Vox exige Agricultura mientras Guardiola pide tiempo en Extremadura

El partido de Abascal reclama una cartera clave en la economía extremeña para la que Guardiola ya tiene fichada a Mercedes Morán; la dirigente popular ha rebajado el tono con la ultraderecha "para no erosionar la campaña de Feijóo"

Blanca Martín, presidenta de la Asamblea extremeña, con la presidenta del PP de Extremadura, María Guardiola, en la ronda de consultas con los grupos parlamentarios previo a la designación del candidato a la investidura.

Blanca Martín, presidenta de la Asamblea extremeña, con la presidenta del PP de Extremadura, María Guardiola, en la ronda de consultas con los grupos parlamentarios previo a la designación del candidato a la investidura.

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Para reconducir las negociaciones que han entrado en terreno muerto o como poco pantanoso entre Vox y el PP de María Guardiola, la formación de Santiago Abascal ha puesto sobre la mesa entrar en el eventual Gobierno autonómico de Extremadura y con la cartera de Agricultura. A día hoy, según fuentes conocedoras de esas conversaciones consultadas por Economía Digital, la dirigente popular se niega en rotundo a ceder esa consejería, clave en la economía de la región con un peso de más del 7% del PIB, pero también sigue oponiéndose a ceder ninguna otra. «Una cosa es la forma y otra el fondo. No hemos cedido terreno», insisten desde el entorno de Guardiola.

En concreto, para la consejería de Agricultura Guardiola ya tiene un nombre, el de Mercedes Morán, número dos por Cáceres en las pasadas elecciones autonómicas, vicesecretaria de Emergencia Demográfica, Agricultura y Ganadería el Partido Popular en Extremadura y, según refieren en el PP, «la que más sabe de la PAC [Política Agraria Común]» en la región, asesora en su día en la materia para Rajoy, Casado y ahora Feijóo.

Hace una semana, Guardiola, tras la constitución del parlamento extremeño en un discurso que se hizo rápidamente viral, dijo que no podía dejar entrar en su Gobierno «a quienes niegan la violencia machista, a quienes deshumanizan a los inmigrantes, a quienes despliegan una lona para tirar a la basura los derechos LGTBI». En campaña, su discurso siempre fue el de gobernar en solitario, sin Vox sentado a su lado.

«Vox no va a estar en el Gobierno», es la afirmación categórica que, todavía hoy, emana del estrecho círculo de Guardiola, mujer hasta ahora poco bregada en la vida de partido, cuya estrategia está siendo cuestionada por compañeros de filas caso de las realizadas de forma velada por Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, o formuladas con todas sus letras por parte de Esperanza Aguirre, ex presidenta madrileña. Guardiola necesita el voto favorable de los 5 diputados autonómicos de Vox y quiere intercambiar este apoyo no por consejerías sino por acuerdos programáticos.

Las fuentes consultadas no niegan que en esas negociaciones se esté hablando de otros cargos dentro del amplísimo abanico de sillones que tiene una administración autonómica en su organigrama de empresas públicas. El lunes pasado el PP le ofreció a Vox la presidenta de la Asamblea extremeña, pero a Vox le pareció que era un insulto de oferta. En la jugada, ambos salieron perdiendo y la cámara, desde el pasado martes, la preside la socialista Blanca Martín, por tanto está en manos del PSOE a futuro, y en caso de que esta legislatura eche a andar, los tiempos de la agenda legislativa del Gobierno y de la cámara pero en el inmediato está en su mano la urgencia con la que apremia a los grupos a conformar una candidatura viable. El 20 de julio es la fecha tope según los plazos que consigna el Estatuto de Autonomía.

Cabe recordar que el PSOE empató a escaños con el PP (28) pero le sacó seis mil votos de ventaja aunque fuera el propio Fernández Vara el que en un primer momento, y asumiendo que el acuerdo PP-Vox iba a ser sencillo, asumió el discurso de la derrota.

El caso Guardiola ocupó los corrillos de la toma de posesión de Díaz Ayuso el pasado viernes entre los barones del PP, todos presentes salvo Juan Manuel Moreno Bonilla, que en privado ha manifestado su apoyo a Guardiola, excusada su presencia por estar en el acto de entrega al rey Felipe del Premio contra el Terrorismo Jiménez Becerril en Sevilla.

