El Gobierno asume que Rusia y Venezuela están detrás del chantaje de Argelia

A pesar de que Exteriores se desmarca de manera oficial, en Moncloa consideran que ambos países tienen intereses en quebrar la relación

José Manuel Albares junto a Pedro Sánchez en una imagen de archivo. (EFE)

Recibe nuestra newsletter diaria

O síguenos en nuestro  canal de Whatsapp

Da ya igual cómo avance la situación: en el Ministerio de Exteriores tienen claro cómo van a afrontar la crisis diplomática con Argelia. A sus ojos, esto sólo va hacia delante, las relaciones se están «reconstruyendo» y hay que ir con cautela… a pesar de que el resto del Gobierno opte por otra estrategia, tal y como ha podido confirmar Economía Digital de fuentes de Moncloa, y que pasa por señalar a Rusia y Venezuela como actores importantes en este conflicto.

La disonancia es tangible. Según Exteriores, en charla con este periódico, la postura oficial y en base a la que trabaja la diplomacia española es la de «la desescalada, agotar las vías de diálogo y favorecer el encuentro de los dos países por el interés de nuestros pueblos». Da igual lo candente que se encuentre la crisis con los últimos movimientos del país argelino, consistentes en calificar al ministro de Exteriores, José Manuel Albares, de «pseudodiplomático» y «pirómano», y posteriormente cesar al titular de Finanzas de su país, el principal artífice de la congelación de domiciliaciones y operaciones financieras con España.

Pero la realidad de lo que se cree en Moncloa va por otro lado. El Gobierno sí que hace esa aproximación y ese vínculo entre la crisis diplomática hispanoargelina y la actuación de Rusia y también Venezuela. Lo consideran obvio. Y en Moncloa no ha saltado ninguna alarma con las voces que han ido dejándolo caer estos días, aunque no los hayan secundado públicamente. Es, realmente, lo que piensan de verdad.

«En diplomacia no se habla en público de sospechas»

La posición oficial es otra. Desde el equipo de Albares narran cómo se quedaron «patidifusos» con los últimos movimientos desde Argel, porque si desde luego ha habido un miembro del Gobierno de España que no ha hecho ningún comentario sobre la conexión Rusia-Argelia es el ministro de Exteriores.

Pero, conscientes de cómo se desarrollan los conflictos diplomáticos, tampoco extraña una campaña de desprestigio para maquillar y diluir de cara a la opinión pública el cese del titular argelino de Finanzas. «No nos van a encontrar ni vamos a responder a provocación. La descalificación personal es autocalificación», arguyen fuentes diplomáticas.

Exteriores se desmarca de cualquier mención de terceros países en esta crisis. «En diplomacia nunca se puede decir parece o tenemos sospechas, porque es una acusación bastante grave. Nunca vamos a entrar en eso«, zanjan. También ponen distancias del parecer de Moncloa, que aseguran desconocer.

Lo cierto es que la entrada de un tercer actor en el conflicto -la Unión Europea- ha ayudado a que el conflicto avance: tras el viaje exprés a Bruselas de Albares para reunirse con el vicepresidente de la Comisión y comisario responsable de política comercial de la UE, Valdis Dombrovskis, todo se desengrasó levemente una vez ya se sabía de la ruptura unilateral de Argelia del Tratado de Amistad, Buena Vecindad y Cooperación con España y el anuncio de bloqueo de todas las operaciones de comercio exterior con nuestro país.

La UE recordó un detalle nada menor: las relaciones comerciales son de Argelia con la Unión, no son bilaterales con España. Y sus acciones podrían vulnerar el acuerdo con las comunidades europeas firmado en 2005. Y es que la relaciones comerciales no son a nivel bilateral, sino de Argelia con la Unión.

Calviño levantó la liebre con Rusia

Sin embargo, que el Gobierno tiene otro parecer al que comunica Exteriores lo ejemplificaron de cara al público dos pesos pesados del Ejecutivo: uno, Nadia Calviño, vicepresidenta primera y ministra de Economía; dos, Luis Planas, ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación y, también, exembajador en Marruecos. Dos dirigentes que, desde luego, no dan pasos en falso y en cuyas carteras repercuten enormemente las consecuencias del conflicto con Argel.

