Feijóo ordena prudencia al PP sobre las buenas encuestas y advierte sobre la «anestesia social»

"Estamos construyendo", indica un miembro de la dirección, "y por eso no hay que confiarse"

El senador y presidente nacional del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, en los pasillos del Senado donde este miércoles se celebra el pleno. EFE/ J.J. Guillén

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El mes de julio, tradicionalmente asociado al verano, a un periodo aún laborable pero sin tanta carga de trabajo, no ha dado tregua al PP. El presidente de la formación, Alberto Núñez Feijóo, no ha levantado el pie del acelerador desde que asumió el cargo, con encuentros con empresarios, colectivos y dejándose ver no sólo en las campañas electorales de las autonomías sino en los actos políticos de primer nivel. Eso se ha visto reflejado en las encuestas, en las que ya se perfila como la opción favorita de la mayoría de los españoles, ganador de las elecciones además del líder mejor valorado.

Sin embargo, en Génova, ni se confían, ni quieren confiarse. Según ha testado Economía Digital de varios miembros de la dirección nacional y del entorno más próximo del presidente, asumen que se trata de una foto fija de un momento muy concreto, y que en las elecciones generales, como en cualquier otros comicios, los ciudadanos responden teniendo en cuenta el momento en el que se les pregunta.

Y eso ansían que cambie para cuando finalmente haya que decidir el próximo inquilino de la Moncloa. Son conscientes de la ola que les empuja favorablemente desde la mayoría absoluta de Juanma Moreno en Andalucía, pero no por ello se van a venir arriba. «Para el PP no hay agostos, esto es 24/7, la situación actual de España nos exige estar previendo lo que puede estar pasando en este país en los próximos meses», advierte un estrecho colaborador del presidente.

Ilusión pero con mesura

Han pasado poco más de cien días desde que el PP pasó por la traumática experiencia de relevar de su puesto a un presidente que se resistía a marcharse y comenzar una renovación no sólo de la primera línea del partido, sino un cambio que anhelan que llegue a toda la organización. «Estamos construyendo», indica un miembro de la dirección, «y por eso no hay que confiarse».

Da igual lo que diga el CIS, que en su último barómetro, de hace apenas 48 horas, dibujó una foto fija bien distinta a la que acostumbraba: ya da por ganador al PP de Alberto Núñez Feijóo, encabezando al partido en intención de voto, con 1,9 puntos de ventaja sobre el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Sin embargo, en Génova, al igual que ya pasó en el PP andaluz, se llama a la prudencia. Hay ilusión, sí, pero con mesura.

Desde luego, en la sede nacional del PP no se olvida el contexto que asola el país: una crisis económica en ciernes, las consecuencias de la guerra de Ucrania atacando directamente a la cesta de la compra y a los combustibles, y los problemas en el abastecimiento de energía a nivel europeo. Por no hablar del contexto sociológico: es el primer verano relativamente normal desde que el covid-19 llegó a nuestras vidas, y el hartazgo en la población es patente. Es lo que han venido a llamar «cierta anestesia social».

No ahogar a las familias

«Necesitamos que el Gobierno acierte, de ello depende la subsistencia de las familias», razonan desde el entorno de Feijóo, que niegan ser el enemigo de Sánchez en lo económico, sólo «la alternativa». «Este gobierno ha hecho mucha demagogia, el enemigo de Sánchez no es Feijóo, es la demagogia», ahondan.

Es por ello que piden «actuar con más responsabilidad» entre sus filas, porque la idea no es «ofrecer la soga, sino poder enriquecer el plan económico del Gobierno para ayudarles a mejorar». En suma: ser «siempre» una alternativa con propuestas, que ofrezca al Gobierno pactos en diferentes campos, y proyectar una actitud proactiva y no de desprestigio, que acaba separando al electorado ya no de su papeleta, sino de la política en general.

Hablan, por ejemplo, de las acciones que han llevado a cabo en materia de incendios forestales, el mayor drama de lo que va de mes de julio. Eso sí, haciéndolo, según arguyen, «sin foto en el puesto de mando y sin enseñarnos estando al frente de las operaciones». ¿Por qué? Los populares razonan que la forma en la que son percibidos es la que les lleva a «liderar el CIS». Y ese trabajo, a la larga, será lo que les aúpe, piensan en Génova, hasta la Moncloa.

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