La tecnología de Elon Musk comienza a fallar: 2.900.000 Tesla bajo investigación
El detonante han sido 58 incidentes de tráfico documentados por la NHTSA y otros reguladores del sector

Tesla está ante lo que puede ser una investigación sin precedentes en Estados Unidos que afecta a 2,9 millones de vehículos equipados con su sistema de conducción autónoma Full Self-Driving (FSD) y distintas variantes del Autopilot.
El escrutinio de la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras (NHTSA) llega en medio de un cúmulo de denuncias, accidentes y fallos asociados a la tecnología, muy lejos aún del nivel de autonomía prometido por Elon Musk y la marca.
La nueva investigación, iniciada en octubre de 2025, es la mayor jamás abierta en el sector de los coches eléctricos y autónomos, e involucra prácticamente todos los Tesla vendidos en EE.UU. desde 2016. El detonante han sido 58 incidentes de tráfico documentados por la NHTSA y otros reguladores, que incluyen:
- Vehículos que cruzan semáforos en rojo o circulan por el carril contrario.
- Choques y accidentes, incluidos algunos con vehículos de emergencia, peatones y severos daños materiales; al menos 23 personas lesionadas y varios episodios con coches inmovilizados o bloqueados en pasos a nivel ante un tren en movimiento.
- Problemas de reconocimiento de señales y situaciones urbanas complejas: algunos Teslas «arrancan justo cuando bajan las barreras» del tren o no detectan peatones, con margen mínimo de reacción para el conductor.
Los expertos y organismos reguladores han recalcado que el sistema FSD no es realmente autónomo, sino que requiere supervisión permanente del conductor. Tesla, por su parte, defendió que siempre advierte sobre la necesidad de mantener las manos en el volante y estar preparado para tomar el control inmediato.
Tesla y las promesas de Musk
Elon Musk ha hecho del FSD y del «robotaxi» autónomo la piedra angular del futuro de la compañía y un factor clave en la valoración bursátil de Tesla. Sin embargo, la tecnología está lejos del «nivel cinco» de conducción autónoma total: lo que existe hoy es un sofisticado sistema de asistencia capaz de ejecutar tareas concretas, pero aún incapaz de reemplazar por completo la pericia y el juicio humano.
La presión de Musk para acelerar la aprobación del FSD en Europa también ha suscitado debate entre los reguladores. El sistema continúa sin homologación en la UE y, aunque Tesla realiza pruebas piloto en París y Berlín, las autoridades insisten en que la denominación comercial es «engañosa» y que la seguridad debe primar sobre el márketing.
Las demandas legales en EE.UU y la posibilidad de que la actual investigación derive en sanciones, retirada de funciones o modificaciones tecnológicas obligatorias ponen en entredicho tanto el calendario como la viabilidad del despliegue masivo de la conducción autónoma en Europa.
La NHTSA también está solicitando a Tesla información técnica detallada, incluyendo registros de datos, versiones de software y las condiciones precisas de los vehículos investigados. El resultado podría incidir en todo el sector de la automoción, acelerando la regulación y endureciendo el control sobre tecnologías aún en desarrollo.
Más allá de Tesla, esta investigación es el pulso a un debate global sobre los límites y desafíos que plantea la inteligencia artificial aplicada al transporte.
Los sistemas “beta” desplegados en coches en circulación real generan dudas éticas, legales y de responsabilidad que aún no han sido resueltas.
Mientras tanto, los accidentes y los fallos de software alientan el escepticismo y la presión tanto de los reguladores como de la sociedad civil
A nivel de negocio, la reacción del mercado no se ha hecho esperar, las acciones de Tesla han caído hasta un 2% al hilo de la investigación, y se teme que una retirada selectiva de vehículos (recall), restricciones en actualizaciones o multas millonarias puedan entorpecer el desarrollo de nuevas versiones del FSD.