La que levantó la liebre fue Calviño, el pasado lunes. En una entrevista radiofónica, fue cuestionada sobre si había merecido la pena la decisión sobre el Sáhara Occidental dadas las reacciones de Argelia. “Tuve que presidir recientemente las reuniones de primavera del principal organismo consultivo del Fondo Monetario Internacional. Ya entonces vi que Argelia estaba cada vez más alineada con Rusia. Por tanto, no me ha sorprendido tanto cómo eso se ha concretado”, adujo, en un primer momento.

Horas más tarde, insistió cuando le preguntaron los periodistas. «La prioridad ahora es que Argelia reconsidere sus acciones y no lleve a cabo las acciones de las que había avisado […] He venido observando desde hace tiempo un alineamiento de Argelia con las posiciones de Rusia«, apuntaló.

El mensaje debía ser muy medido, y en Moncloa querían ser prudentes. Tanto, dada la fragilidad de las relaciones actuales entre los dos países -aunque existentes-, que no importó dejar sola a la vicepresidenta y no secundar sus palabras de manera oficial. La encargada fue Isabel Rodríguez, la ministra portavoz, que no refrendó la tesis de Calviño en la rueda de prensa del martes posterior al Consejo de Ministros , aunque recalcó que el Ejecutivo tenía un «compromiso» con el hecho de «avanzar en la relación de lealtad» con Argelia. Sin embargo, ya se fue dejando entrever el cambio de postura. Fuentes cercanas al presidente sostenían que Calviño «tenía información».

Posteriormente, fuentes del gabinete de Calviño han afirmado a Economía Digital que la vicepresidenta se «ha expresado claro» y que el mensaje es inequívoco: «El Gobierno quiere tener las mejores relaciones con Argelia. Están trabajando para reconducir la situación tras sus avisos de estos días«.

Planas pone el foco también en Venezuela

La cascada no se ha quedado ahí. Este mismo miércoles, el ministro Luis Planas afirmaba que Argelia está recibiendo «presiones por parte de otros países» que están influyendo en su relación con España. Señaló concretamente dos, Rusia y Venezuela, y recordó las recientes visitas al país magrebí del ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, y del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro.

Planas lo deja caer: «Algo significan», adujo, para rematar con que España pretende mantener «una relación constructiva y positiva», aunque «es evidente que en el marco geopolítico actual hay presiones por parte de otros países» y «más en el contexto» de la cumbre «histórica» de la OTAN que se celebrará en Madrid a finales de este mes de junio.

Para el antiguo embajador en Marruecos, no se estaba sabiendo leer que la guerra de Ucrania «está influenciando muchas cosas en el mundo, muchas más de las que pensamos» además de en el campo de batalla, como es la acusación de Rusia de que la UE sea la responsable de los problemas de abastecimiento de cereales de países africanos.

Para el PP es un «error»

La nueva estrategia del Gobierno ha tenido su repercusión en la arena política. El Partido Popular, por su parte, se encuentra en las antípodas de este planteamiento. Su presidente, Alberto Núñez Feijóo, reclamó este miércoles al Gobierno de España «no provocar más» a Argelia dentro de la crisis diplomática que paralizó el comercio entre ambos países y que se ha cobrado la destitución del ministro de Finanzas del país magrebí.

«Nada me gustaría más que que mi país acertase con su política internacional, que repongamos las relaciones con un socio estratégico y que el Gobierno dejase de meter la pata de manera constante y continua«. Y apuntó directamente hacia Calviño y la estrategia de Moncloa: «Escuchar a una de las vicepresidentas del Gobierno decir que el problema con Argelia es que Argelia es un aliado de Rusia, viendo a la vez cómo se sentaban las cancillerías alemanas y italianas, es un error tras error«, lamentó.

Recibe nuestra newsletter diaria

O síguenos en nuestro  canal de Whatsapp