El caviar catalán, en quiebra
La firma Caviar Nacarii ha instado concurso de acreedores y tiene todos los números para que esa situación acabe desembocando en liquidación y desaparición del mapa. Este fiasco tiene su origen en la cascada de suspensiones de pagos que su accionista y promotor, el grupo Neoelectra, ha declarado en los últimos meses. Neoelectra tiene su sede social en Sant Just Desvern y se dedica a la explotación de plantas de cogeneración.
Caviar Nacarii se fundó en 1996 para la cría y venta de carne y huevas de esturión. Neoelectra instaló las piscifactorías de Nacarii junto a una de las plantas de cogeneración, en el minúsculo municipio de Les, en Val d’Aran.
El negocio de Nacarii, de dimensiones modestas, funcionó razonablemente bien, sobre todo gracias al portillo de la exportación. En los últimos años, los envíos al exterior crecieron hasta representar dos tercios de las ventas.
El trabajo artesanal logró una alta calidad que permitió impulsar las exportaciones, que se dirigieron principalmente a Francia, Alemania, Reino Unido, Holanda, Suecia, varios países árabes e incluso Rusia. Este último país llegó a acaparar el 35% de la facturación de Nacarii.
Los cambios normativos introducidos por el Gobierno, que reducen las primas a la cogeneración al mínimo y, además, con efectos retroactivos, han desencadenado un aluvión de insolvencias en el sector. En los últimos meses, Neoelectra llevó al juzgado los estados contables de una veintena de filiales, todas ellas condenadas al cierre.