Repsol y Acciona sufren la política comercial de Trump mientras Iberdrola afianza su vínculo con EEUU
Mientras Acciona y Repsol paralizan inversiones y sufren la retirada de licencias, Iberdrola se reúne con Trump y promete 20.000 millones
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump
La política energética y la guerra comercial desatada por Donald Trump está impactando en los negocios de multinacionales españolas. En el sector energético, Repsol y Acciona han sido las primeras firmas en sufrir las decisiones del presidente de Estados Unidos, mientras que Iberdrola busca afianzar su vínculo con el país norteamericano, donde tiene proyectadas inversiones milmillonarias para los próximos años.
Acciona Energía, la filial renovable de la empresa controlada por la familia Entrecanales, ha sido la última víctima de la batalla arancelaria de Trump. La compañía ha decidido paralizar dos proyectos en el país como medida de prevención ante el riesgo de sobrecostes por la política económica del mandatario republicano.
De este modo lo ha explicado Acciona en su informe de tendencias de negocio del primer trimestre. «En respuesta al actual entorno económico y geopolítico, Acciona Energía está adoptando una gestión prudente en relación con sus compromisos de inversión para los ejercicios 2025 y 2026″, destacó.
En esta línea, el grupo explica que «la incertidumbre y volatilidad generada por las políticas arancelarias implementadas por la administración Trump ha llevado a Acciona Energía a paralizar temporalmente los dos proyectos de baterías (400 MW/800 MWh) previstos para 2025 en Texas».
Todo ello, pese a la importante reducción de los costes de inversión de almacenamiento de baterías. La compañía estima que los costes que se puedan incurrir al posponer dichos proyectos serán modestos y que se preservará el valor de los mismos.
Además, asegura que podría «reconsiderar sus planes respecto a ambos proyectos» en función de la evolución de las negociaciones arancelarias entre EE.UU. y China.
El negocio de Repsol en Venezuela
Más allá de Acciona, Repsol también se ha visto afectada por las decisiones geopolíticas de Trump. La petrolera que lidera Josu Jon Imaz, así como otras empresas del sector a nivel internacional, han sido notificadas recientemente con la retirada de sus licencias para poder operar en Venezuela como medida coercitiva contra el país que preside Nicolás Maduro.
La compañía española cuenta con una exposición patrimonial en el país de unos 500 millones de euros. La historia de Repsol en Venezuela se remonta a varias décadas y actualmente operaba en el territorio para saldar una histórica deuda, produciendo gas a cambio de crudo que luego exporta, un pago en especie.
Sin embargo, cabe destacar que Venezuela es para Repsol uno de sus principales mercados petroleros, ocupando la segunda posición junto a Trinidad y Tobago y solo por detrás de Estados Unidos.
Según los propios datos de la compañía, Repsol obtuvo unos 24 millones de barriles en 2024 de Venezuela (67.00 barriles diarios), el 11,5% del total del grupo, que alcanzó los 209 millones de barriles durante el ejercicio.
Imaz ha reiterado en diferentes ocasiones que mantiene un diálogo abierto» con el Gobierno de Trump y que espera mantener los activos y operaciones de la compañía en Venezuela en el futuro.
Iberdrola busca afianza su relación con inversiones millonarias
En la otra cara de la moneda se encuentra Iberdrola. La compañía que preside Ignacio Sánchez Galán cuenta con importantes planes de inversión en el país norteamericano y se acerca a Donald Trump.
Así, Galán fue uno de los pocos empresarios seleccionados para asistir a la cena de Estado organizada por el Emir de Qatar con motivo de la visita del presidente de Estados Unidos al emirato hace a penas unos días.
Un exclusivo evento que reunió a líderes políticos y empresariales de alto nivel, se convirtió en una plataforma clave para reforzar relaciones internacionales y promover la inversión global.
El presidente de Iberdrola tuvo la oportunidad de dialogar con Trump, destacando el compromiso de Iberdrola con Estados Unidos, donde la compañía lleva más de 20 años presente.
El objetivo de Iberdrola es invertir 20.000 millones de dólares hasta el final de la década, enfocados en la modernización, expansión y digitalización de las redes eléctricas, la gallina de los huevos de oro de la energética española.
Actualmente, el 80% del negocio de Iberdrola en Estados Unidos está centrado en las redes eléctricas, con más de 170.000 kilómetros de líneas eléctricas que brindan servicio a 10 millones de clientes.