En la ronda de consultas que ha mantenido este la presidenta de la Asamblea extremeña con los líderes de los distintos grupos parlamentarios de la cámara autonómica, Guardiola ha pedido «unos días», un margen de tiempo para poder llegar a un acuerdo viable con Vox, con el que hace una semana volaron los puentes de diálogo tras aterrizar en esas conversaciones Jorge Buxadé.

«Vox es un partido constitucional con el que me quiero poner de acuerdo«, ha subrayado Guardiola a la prensa. «Los extremeños deben estar en el centro de la negociación. Lo deseable es que el acuerdo llegue cuanto antes. Le he transmitido [a la presidenta de la Asamblea] que quiero ser candidata, pero que necesito tiempo para contar con los votos de Vox», ha formulado para recordar después que hasta la sesión de investidura quedan 15 días. «Hoy hemos pedido que nos deje sentarnos y que le transmitiremos que llegaremos a un acuerdo».

Si la presidenta del PP extremeño y protagonista del debate y la actualidad política por su duro discurso contra la ultraderecha hace una semana ha modificado el tono de sus palabras, insisten las fuentes de su entorno, es por rebajar el ruido dentro y fuera de su partido y no erosionar la campaña del 23J en la que Feijóo está evidenciando la falta de discurso único del PP y la falta de control sobre los territorios.

«No permitiremos la crispación ni que se utilice Extremadura para frenar el Gobierno que merece España», ha subrayado la presidenta del PP regional a los medios.

En puridad, si no hay ningún candidato que acredite que va a obtener respaldo mayoritario de la cámara, la presidenta de la Asamblea propondría antes del 20 de julio al candidato socialista. Dado que a su izquierda sólo suma 4 escaños de Unidas Podemos y dando por hecho que ni Vox ni PP le van a apoyar, su investidura en esta primera votación sería fallida. A las 48 horas, se votaría de nuevo y se presume idéntico resultado. De modo que se le daría una patada a la situación hasta dentro de dos meses, a la vuelta del verano, cuando el presidente tendría que convocar la repetición electoral.

Para evitar la situación de bloqueo, Guardiola le ha garantizado a Martín que en unos días traerá un acuerdo sólido con el que asegurarse la mayoría parlamentaria que necesita para ser investida presidenta de Extremadura. Sobre el terreno, para la prensa, Vox no tiene interlocución alguna. El único portavoz acreditado está en Madrid. No ha atendido las llamadas de este medio.

En el PP sostienen que siguen teniendo margen de maniobra y que Vox no va a dejar caer la posibilidad de un cambio en Extremadura. Y argumentan que si bien las palabras de Guardiola molestaron, enervaron y tensaron la cuerda sobremanera con Vox no es menos cierto que el estilo negociador de Buxadé, vicepresidente de Acción Política de la formación de ultraderecha, ha sido cuestionado por algunos de los suyos que no lo consideran interlocutor válido en estas tareas. La práctica confirma que los negociadores en Vox varían o se alternan según la dificultad. En Andalucía, en 2019, fue Ortega Smith el que, con Elías Bendodo, entonces dos de Juan Manuel Moreno y hoy en el puente de mando de Génova con Feijóo, quien sacó adelante aquel acuerdo que propició el primer gobierno de derecha en Andalucía. Entonces, Voz no pedía entrar en los ejecutivos, hoy es la condición sine qua non para ceder sus votos.

Lo que no cabe duda es que ha pasado un mes desde que se abrieron las urnas en Extremadura el pasado 28M y la situación sigue igual de encallada que entonces, pero ahora, 30 días después hay estrellas que han perdido fulgor y pulsos que parecen haberse perdido. Y Extremadura, fortín socialista por excelencia, sigue en una situación de ingobernabilidad y eclipsando la campaña del PP que, a la luz de los resultados del 28M, pensó que desalojar de la Moncloa a Pedro Sánchez iba a ser poco más que un paseo militar.

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