Casado impidió que Ayuso celebrará elecciones en febrero

El líder del PP tenía la palabra de Inés Arrimadas de sostener gobiernos para cuatro años.

En la imagen, el líder del PP, Pablo Casado, y la candidata del PP a la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, en la campaña por las elecciones. EFE/ J.J Guillén

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El líder del Partido Popular, Pablo Casado, ha frenado más de una vez las intenciones de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, de convocar elecciones. La última vez fue en febrero. Ante los desplantes de su vicepresidente de Ciudadanos, Ignacio Aguado, y los rumores sobre una más que posible moción de censura, la popular pensó en convocarlas a la par que los comicios catalanes, el 14 de febrero. Así se lo comunicó a Casado y éste le frenó, según desvelan a Economía Digital fuentes de Génova.

El líder del PP, entre los argumentos que le expuso para que aguantase aseguró que tenía la palabra de Inés Arrimadas para sostener gobiernos de cuatro años. «Cs lleva muchos meses sin ser un socio fiable en Madrid», explican las mismas fuentes, y Ayuso se lo trasladaba a Casado. Ambas formaciones se miraban de reojo hasta que la tensión pasó a mayores y la comunicación entre presidenta y vicepresidente fue nula.

Aguado se quejaba de «falta de comunicación» y Ayuso le respondía que no sabía si se podía fiar. Las tensiones se acrecentaron a la par que la líder de Ciudadanos se reunió con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y el ex vicepresidente, Ignacio Aguado. Foto: EFE.

Fruto de aquellos contactos, también telefónicos, los naranjas le aprobaron al PSOE hasta seis prórrogas del estado de alarma y del decreto para la llamada nueva normalidad. Fuentes del PP recuerdan que Casado le preguntó a Arrimadas, directamente, si tenía algo que temer, en relación a la estabilidad en los territorios. Y ella contestó que no.

«Somos un gobierno sólido y cohesionado y una fórmula de éxito; no somos dos gobiernos dentro del mismo gobierno, sino un solo gobierno que adopta sus decisiones solidariamente y corresponsablemente», señaló allá por junio el portavoz de Cs en el Congreso, Edmundo Bal, cuando le preguntaron por una posible crisis en el ejecutivo madrileño.

La gestión de las residencias, la política fiscal, la posibilidad de negociar los Presupuestos con la oposición y la pandemia en general han llevado a las dos formaciones a la disolución de la Asamblea.

El PP lleva gobernando en la región 25 años seguidos, los que van de Alberto Ruiz-Gallardón a Isabel Díaz Ayuso. Casado conoce el riesgo de un adelanto y por muy tentador que pueda parecer la mayoría absoluta, la realidad es que en estos momentos contemplan la suma con Vox. «Aguantaré lo que haga falta, pero la estrategia de Cs muchas veces es incomprensible», dijo Ayuso el pasado verano, cuando las relaciones ya estaban en su punto más álgido.

Arrimadas dio un ‘toque’ a Aguado

También a Aguado lo frenaban desde la dirección nacional de Cs. Algunos compañeros señalaban que «iba por libre» y no hacía caso las directrices de Arrimadas. Incluso hubo un tiempo desde la sede nacional que le llegaron a decir: «las negativas perspectivas electorales que reflejan las encuestas desaconsejan apuestas a todo o nada».

Pero Aguado tampoco debió de captar la indirecta porque, tal y como confirman desde su equipo, sí hubo encuentros con los socialistas que Ayuso desconoce. A pesar de que defienden que «nunca dio un paso en falso».

El vicepresidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio Aguado, en rueda de prensa. Foto: EFE/Archivo

Los giros del partido han terminado por acrecentar esa desconfianza que desde Madrid previno a Casado, para conocer horas antes la jugada de Murcia y decidir salvar el feudo popular por excelencia.

Cuando Ciudadanos se hizo mayor, en 2015, apostó por negociar preferentemente con el ganador de las elecciones en aquellas regiones en las que tenía posibilidades de decantar el Gobierno. Aunque en 2019 se apoyó en el PP que perdió los comicios madrileños.

Albert Rivera recalcó que el principio básico era la regeneración respecto a cualquier acuerdo. Pese a que en 2019 prefirió no propiciar un cambio en el poder tras 25 años de gobiernos de la formación conservadora.

Una formación que nace definiéndose de centro, vinculada al socialismo democrático. Años más tarde, eliminaría esa expresión de su ideario para cambiarlo por el «liberalismo progresista». En 2019 defendió la alianza de las derechas hasta que en 2020, con Inés Arrimadas al frente, se decanta por ¿una de cal y otra de arena? -PP y PSOE-.

Los populares, sin duda, afirman que Arrimadas «ha vendido su alma a Sánchez». Pero todavía quedan las mociones y los socialistas comienzan a ponerse nerviosos pensando si tienen atados los suficientes apoyos naranjas. Por el momento, no en Castilla y León ni en Madrid. En Murcia, la semana que viene se verá.

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