Los 2 metros de distancia no previenen contagios en interiores, según expertos

Investigadores de fluidos ven desactualizadas las recomendaciones de distancia física debido a los riesgos de contraer coronavirus en espacios interiores

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«Las reglas actuales de distanciamiento social se basan en un modelo que a estas alturas debería estar desactualizado», ha advertido el físico Detlef Lohse, que lideró una investigación de la Universidad de Twente (Países Bajos) sobre cuánto tiempo pueden sobrevivir las partículas respiratorias antes de evaporarse o caer al suelo.

El científico es uno de los varios investigadores de fluidos que esta semana ofrecieron una charla sobre el conocimiento de la física y las dinámicas de los fluidos aplicado a la pandemia del coronavirus. Lo hicieron en el marco de la reunión anual (esta vez telemática) de la división de dinámica de fluidos de la Sociedad Americana de Física.

Sus conclusiones colectivas sugieren que los 2 metros de distancia que se han convertido en una biblia durante la emergencia sanitaria del coronavirus no son suficientes para evitar contagios en espacios interiores. Precisamente, su coloquio versaba sobre por qué ciertas situaciones son más riesgosas incluso con distancia física.

Los científicos han ofrecido además nueva evidencia sobre por qué es peligroso reunirse en lugares cerrados, especialmente si hace frío y hay humedad.

La nube en la que se transporta la Covid-19

Lydia Bourouiba, directora de la división de dinámicas de fluidos en la transmisión de enfermedades para el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés), ha estudiado la materia durante una década y ha ofrecido información actualizada a la pandemia de la Covid-19.

«Mi trabajo ha demostrado que las exhalaciones no son gotas aisladas, sino que de hecho salen como una nube turbulenta multifásica. Esta nube de gas es fundamental para mejorar el rango y cambiar la física de evaporación de las gotas dentro de ella», dijo Bourouiba, sin mencionar la transmisión por aerosoles que otros científicos citan para explicar lo mismo.

«En el contexto de las enfermedades respiratorias infecciosas, particularmente ahora con la Covid-19, este trabajo subraya la importancia de cambiar las pautas de distanciamiento y protección basadas en la investigación de la dinámica de fluidos, particularmente con respecto a la presencia de esta nube», añadió la investigadora del MIT.

Bourouiba presentó ejemplos de cómo varias enfermedades infecciosas, entre ellas la Covid-19, para mostrar la importancia de esa «nube de gas» en la transmisión.

El experimento del perfume

Investigadores del Instituto Nórdico de Física Teórica y del Instituto de la Ciencia de India han experimentado con perfumes para calcular hasta qué distancia pueden desplazarse las gotas y micropartículas respiratorias en espacios interiores.

Los científicos hallaron que, incluso situándose por encima de los 2 metros de distancia, las gotas se mueven como balas y van muy rápido. Uno de sus ejemplos fue que, según su modelo, es casi seguro que las gotitas de una persona infectada alcanzarán en aproximadamente un minuto a otra persona a 3 metros de distancia.

Dhrubaditya Mitra, uno de los científicos que trabajó en el estudio, reveló que la investigación «nos mostró cuán inútiles son la mayoría de las reglas de distanciamiento social una vez que estamos en interiores».

A la aparente alta velocidad a la que se transportan estas partículas se suma otro problema no previsto por los epidemiólogos: las gotas también pueden sobrevivir más tiempo en interiores de lo que se creía anteriormente. A esa conclusión llegaron el antes mencionado Detlef Lohse y sus compañeros de la Universidad de Twente.

Los estándares de la epidemiología, que se basan en información de principios del siglo XX, calculan que la vida útil de las gotas es 100 veces inferior a la que calculan Lohse y los otros investigadores holandeses. Por ello, creen que el mantra de los 2 metros de distancia es anticuado.

Otros hallazgos sobre la distancia y el coronavirus

Científicos de la Universidad Northwestern y la Universidad de Illinois usaron un dispositivo portátil para analizar lo que ocurre con las partículas al toser, hablar, reír y otras actividades respiratorias.

«Los diferentes tipos de habla pueden generar números y dinámicas de gotitas drásticamente diferentes», dijo el principal investigador del estudio, Jin-Tae Kim. Según Kim y los otros expertos, este dispositivo podría aclarar por qué hay personas más infecciosas que otras.

También participó en la reunión de físicos Swetaprovo Chaudhuri, profesor de ingeniería de la Universidad de Toronto. Él investigó por qué algunas partículas son más proclives a infectar que otras y concluyó que, pese a ser todas de tamaño casi microscópico, las que suelen ser más contagiosas son también las más grandes.

«Los modelos epidemiológicos actuales para las enfermedades respiratorias infecciosas no tienen en cuenta la física de flujo subyacente de la transmisión de enfermedades», dijo Chaudhuri.

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