Vodafone en el punto de mira tras el movimiento de Telefónica
Ante una posible compra, la teleco debería afrontar un coste total de entre 7.000 y 8.000 millones de euros más la deuda de Zegona, estimada en 3.500 millones de euros
Marc Murtra, presidente de Telefónica, y José Miguel García, CEO de Vodafone España
En los últimos días, las posibles operaciones de ampliación de capital por parte de Telefónica según información de vozpópuli y los rumores acerca de la compra de Vodafone han generado una fuerte volatilidad en los mercados bursátiles, poniendo en evidencia la tensión estratégica que vive el sector.
Las acciones de Telefónica han sufrido caídas de hasta un 6% en bolsa (la mayor del año) tras la publicación de informaciones que apuntan a una inminente ampliación de capital para reforzar su balance y financiar posibles adquisiciones.
El presidente de Telefónica, Marc Murtra, ha venido insistiendo en la necesidad de afrontar procesos de consolidación en los mercados nacionales antes de posibles uniones entre grandes operadores europeos, lo que el mercado ha interpretado como un claro interés por hacerse con rivales como Vodafone o Digi, o incluso por recomprar a Liberty el 50% de la filial británica Virgin Media O2.
Ante la promesa de mantener una «disciplina financiera de hierro» para reducir el apalancamiento, los analistas deducen que el mecanismo más viable para financiar estos movimientos sería una ampliación de capital apoyada por los principales accionistas del grupo: el Estado (a través de Sepi), CriteriaCaixa y el fondo saudí STC.
El mercado ha respondido con movimientos bruscos, mientras las acciones de Telefónica han acusado la noticia a la baja, Zegona, actual propietaria de Vodafone España, ha experimentado un rally alcista sin precedentes, con una revalorización de más del 70% en la Bolsa de Londres en lo que va de año.
El valor del fondo británico (más de 6.400 millones de euros( supera con creces los 5.000 millones que pagó por Vodafone España en junio de 2024, evidenciando el interés especulativo por posibles operaciones corporativas en el sector español.
Ante una posible compra, Telefónica debería afrontar un coste total de entre 7.000 y 8.000 millones de euros más la deuda de Zegona, estimada en 3.500 millones, lo que dispararía su endeudamiento por encima de los 40.000 millones de euros. Una cifra que, en caso de materializarse, sólo sería tolerable con una importante inyección de liquidez a través de ampliación de capital o la participación de otro operador en la compra compartida.
El papel de Zegona y Vodafone España frente a Telefónica
La adquisición de Vodafone España por Zegona en junio de 2024 supuso un vuelco en el mercado nacional de telecomunicaciones.
Zegona se convirtió en el tercer operador del país, con el 16% de la cuota de banda ancha fija y el 22% en telefonía móvil, tras la autorización definitiva por parte del Gobierno, Bruselas y la CNMC.
El fondo británico ha impulsado la gestión de Vodafone España y ha dejado clara su ambición de mantener e incrementar el valor de la compañía, garantizando la continuidad del servicio e invirtiendo en cobertura móvil 5G.
En este contexto, Vodafone España es vista por muchos analistas como un posible objetivo estratégico para Telefónica.
Sin embargo, Zegona ha manifestado explícitamente que no tiene intención de desprenderse de la operadora en el corto plazo. Eamonn O’Hare, presidente del fondo, ha sido tajante: «La fiesta acaba de empezar y no queremos perdernos la diversión».
Su objetivo inmediato es mejorar el rendimiento del mercado mayorista y optimizar sus activos, como la red de fibra óptica, de manera conjunta con otros operadores, lo que podría suponer nuevas ‘joint ventures’ y acuerdos estratégicos en el sector.
En el caso de que Telefónica formalizara una oferta para adquirir Vodafone España, se enfrentaría a dos retos principales. Primero, el impacto financiero; la integración de Vodafone supondría un aumento muy significativo de la deuda, poniendo a prueba la disciplina financiera de Telefónica y la capacidad de sus accionistas para respaldar una ampliación de capital suficiente.
Segundo, los obstáculos regulatorios, la operación implicaría una concentración de mercado que podría comprometer el equilibrio de la competencia, especialmente en los segmentos de banda ancha y B2B, donde Telefónica ya ostenta una posición preeminente. La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) tendría que analizar exhaustivamente la operación y podrían exigirse importantes cesiones o ajustes para evitar una situación de cuasi-monopolio.