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Repsol admite el problema de competitividad del hidrógeno y recorta hasta 800 millones su objetivo de inversión
La petrolera pone el tope entre los 600 y os 700 MW de capacidad instalada para 2030
Archivo – El CEO de Repsol, Josu Jon Imaz
Repsol reconoce que el hidrógeno renovable tiene un problema de competitividad actualmente y vuelve a recortar sus objetivos de inversión en esta tecnología verde. Del máximo de 1,2 gigavatios (GWh) de capacidad instalada para 2030, ahora la petrolera española establecido una horquilla entre los 600 y los 700 MW de tope, con un descenso de la inversión respecto a la cifra original considerable.
Josu Jon Imaz, consejero delegado de Repsol, confirmó durante la conferencia con analistas para presentar los resultados del semestre que el grupo va a «retrasar un poco y reducir» el ritmo previsto de sus inversiones en hidrógeno, a un objetivo de unos 600-700 megavatios para 2030, frente a los 1,2 GW que mantenía como tope en ese horizonte.
Según los cálculos de la energética, que estiman algo más de 1,3 millones de euros de inversión por MW de electrolizador, el nuevo objetivo supone un recorte de entre 670 y 800 millones de euros para el desarrollo del gas renovable.
Así, desde los cerca de 1.610 millones que supone invertir para contar con 1,2 GW de capacidad, Repsol solo destinará un total de 805 o 940 millones de euros hasta finales de la década.
Se trata de la segunda vez que la petrolera recorta su objetivos de inversión en hidrógeno, puesto que a principios de año Imaz ya adelantó que reduciría de forma significativa la cifra. En este sentido, Repsol fijó en 2020 la meta en 1,9 GW de capacidad instalada con un desembolso total de 2.549 millones de euros.
Hidrógeno: necesario para cumplir la regulación, pero no es competitivo
Durante la presentación a analistas, el CEO de la compañía destacó que actualmente el hidrógeno verde no es competitivo y señaló que su competitividad se basa «en la regulación» que obliga a unas cuotas y, en menor medida, en el respaldo de ayudas para su desarrollo.
«¿Este hidrógeno verde que produce un electrolizador compite en precio con el hidrógeno que producimos hoy en día utilizando gas, gas mineral, en nuestras refinerías? En absoluto. Va a ser más caro, así que la competitividad de este hidrógeno no se basa en la competencia, sino en la regulación«, aseguró Imaz.
En esta línea, recordó que la regulación dice actualmente que el 1% de las ventas de sus productos refinados en el mercado europeo para 2030 deben contener un 1% de combustibles renovables de origen biológico.
«La forma más competitiva que existe hoy en día en términos tecnológicos para producir este combustible renovable con combustible no biológico es este hidrógeno», añadió.
Pese a esta visión, la estrategia de la energética respecto al hidrógeno verde se ha ido deshinchando en los últimos meses, si bien cuenta con importantes proyectos que mantiene firmes.
La compañía ya ha tenido que suspender un proyecto de hidrógeno en su refinería de Puertollano por ser inviable técnica y económicamente y que contaba con una subvención de 10 millones que no recibirá al cancelar su desarrollo y no haber tomado la decisión final de inversión (FID, por sus siglas en inglés).
Repsol tomará las decisiones finales de inversión en Tarragona, Bilbao y Cartagena
No obstante, Repsol sigue adelante con los proyectos de hidrógeno que desarrollará en sus plantas de Tarragona, Bilbao y Cartagena o, al menos, así lo aseguró el propio Imaz.
Desde Repsol esperan tomar las decisiones finales de inversión respecto a los electrolizadores de 100 MW de capacidad de Petronor en Bilbao y de Cartagena en el tercer o cuarto trimestre del año.
Por su parte, para el primer semestre de 2026 espera tomar la correspondiente a los 150 MW para Tarragona, donde están desarrollando una ecoplanta. Con estos tres electrolizadores, más la producción de biometano, Repsol prevé alcanzar la cifra de 600 MW.
Para estos tres electrolizadores, la compañía ha sido adjudicataria de más de 400 millones de euros en ayudas públicas, especialmente provenientes de los fondos europeos para descarbonización.
Se trata de subvenciones que de no tomarse la decisión final de inversión no recibirá, pero que ayudarán a impulsar los proyectos de la energética en caso de llevarse a cabo.
Cabe destacar que Repsol fue una de las más empresas más beligerantes en su posicionamiento para la derogación del impuesto extraordinario a los beneficios de las energéticas, conocido como ‘impuestazo’ en el sector, hasta el punto llegar a paralizar sus inversiones en dichos proyectos e incluso advertir de su deslocalización.
Con la caída del tributo por falta de apoyos parlamentarios del Gobierno de sus socios, en especial de Junts y PNV, la petrolera anunció que volvía a activar sus inversiones para las plantas y electrolizadores relacionados con el gas renovable en el país.