equilibrio será clave para su legitimidad como uno de los mayores empleadores del sector alimentario en el país y para la percepción pública de su papel en la economía española en los próximos años.