| Los partidos, ante el nuevo curso

Aragonès se abre a los PGE de Sánchez mientras equilibra la mesa de diálogo con Junts

ERC prepara su hoja de ruta de cara al nuevo curso: Pere Aragonès deberá hacer equilibrios con sus socios de Junts, mientras hace guiños al PSOE para gobernar dos años

El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, durante su intervención en una sesión de control en Parlament. Foto: EFE/Quique García

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Equilibrios. Es lo que tiene que hacer Pere Aragonès de cara al nuevo curso para aguantar, al menos, dos años al frente de la Generalitat.

Sus socios de Junts quieren acortar esta espera e iniciar ya la ruptura con el Gobierno de Pedro Sánchez trabajando, de nuevo, para una vía unilateral. Pero ambos saben que pactaron la moción de confianza con la CUP en dos años y agotar las negociaciones con Moncloa.

Aragonès se resiste y, a cambio, le sigue el juego a Junts exigiendo a Sánchez poder hablar del referéndum, de la llegada por aclamación de Puigdemont a España, del perdón de los embargos o la amnistía en la mesa de diálogo, a puerta cerrada con el Gobierno.

Por otro lado, los republicanos son conscientes de que para avanzar en la agenda de reformas o los 56 traspasos que solicita la Generalitat para Cataluña deben de hacer algún que otro guiño, de vez en cuando, a los socialistas. Algo que molesta profundamente a sus socios rupturistas del Govern.

En este juego de equilibrios, los republicanos comienzan estos días a perfilar su hoja de ruta de cara al nuevo curso:

«Explorar y negociar» los PGE

La portavoz de ERC, Marta Vilalta, dejó claro esta semana sobre los Presupuestos Generales del Estado (PGE) que está preparando Sánchez que «entraremos a explorarlos, a negociarlos, porque creemos que es nuestra responsabilidad hacia la ciudadanía que nos dio su apoyo».

Los republicanos se amparan en la responsabilidad para entrar a negociar las cuentas con el PSOE y Podemos. Algo que no gusta a sus socios de Junts, quienes ya les acusan de «jugar a un doble juego» por no querer ir en conjunto a esas negociaciones.

El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès (c), junto al vicepresidente y conseller de Políticas Digitales y Territorio, Jordi Puigneró (i) y la consellera de Presidencia, Laura Vilagrà (d), así como el resto del ejecutivo catalán, se dirigen a la reunión de semanal del Govern, este martes en el Palau de la Generalitat. EFE/Marta Pérez.
El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, junto a Jordi Puigneró y Laura Vilagrà con el resto del ejecutivo catalán en el Palau de la Generalitat. Foto: EFE/Marta Pérez.

Una de las propuestas que Junts puso sobre la mesa a la hora de negociar el Govern es que ambos partidos tuvieran una sola voz en el Congreso de los Diputados, es decir, en Madrid. Pero los republicanos siguen rechazando la medida apostando por su buena relación con el PSOE.

«No creemos en eso de ‘cuando peor, mejor’, ni nuestra postura es la del ‘no a todo‘, porque creemos que eso no es ser útil, y nosotros queremos ser útiles», recalca Vilalta. Para luego, no dejar atrás la carrera independentista con su socio: «Útiles para avanzar hacia la independencia de nuestro país, que es la mejor manera de ser útiles a la gente. Pero mientras hacemos este camino y no conseguimos culminarlo, es ser útiles en el día a día«.

Mesa de diálogo

Más allá de las cumbres bilateral que se celebrarán cada mes hasta febrero, donde los separatistas buscarán sacar al Gobierno más inversiones como los 1.700 millones de euros para la ampliación del Prat, se encuentra la mesa de diálogo.

El escenario es simple: Sánchez busca sacar la ‘Agenda para el reencuentro’ que proporcionó a Torra y desde Junts y ERC buscan acordar otra hoja de ruta a puerta cerrada, donde salga lo que salga pero que se termine votando una solución para Cataluña.

Primera mesa de diálogo celebrada en la Moncloa. Foto de archivo/EFE

«Votar, votar y votar», es la consigna de ERC. Aunque ellos mismos, y según las fuentes consultadas por Economía Digital, se reservan la capacidad de hacer publicidad por el ‘no’ de la pregunta que allí salga y se plantee a la ciudadanía.

Los socialistas más optimistas ya apostaron en un primer momento por un nuevo Estatut y referéndum. Ahora, todo el mundo se mantiene en silencio porque los equipos técnicos del Govern y de Moncloa se encuentran trabajando en lo que será el guión para este primer encuentro la semana del 13 de septiembre.

Presupuestos catalanes

La próxima batalla también se juega en casa y es que la ampliación del Prat está condicionando las futuras negociaciones sobre los presupuestos catalanes. El socio que Aragonés ya da el carácter de preferente, por la cuenta que le trae, se ha decantado por no aprobarlos si se invade el espacio natural de La Ricarda (en el Delta del Ebro).

«Mantenemos la voluntad de seguir la agenda y los tiempos para aprobar las cuentas y que entren en vigor a tiempo, el próximo 1 de enero. Es una de las prioridades del Govern», señalan las fuentes consultadas por ED.

Vilalta ya advierte a los suyos públicamente que «este nuevo presupuesto debe llevar el sello republicano, debe llevar impregnado este cambio, esta nueva etapa de la Generalitat republicana, y superar también algunas herencias que arrastramos hasta ahora».

La consigna dada dentro de ERC es que sus dirigentes no tienen que perder la esencia de la nueva ERC, menos todavía de cara a unos comicios para los que habrá que prepararse. Los republicanos son conscientes de que las relaciones entre los socios de Gobierno no están bien y que vendrán nuevas rivalidades por las que acusar a ERC de ‘venderse al PSOE’ y si sucede eso, pierden la partida del independentismo.

Voces de Junts todavía «no olvidan» que Aragonès forzara al consejero de Economía, Jaume Giró, a recurrir al «Institut Català de Finances» 24 horas después de que Giró se hubiera mostrado contrario para avalar loas 5,4 millones que el Tribunal de Cuentas exige a los principales líderes del procés.

Esto no sentó bien en el seno de JxCat, al igual que tampoco cayó bien en ERC que el vicepresidente Jordi Puigneró reventara el anuncio de la ampliación del aeropuerto de Barcelona que pretendía llevar a cabo Aragonès.

Donde las das, las toman y esto es el juego del ratón y el gato con el Gobierno central hasta ver si Aragonés aguanta dos años más. El nuevo curso se antoja divertido, sino fuera por lo que ello conlleva para España y Cataluña.

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