Estrella Galicia multiplica sus ventas por 15 desde que Ignacio Rivera desembarcó en su dirección general

La compañía facturó 886 millones el año pasado y apunta a los 2.000 en 2030 frente a los alrededor de 120 millones que registraba cuando Ignacio Rivera accedió a la dirección general de la cervecera en 2007

Ignacio Rivera, presidente ejecutivo de Hijos de Rivera, durante la inauguración de la planta de Morás / Europa Press

Ignacio Rivera, presidente ejecutivo de Hijos de Rivera, durante la inauguración de la planta de Morás / Europa Press

Estrella Galicia se asoma al año de su 120 aniversario inmersa en nuevos planes de expansión. La compañía coruñesa, fundada por José María Rivera Corral en el año 1906, inauguró este jueves su primera planta fuera de su A Coruña natal. Ubicada sobre una parcela de 47 hectáreas (equivalente a unos 72 campos de fútbol) y con capacidad para producir 300 millones de litros de cerveza (hasta 1.000 millones una vez que se completen las cuatro fases), la de Morás será la «segunda cocina» de una Estrella Galicia que marca en el horizonte los 2.000 millones en ventas de cara a 2030.

La factoría arteixana será, una vez se complete toda la inversión y estén operativos todos los procesos, la mayor de España y entrará en el top 5 del sector en Europa. Morás permitirá que Estrella Galicia triplique su capacidad de producción respecto a los alrededor de 500 millones de litros que salen ahora de A Grela y que mantenga su senda de crecimiento.

El presidente ejecutivo de Hijos de Rivera, Ignacio Rivera, puso de relieve durante la inauguración de la nueva fábrica que la compañía ha pasado de facturar «unos 60 millones de euros en el año 2000». «Antes nuestro mercado del sur para nosotros era Vigo», bromeaba Ignacio Rivera sobre la historia de una empresa familiar que ahora ya es una multinacional con filiales en 10 países, presencia en más de 70 y ventas por valor de 886 millones de euros.

La expansión de Estrella Galicia

En este sentido, Ignacio Rivera realizó un particular viaje por la historia de la compañía y puso números al crecimiento de la compañía en lo que va de siglo. No en vano, la firma despidió el año 2000 instalada en los 60 millones de euros y solo necesitaría seis años para duplicarla.

2006 fue el último ejercicio de Hijos de Rivera antes de que Ignacio Rivera asumiese su dirección general. Hasta aquel entonces, el ahora primer ejecutivo de la cervecera coruñesa acumulaba 16 años de experiencia en la compañía en los cuales había pasado por el departamento comercial o la dirección comercial y de marketing. Ignacio Rivera también fue consejero delegado de Cabreiroá y desde el año 2009 ejercía ya como consejero y director general adjunto.

De esta forma, Estrella Galicia celebra su 120 aniversario en 2026 e Ignacio Rivera cumplirá dos décadas a los mandos de la cervecera. El ejecutivo coruñés desempeña, además, como CEO de la Corporación Hijos de Rivera desde el año 2012 y como presidente ejecutivo del grupo desde 2021.

Durante su etapa al frente de la firma, la dueña de Estrella Galicia ha pasado de facturar «unos 120 millones» en 2006, tal y como el propio Rivera compartió en Morás, a los 886 millones de euros en 2024. Así, los ingresos de la firma se han multiplicado por 15 y han tirado de un beneficio neto que ya es casi la facturación de comienzos de siglo (95 millones de euros de euros el año pasado).

«La quinta y la sexta generación son el porvenir»

Hijos de Rivera ha logrado duplicar su facturación en periodos de 6 a 7 años. No en vano, los 240 millones de euros los conquistaría en 2013 y en 2018 rebasaría los 480 millones de euros. Con los 1.000 millones de euros ya en el horizonte, la firma apunta a los 2.000 millones de euros de cara a 2030.

En este plan de expansión jugará un papel clave la planta de Morás. «Es una obra que trasciende», recordó Ignacio Rivera, miembro de la cuarta generación de la familia fundadora, durante la inauguración de esta planta. «Mi sensación es parecida a la de los pedreros que no veían terminar las obras de sus catedrales», ejemplificaba.

«La quinta y la sexta generación son el porvenir. Mantendrán el legado vivo», avanzaba Ignacio Rivera.

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