Repsol cerrará un buen año con más renovables, menos deuda y mayor dividendo

La compañía dirigida por Josu Jon Imaz se encamina a un resultado histórico que, en gran medida, marcará sus planes inmediatos

Repsol

El CEO de Repsol, Josu Jon Imaz. EFE/David Fernández

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Pese a la crisis energética, 2022 fue uno de los mejores ejercicios de los últimos años para casi todas las compañías del sector, tengan el negocio que tengan. En este contexto, existe la previsión de que Repsol sorprenda al mercado con unos números históricos que, además, den un nuevo impulso a la petrolera.

La energética ha conseguido un trinomio nada fácil de lograr. La compañía dirigida por Josu Jon Imaz espera reducir su deuda al máximo; apuntalar su estrategia de dividendos; y, no menos importante, lanzar por todo lo alto su desarrollo renovable. Esto último, servirá a Repsol para anclarse a los axiomas ‘verdes’ y alejar cualquier tipo de duda sobre su actividad. 

En cuanto a los márgenes financieros, los analistas asumen que el tajo a la deuda puede ser definitivo. «Repsol tiene un umbral de apalancamiento del 30% y esperaba una media del 25% en el Plan Estratégico 2021-25, pero el aumento de los precios del petróleo y los ingresos adicionales por desinversiones se han combinado para reducirlo a solo el 7% [en el tercer trimestre]», explican desde Bloomberg Intelligence. 

Un avance en la reducción de deuda que desde la firma norteamericana señalaron que «puede continuar descendiendo hasta cero», si se cumplen algunas premisas altamente probables en los últimos meses del año, como que el precio del barril de petróleo se mantenga por encima de los 45 dólares -algo que ha sucedido-, y que Repsol mantenga su actual política de dividendos. 

«Calculamos que Repsol puede generar un exceso de capital de más de 8.000 M€ hasta 2025, basándonos en un escenario conservador de 60 dólares por barril de petróleo, más los ingresos por las ventas en renovables y en upstream», proyectó el análisis de Bloomberg Intelligence. 

«La política financiera de Repsol de destinar tan solo entre el 25% y el 30% del flujo de caja operativo a la distribución a los accionistas garantiza que, cuanto más suba el precio del petróleo por encima del nivel de 45 dólares necesario para cubrir el dividendo, mayor será el margen de reducción de la deuda neta». 

Desde la casa de análisis, por tanto, se dibujó un escenario de precio del petróleo de 100 dólares, muy consecuente con la media de 2022, «lo que lleva a un consenso de unos 10.000 millones de euros de flujo de caja operativo para 2022«. 

Calculando que se destinará un 30% de este flujo de caja operativo, o 3.000 millones, «a distribuciones a los accionistas, incluyendo más de 2.000 millones de euros de recompra de acciones», así como otros 4.000 millones «a cubrir las previsiones de gasto de capital para el año», los expertos indicaron que «esto aún dejaría 3.000 millones de euros de exceso de flujo de caja que podrían utilizarse para reducir la deuda neta». Una deuda que, al cierre de los nueve primeros meses del año, era de 2.181 millones de euros.  

El gran impulso renovable 

Por lo que respecta a la última palanca, el impulso ‘verde’, Repsol dejó en el camino una de las grandes operaciones del sector. La pretolera adquirió Asterion Energies al fondo de infraestructuras europeo Asterion Industrial por 560 M€, más un máximo de 20 M€ en concepto de pagos contingentes.  

Asterion Energies, plataforma de desarrollo creada por Asterion en 2019, gestiona una cartera de proyectos principalmente en desarrollo de 7.700 megavatios (MW) renovables en España (84%), Italia (12%) y Francia (4%), mercados estables y con gran potencial.  

A partir de aquí, el escenario está muy marcado. El Plan Estratégico 2021-25 contempla alcanzar 6.000 MW de capacidad instalada en 2025 y 20.000 MW en 2030. La cartera actual de proyectos de Repsol de generación renovable instalada, antes de la transacción, asciende a un total de 1.600 MW. La compañía cuenta con 1.470 MW de capacidad instalada en renovables en España, 62,5 MW en Estados Unidos, 96 MW en Chile y 3 MW del parque eólico flotante WindFloat Atlantic (Portugal). Además, ya tiene más de 2.000 MW en construcción: 1.180 MW en España, 719 MW en Estados Unidos y 120 MW en Chile. 

Entre sus activos operativos más destacables en España se encuentra el parque eólico Delta, en Aragón (335 MW); la planta fotovoltaica Valdesolar, en Badajoz (264 MW), y el complejo fotovoltaico Kappa, situado en Ciudad Real (126,6 MW). Los proyectos Delta y Kappa están participados al 49% por Pontegadea, uno de los principales grupos inversores del mundo y el de Valdesolar, también al 49%, por The Renewables Infrastructure Group (TRIG).  

Estas transacciones de entrada de un socio minoritario, llevadas a cabo en noviembre de 2021, marzo y julio de 2022 respectivamente, supusieron la consolidación de un modelo de rotación de activos en el que se refuerza su rentabilidad de doble dígito. En cuanto al proyecto eólico Delta II, cuyas obras comenzaron en 2021, ya están operativos dos de sus 26 parques. Esta instalación aragonesa, una vez completada, contará con 860 MW de capacidad, siendo el mayor proyecto renovable de la compañía hasta la fecha.

Raúl Masa

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