La reinvención de Añón: su negocio siderúrgico crece más de un 40%

Las cuentas consolidadas de Hierros Añón revelan un notable aumento de los ingresos, hasta los 362 millones de euros, la mayoría procedentes de España

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En el año 2007 Galicia se quedaba sin otra de sus emblemáticas empresas. El empresario Manuel Añón vendía Siderúrgica Añón al grupo catalán Celsa. La compañía de los Rubiralta pagó 415 millones de euro por las factorías que la compañía tenía en A Laracha y en Bayona (Francia). No obstante, más de una década después, el empresario gallego ha vuelto al centro del sector gracias al despegue de sus negocios. Así lo revelan los resultados de Hierros Añón correspondientes a 2018 (recientemente depositados en el Registro Mercantil). Además de regresar a la senda los beneficios, con un resultado consolidado de más de 700.000 euros, los negocios conjuntos del grupo, que actualmente cuenta con factorías en España y Francia, dispararon su facturación un 43% hasta los 362,4 millones de euros. 

La compañía indica en su informe de gestión consolidado que el significativo aumento de su cifra de negocio “pone de manifiesto que el grupo Añón vuelve a estar situado en el centro del sector siderúrgico, con clara vocación de permanencia y con proyección de futuro”.

El negocio español se dispara

Además, y según explica en su memoria, la gran mayoría de los ingresos conseguidos parten del mercado nacional, en concreto 351 millones, frente a los 248 millones facturados en el ejercicio 2017. El grupo destaca como “un hecho de gran importancia” la buena marcha de Comercial de Laminados, la antigua división española del grupo germano Kloeckner y que adquirió en el año 2017 inmersa en pérdidas. Con una red de 24 delegaciones y dos centros productivos, tras su compra, Añón inyectó 32 millones de euros para sanearlo. El resultado fue más que satisfactorio, ya que es uno de los negocios que más réditos aporta al grupo. “Después de conseguir un beneficio relevante en 2017, primer año de gestión de Añón, la buena marcha se confirma en 2018, con un beneficio neto después de impuestos superior a los siete milllones de euros”, destaca.

Añón también destaca la situación que atraviesa Gallega de Mallas, planta situada en el polígono de Bértoa, en Carballo, a poca distancia de la actual Celsa Atlantic, la factoría que vendió en 2007. La compañía del empresario gallego tacha de “magnífico resultado” el obtenido el pasado año, cuando alcanzó un beneficio neto de casi 900.000 euros

Un 2019 con macroventa incluida

Las previsiones para este año continúan en positivo teniendo en cuenta, además, que en el último trimestre del año cerró la venta, por 100 millones de euros, de la Silat, la Siderúrgica Latinoamericana que poseía en Brasil

Con esta venta, su único negocio internacional es ahora la siderúrgica francesa Laminours des Landes que, si bien acabó en pérdidas el pasado 2018, también finalizó la puesta en marcha de su tren de laminación. A finales del pasado ejercicio, el grupo destacaba que la filial gala iniciaba “su irrupción en el mercado con un producto terminado que ya empieza a ser introducido entre los clientes más relevantes”.

 

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