El Corte Inglés lucha contra el bono basura: un plan a doce meses

Nuño de la Rosa se impone un año con tal de conseguir el investment grade, hoy lejano por la abultada deuda de los grandes almacenes

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Si compramos que el plan de El Corte Inglés termina con la salida a bolsa en el horizonte, lograr la financiación necesaria se antoja imposible sin contar con el favor de las agencias de rating. Con tal de lograr el visto bueno de Moody’s, Standard & Poor’s (S&P) y Fitch, Jesús Nuño de la Rosa, el presidente de los grandes almacenes, tiene en marcha un plan de desinversiones con tal de sanear la abultada deuda.

El ejecutivo quiere alcanzar el investment grade antes de 2021 y para ello comenzó con un plan de adelgazamiento para el gigante de la distribución. Comenzó con la venta de algunos centros comerciales, siguió con el encargo a Pwc de la colocación de una cartera inmobiliaria de 1.500 millones y continúa con el planteamiento estudio del futuro de las filiales de viajes, seguros e informática, según ha podido saber Economía Digital.

La venta de unidades de negocio todavía no se incluyó en ningún orden del día al no estar diseñado el proceso a nivel interno. Tampoco se dio mandato a ningún banco de inversión o agencia para dirigir la operación. “La intención es la de deshacerse de aquello que no sea el core de El Corte Inglés, pero todavía no se ha decidido el cuándo ni el cómo”, resumen.

Las agencias de calificación son escépticas con El Corte Inglés y su abultada deuda, de 3.652 millones

Por el contrario, desde la empresa defienden que no existe ningún proceso de desinversión abierto y aseguran que la tentativa frustrada de la división de informática fue a raíz del interés de un tercero, el grupo mexicano Kio Networks.

Todo pasa por revertir las opiniones de Standard & Poor’s y Fitch, que le otorgaron una nota de BB y Moody’s, que la calificó como Ba1 antes de la última emisión de bonos. Es decir, bono basura.

A pesar del acuerdo de refinanciación con la banca que lideró hace un año, cuando era consejero delegado, y que le sirvió de aval para alzarse con la presidencia, Nuño de la Rosa tiene en la deuda uno de sus principales problemas para lograr su objetivo. Al cierre del primer semestre fiscal de 2018 –hasta finales de agosto–, la deuda era de 3.652 millones de euros.

Las causas de que El Corte Inglés sea bono basura

En sus análisis, las grandes agencias fueron claras al señalar las debilidades que llevaron El Corte Inglés a la categoría de bono basura. S&P señaló en su valoración la necesidad de «un fuerte compromiso» para reducir el pasivo, disparado con la apertura de centros comerciales en ciudades secundarias que pierden dinero.

Además, la agencia lamenta que la rentabilidad es «relativamente baja» en comparación con la competencia. No fue el único reproche al devenir del negocio en los últimos años. Standard & Poor’s también critica la estacionalidad de las ventas, que se concentran casi todas en la última mitad del año, y su dependencia del mercado español. No sólo eso: el 40% de sus resultados dependen de sólo 10 tiendas.

El Corte Inglés también cayó en el bono basura por la creciente competencia de empresas tecnológicas, como Amazon, y firmas especializadas; como Inditex, Mercadona o Media Markt; añade la firma de análisis. «El entorno sufre una profunda transformación con la llegada del comercio electrónico», añade. Y como reconoció el propio Dimas Gimeno, el expresidente de la compañía, hace un año: los grandes almacenes no tienen una buena página web. 

Los efectos ya se notan en el ejercicio 2018-2019. A mitades del mes de enero, las cifras a las que tuvo acceso Economía Digital revelaban un estancamiento de la cifra de ventas alrededor de los 11.000 millones de euros.

Pero hablar de los titubeos actuales de la compañía no tiene sentido sin hacer referencia a la guerra que vivió en la cúpula a lo largo de 2018, cuando las hermanas Álvarez –que dominan el accionariado– lograron acabar con el presidente, Dimas Gimeno, y colocar a Jesús Nuño de la Rosa. Por ello, Moody’s también justifica su baja calificación por la «débil gobernanza corporativa».

El conflicto acabó con la salida de Gimeno pero se encuentra judicializado bajo acusaciones de corrupción en el departamento de seguridad de los grandes almacenes y las diferencias alrededor de la herencia de Isidoro Álvarez, tío de Dimas y padrastro de Marta y Cristina Álvarez.

 

 

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