ERC reclama a Sánchez cesiones antes de negociar los PGE

Pere Aragonès pide a Pedro Sánchez un pacto que presentar a sus socios para poder sentarse a negociar los PGE. Los dos presidentes ligan su futuro a la mesa de diálogo.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, mantienen un encuentro en el Palacio de la Generalitat antes de reunirse la mesa de diálogo. Foto: Moncloa/Borja Puig de la Bellacasa

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès. EFE

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Pere Aragonès pide a Pedro Sánchez «concreciones» frente a proyecciones para presentar a sus socios y al resto de la ciudadanía. El presidente de la Generalitat reclamó al jefe del Ejecutivo ver hechos, además de palabras, en estos próximos meses si quiere negociar los Presupuestos Generales del Estado (PGE).

«Compromiso» y «confianza» fueron las palabras más destacadas por el presidente del Gobierno y el de la Generalitat. Pedro Sánchez y Pere Aragonès se necesitan para dar estabilidad a sus gobiernos durante los dos próximos años. El jefe del Ejecutivo viajó hasta Barcelona este miércoles para escenificar mediante una foto su parte del trato.

«Las imágenes también son importantes desde el punto de vista político», espetó Sánchez posteriormente en rueda de prensa. La intención de Moncloa con esta nueva reunión de la mesa de diálogo es que la imagen, la escenificación, que tanto le gustaban a Iván Redondo, premiase por encima del mensaje y del contenido porque el relato comenzó a elaborarse tras este encuentro.

Un acuerdo refrendado por la ciudadanía

Los republicanos venden con alivio y orgullo que tras insistir todo este tiempo, por fin, han conseguido sentar a Pedro Sánchez en una mesa de diálogo en Cataluña y para hablar sobre el referéndum y la amnistía.

La reunión entre Pedro Sánchez y Pere Aragonès duró cerca de dos horas. Foto: EFE

Este mensaje no fue aceptado por Moncloa y de ahí que los respectivos equipos de prensa pactasen posteriormente un mismo discurso: «Tenemos posiciones alejadas».

Pedir tiempo, «sin plazos», es la excusa perfecta para envolver bien el ‘caramelo’ que vender a la ciudadanía. «Hace falta mucha pedagogía», comentan fuentes socialistas.

El Gobierno ya había ‘comprado’ el «votar, votar y votar» antes de esta reunión «de reinicio», según calificó al encuentro Pere Aragonès. Se trata de la petición que el líder catalán hizo a Sánchez en Moncloa durante su última visita, el pasado 29 de junio.

Tal y como publicó ED, la premisa de los republicanos es que el documento/solución que salga de la mesa de diálogo para solucionar el ‘conflicto catalán’ tiene que pasar por las urnas. «Es lo pactado con Junts», desvelaron a este medio fuentes de ERC. Y Sánchez lo hizo suyo durante una rueda de prensa esta semana: «Un acuerdo que deberá ser refrendado en votación posterior».

Ambos mandatarios dejaron claro que el conflicto, en este punto, reside en que Sánchez habla de someter el texto resultante de la mesa de diálogo a votación en toda España, como ya se encargó de dejar claro durante su alocución, mientras que Aragonès pide que sea refrendado solamente por los ciudadanos de Cataluña.

«Lo que pase en España tendremos que decidirlo todos los españoles. Vivimos juntos y tenemos que decidir juntos», dijo Sánchez. Y Aragonès contraatacó: «Si la solución es para Cataluña tendrán que votarlo los catalanes».

Encuentros «discretos» y sin prisa

A partir de ahora, la gran mayoría de los encuentros de la mesa de diálogo serán ‘secretos’, sin avisar a la prensa y sin conocer qué se negocia, ni qué se habla entre la Generalitat y el Gobierno central.

Los dos equipos han pactado «reuniones discretas para adelantar», lo que significa consensuar un documento que lleve a rúbrica por ambos presidentes y posteriormente sea refrendado por la ciudadanía. Al menos, esa es la intención que desvelan.

Desde el Gobierno sostienen que, primeramente, se intentarán pactar los puntos de la ‘Agenda para el reencuentro’ que ambos ejecutivos están de acuerdo. Moncloa ha modificado el documento que Sánchez ya presentó a Quim Torra para pactar 44 puntos, en su mayoría inversiones en infraestructuras.

Las posiciones siguen siendo muy distantes. Los dos gobiernos hablan lenguajes muy distintos y ponen el acento en cuestiones diferentes. Pero el trasfondo importa y mucho y esta reunión «era necesaria para aclarar conceptos», según explican desde las dos partes a ED.

El cara a cara Sánchez-Aragonès ha sido un acto de confianza por ambas partes, según cuentan en sus respectivos equipos. El presidente del Gobierno se ha sentado a la mesa con la consiguiente foto y posterior factura electoral. Mientras que Aragonès ha dado el paso de mantener a raya a sus socios de gobierno.

El dejar fuera a Junts de la mesa de diálogo también supone un desgaste y posterior coste para Aragonès y ERC dentro del independentismo. Una ‘pinza’ para dejar fuera a Puigdemont y trabajar con el vicepresidente y ese sector de Junts que apuesta por el diálogo. Un paso «decisivo», según fuentes republicanas, para apoyarse y confiar en Sánchez de que ambos se levantarán de la mesa con un acuerdo.

Aragonès pide que el siguiente paso lo dé Sánchez. Buscar que cumpla un acuerdo, algo creíble, que presentar a sus socios y a todos los catalanes para seguir defendiendo la mesa y su apoyo al Gobierno. El líder catalán reclama, según cuentan a ED, que cumpla algún compromiso antes de aceptar sentarse a negociar los PGE. Y el resto, todo consiste en ganar tiempo, ganar tiempo y ganar tiempo.

Los dos presidentes han ligado su futuro. De ahí la advertencia del portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián: «Si decepcionamos no decepcionará solo el independentismo, también la izquierda española y Vox y el PP entran en Moncloa».

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