El Eurogrupo peregrina a Santiago, te aprieta el cinturón y deja a Nadia Calviño en espera

Los ministros europeos ratifican la nueva etapa fiscal "restrictiva" y la retirada de las ayudas energéticas en el Ecofin de Santiago, donde Calviño se encuentra con sus rivales por la presidencia del Banco Europeo de Inversiones

La vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño (i-d), la presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, al ministro de Economía, Finanzas y Recuperación de Francia, Bruno Le Maire, el ministro belga de economía Vincent van Peteghem, al comienzo la reunión del Eurogrupo que se celebra en Santiago de Compostela, este viernes. EFE/ Xoan Rey

La vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño (i-d), la presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, al ministro de Economía, Finanzas y Recuperación de Francia, Bruno Le Maire, el ministro belga de economía Vincent van Peteghem, al comienzo la reunión del Eurogrupo que se celebra en Santiago de Compostela, este viernes. EFE/ Xoan Rey

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«Estar delante de la Catedral de Santiago fue realmente inspirador». Así arrancaba su intervención Christine Lagarde en la rueda de prensa posterior a la reunión del Eurogrupo en la Cidade da Cultura, escenario por el que desfilaron altos representantes de 60 países responsables del 21% del PIB mundial, y otros tantos ministros de finanzas y gobernadores de bancos centrales. El marco compostelano, que infundió en el director del Mecanismo Europeo de Estabilidad, Pierre Gramegna, un sentimiento de «humildad», consagró a Nadia Calviño como anfitriona en medio de su carrera por la presidencia del Banco Europeo de Inversiones.

La vicepresidenta primera en funciones fue guía de excepción para sus compañeros europeos, y también para sus rivales por suceder a Werner Hoyer. En la inspiradora catedral de la Praza do Obradoiro estuvo la ex comisaria de Competencia Margrethe Vestager. La danesa es vista como la principal competidora de Calviño por la presidencia del BEI. La reunión informal del Ecofin también atrajo a otros dos candidatos: Daniele Franco, exministro de Finanzas italiano; y la polaca Teresa Czerwinska, vicepresidenta del BEI, al igual que otro de los aspirantes a presidirlo, el sueco Thomas Östros, el único que renunció al peregrinaje a Santiago.

La ministra de Finanzas holandesa, Sigrid Kaag, el alemán, Christian Linder (i), y el francés, Bruno Le Maire en la Cidade da Cultura de Santiago. EFE/Lavandeira

Durante la jornada, que continuará este sábado, la delegación belga del ministro Vincent van Peteghem, quien coordina el proceso de selección, enfrío la posibilidad de que Calviño u otro saliese coronado de Santiago, como avanzó este medio. La propia ministra gallega aseguró que no abordaría con sus homólogos europeos su candidatura, al entender que era inadecuado por ser la anfitriona y jugar en casa, una postura compartida por los belgas: «No es el momento de forzar el proceso. Vamos a tener conversaciones con el objetivo de llegar a un candidato de consenso», dijo Van Peteghem.

Los dirigentes europeos conversan en Santiago, con Alemania y Francia como objeto de deseo por su peso en el Banco Europeo de Inversiones. Para lograr la presidencia es necesario conseguir el respaldo del 68% del capital, que se reparte según el tamaño de las economías. Italia, se supone, apoyará a Daniele Franco, y alemanes y franceses no muestran todavía sus cartas. Sí que lo hace Portugal, incombustible en su respaldo a Calviño pues «tiene todas las cualidades para ser una buena presidenta», en palabras del ministro luso Fernando Medina.

Resilientes y disciplinados

«Thank you very much y buenos días a todos», decía Lagarde antes de relatar el sobrecogimiento que le produjo la mañana de Santiago frente a la catedral. La presidenta del BCE venía de subir los tipos de interés 0,25 puntos para contener los precios y avanzar en el objetivo de dejar la inflación en el 2%. Tras la reunión del Eurogrupo, donde expuso los motivos de la decisión, aseguró que no recibió reproche alguno por la medida, y que la perspectiva es que los niveles actuales sostenidos en el tiempo, no está claro durante cuánto, sean suficientes para lograr esa meta del 2%. «No he recibido ninguna pregunta y, mucho menos, cuestionamientos sobre la decisión de política monetaria», dijo.

Lagarde aseveró que no hay debate alguno en el BCE sobre una futura bajada de tipos y se mostró determinada: «Solo puedo asegurar que lo vamos a conseguir, que vamos a domesticar la inflación».

Nadia Calviño durante la visita a la Catedral de Santiago

La acompañaban en el proscenio el presidente del Eurogrupo, Paschal Donohoe; y el comisario de Economía, Paolo Gentiloni, además de Pierre Gramegna. Su relato fue casi unívoco, si cabe ahondando en pesimismo a medida que avanzaban las intervenciones. «Quiero destacar que la resiliencia de la economía europea es clara, ha quedado demostrada por los datos de empleo, pero tiene que reforzarse. La sostenibilidad de las finanzas a medio plazo requiere de una política fiscal cauta y con una orientación restrictiva», arrancó Donohoe. «Durante el verano el crecimiento ha sido menor del esperado», apuntó Gentiloni. «Los mercados esperan un crecimiento más débil, incluso con riesgo de recesión en algunos territorios», remachó Gramegna.

Todos vinieron a ratificar las líneas marcadas en la declaración de julio sobre orientación presupuestaria para abrir una etapa de contención del gasto público y ajustes en las cuentas. La prioridad ahora pasa por rebajar la deuda pública y el déficit, por retirar gradualmente las ayudas energéticas y centrar las inversiones en descarbonización y digitalización. Santiago es el fin del camino de una etapa expansionista que Bruselas abrió tras el golpe del Covid en 2020, y el inicio de otra en la que apretarse el cinturón.

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