Feijóo y Casado, tras la sombra de Manuel Fraga

Feijóo recomienda a Casado que se centre en conseguir la “reagrupación del centro derecha” y siga el ejemplo del Manuel Fraga, “que no ganó unas elecciones, pero creó algo más importante”

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El pasado 15 de enero se cumplieron nueve años del fallecimiento de Manuel Fraga, fundador del PP e histórico expresidente de la Xunta. Como siempre, Alberto Núñez Feijóo, su heredero político en Galicia, lo recordó reivindicando en un mensaje en Twitter que “la figura y el legado” del llamado león de Vilalba “siguen siendo imprescindibles”. No imaginaba el máximo mandatario gallego que un mes después enarbolaría su trayectoria una vez más, aunque, en esta ocasión, en un contexto mucho más delicado para su partido.

Feijóo está molesto con el presidente del PP estatal, Pablo Casado. A lo largo de los últimos años sus diferencias han conjugado silencios y sonoridades. Los adversarios políticos del de Os Peares trataron de hacer campaña con esa tensión. El propio presidente del Gobierno y líder del PSOE, Pedro Sánchez, mentó en varias ocasiones en sus intervenciones en la campaña electoral gallega la cartelería con la que el candidato popular se presentaba a la reelección. “Feijóo esconde las siglas del PP, que significan retroceso, corrupción y confrontación territorial”, dijo. Las críticas no surtieron efecto, ya que en los últimos comicios, celebrados el pasado julio tras ser atrasados por causa de la pandemia, el político ourensano revalidó su cuarta mayoría absoluta consecutiva al frente de la Xunta. Logró igualar la marca de Manuel Fraga. El PSdeG de Gonzalo Caballero pasó de segunda a tercera fuerza política en el Parlamento, al ser sorpassado por el BNG de Ana Pontón y Vox y Ciudadanos no consiguieron representación por ninguna de las provincias gallegas.

No obstante, tras la victoria electoral y el relevo de Cayetana Álvarez de Toledo en la portavocía del Congreso, las tiranteces dialécticas entre Feijóo y Casado (o más bien del primero hacia el segundo) semejaron aliviarse. El pasado lunes, en una comparencia pública en Santiago de Compostela, los medios preguntaron al líder gallego su opinión sobre la responsabilidad del presidente del PP en los resultados del partido en Cataluña. Feijóo no mordió. Manifestó que achacar a Casado los malos números del PP en esos comicios sería lo mismo que responsabilizar a Sánchez del batacazo del PSOE en Galicia. Pero la paz duró un día.

De Fraga a Rajoy

El martes, el anuncio de Casado de poner a la venta la histórica sede del Partido Popular en Génova 13, como una suerte de metáfora de la ruptura con el pasado, desató un vendaval. El político gallego fue elevando el tono de sus declaraciones hasta este viernes. En una entrevista en Madrid a la Cadena Cope, Feijóo espetó: “Del pasado no se reniega, se aprende”. Sobre el cambio de sede mostró públicamente su discrepancia. “Si cada vez que un partido tiene un problema va cambiando de sede, no habría una sola sede en España que mereciese ser ocupada por un partido”, dijo sobre el traspaso del centro de operaciones del PP, inaugurado el 17 de enero de 1983 por Manuel Fraga (aún entonces bajo las siglas de Alianza Popular).

Funeral en Santiago de Compostela en 2012 de Manuel Fraga. Foto: EFE

Fue esta jornada en la que, de nuevo, Feijóo sacó a relucir a Don Manuel. El barón autonómico sugirió a Casado que se centre en conseguir la “reagrupación del centro derecha” como en su momento hizo Fraga, “que no ganó unas elecciones (estatales), pero que fue capaz de crear algo más importante, el PP”. Distintas fuentes del partido, tanto en Galicia como en Madrid, aseguran a este medio que buena parte del cabreo de Feijóo viene motivado porque entiende que Casado, con la venta de la sede, reniega de la corriente más próxima a Mariano Rajoy, de la que, al fin y al cabo, Feijóo forma parte junto a la exministra Ana Pastor. El dirigente gallego añadió en sus declaraciones públicas que la responsabilidad que tiene ahora Casado es consolidar al PP como “gran referencia y única alternativa al socialismo, al independentismo y a populismo”. Eso sí, sin olvidar que “un político que no gana, al final será relevado por un compañero”.

¿Absorber a Ciudadanos?

Quizás la recomendación de Feijóo de seguir el ejemplo de Fraga no es algo que Casado no esté ya tratando de hacer. En esa línea van informaciones publicadas estos días que apuntan a un intento por parte del palentino de tender puentes con Ciudadanos a través de Albert Rivera (algo, no obstante, que este viernes rechazaba la portavoz del PP en el Congreso, Cuca Gamarra, que descartó que el PP quisiese “absorber” a nadie).

A este respecto y dentro de las declaraciones a medios de un tour madrileño que acabó con una reunión este viernes con Casado en la, todavía, sede de Génova, Feijóo apuntó que las “sumas” deben ser correctas. En las pasadas elecciones gallegas, la cúpula del PP de Casado abogaba por una coalición con Ciudanos en distintas autonomías. Feijóo se negó en rotundo a que ese experimento se fraguase en Galicia. El PP gallego está abierto a la militancia de Ciudadanos, pero siempre que abandone el naranja para pasarse al azul. Feijóo no apuesta por la coalición, sino por la integración.

Del pegamento de Fraga a Carmen Calvo

Este viernes, antiguos exaltos cargos de los Gobiernos de Manuel Fraga comentaban a Economía Digital Galicia que la recomendación de Feijóo parece la única salida. “La verdad, habría que acordarse de Fraga más de lo que se hace. Con aciertos y errores no se puede negar que apostó por unir a todas las corrientes del centro derecha y acertó. Ahora no es que sea una alternativa, es la única solución”, apuntan. “Que Vox y Ciudadanos no tengan representación en Galicia es significativo. En su momento, Fraga fue capaz de unir a distintas familias y más allá de eso a distintas sensibilidades, también al ala galeguista, algo que todavía perdura hoy en día”, sostienen los consultados que, apartados ya de la política activa, opinan, al igual que Feijóo, que la operación Génova no ha sido un buen movimiento.

Con reagrupación de la derecha o sin ella, nueve años después de su muerte, la figura de Manuel Fraga sigue estando presente en la política española. Lo recuerdan en el PP, en Madrid y en Galicia, y también en otros partidos. El pasado diciembre, la vicepresidenta primera del Gobierno, Carmen Calvo, reprochaba a los populares, en el marco de un encendido debate en el Senado sobre la armonización fiscal, que tratasen de erigirse “en defensores de las competencias de las comunidades autónomas”. Sobre todo, “cuando el fundador de su partido, un ministro que se sentaba en la dictadura de Franco, se puso de perfil cuando se debatió en la Transición el Estado de las Autonomías que ahora reivindican”.

De la crítica a la alabanza, la historia de Fraga sigue de actualidad en la política española.

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