Junts per Catalunya consuma su cisma con ERC en la Diputación

La socialista Núria Marín, investida presidenta de la Diputación de Barcelona en segunda vuelta con el apoyo de JxCat

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El cisma entre Junts per Catalunya y ERC ya es una realidad. JxCat ha mantenido el pacto suscrito el pasado viernes con el PSC y ha convertido este jueves a la socialista Núria Marín en presidenta de la Diputación de Barcelona, consumando así la fractura con Esquerra. Se confirma de este modo el diagnóstico de la posconvergente Elsa Artadi cuando constató que la unidad del independentismo ha «tocado fondo».

Sin giro de última hora, pese a los intentos de ERC, la votación transcurrió según el guión previsto, porque las negociaciones iniciadas el lunes entre los dos partidos independentistas, que ya arrancaron encalladas, resultaron estériles, y amenazada por las protestas de algo más de un centenar de personas que, convocadas por la Assemblea Nacional Catalana (ANC), abuchearon desde la puerta de la institución a los integrantes de ambas formaciones, a las que tacharon de «botiflers» (traidores).

Marín fue investida en segunda vuelta, al no alcanzar la mayoría absoluta, fijada en 26 votos. Obtuvo 23. La elección es secreta, pero no es difícil discernir a quien pertenecen, porque la cifra corresponde con la suma de los 16 de los socialistas y los 7 de los posconvergentes. Los de Oriol Junqueras, como habían avisado, presentaron a su propio candidato, Dionís Guiteras, que obtuvo 17 votos: los 16 de su partido y, presumiblemente, el de Tot per Terrassa (TxT). 

También los comunes presentaron a su propia candidata, Laura Pérez. Esa decisión, consecuencia directa del anuncio hecho el martes de que no apoyarían ningún pacto que implicara a lo que ellos entienden por formaciones de derechas (es decir, a JxCat, PP o Cs), desactivaba definitivamente uno de los argumentos esgrimidos por JxCat para justificar la decisión de pactar con los socialistas y dar la espalda a ERC: la de que la suma de los dos socios en la Generalitat, que también habrian sumado 23 votos, podía no ser suficiente en el eventual caso de que los comunes optaran por una fórmula similar a la seguida en el Ayuntamiento de Barcelona -donde Ada Colau reeditó la alcaldía gracias a un acuerdo con el PSC y el apoyo de Manuel Valls, entonces aún socio de Cs-, porque En Comú Guanyem, los socialistas y el partido naranja podrían sumar 25.

Negociaciones estériles entre JxCat y ERC

El miércoles, pese al anuncio de los comunes, JxCat insistía en afirmar que los números de un pacto con Esquerra no salían. Pero sí lo hacían, en la misma medida que lo hacían los del acuerdo con el PSC: daban para una investidura en segunda vuelta, por mayoría simple, y para gobernar la Diputación en minoría y buscando apoyos puntuales entre el resto de partidos.

En todo caso, los de Quim Torra y Carles Puigdemont siempre condicionaron un acuerdo con ERC en la Diputación a que los de Junqueras rompieran los pactos en numerosos ayuntamientos que impidieron que el candidato posconvergente obtuviera la alcaldía pese a liderar la lista más votada, algo que nunca ha entrado en los planes de los republicanos. Tampoco en los tres municipios que sus socios consideraban clave: Tàrrega, Figueres y, sobre todo, Sant Cugat, donde, tras décadas de hegemonía convergente, JxCat perdió la alcaldía en virtud de un pacto entre ERC, el PSC y la CUP.

JxCat evita hacer referencias a la crisis

«Por sus hechos los conoceréis», espetó en su intervención tras la votación Guiteras, el candidato de ERC, que se remitió al apoyo que obtuvo de TxT para recordar que un acuerdo JxCat-Esquerra habría sumado 24 votos, uno más que los que obtuvo el pacto JxCat-PSC. «Pero no ha sido así y no somos nosotros los que lo tenemos que justificar», zanjó.

Tampoco lo justificó el alcalde de Tordera, Joan Carles Garcia i Cañizares, que fue quien habló en nombre de JxCat y que no hizo ninguna referencia a la polémica con Esquerra.

Garcia se limitó a vindicar la importancia de la Diputación, una institución, dijo, centrada en la gestión municipalista y que «tiene características especiales que facilitan el consenso y el diálogo». Y añadió además un alegato en defensa de «la autonomía local» y de las «distintas dinámicas» de cada municipio y sus representantes, pese a que lo que proponía JxCat a cambio de rompero con el PSC y pactar con ERC era, precisamente, liquidar esa autonomía local y revertir más de una treintena de pactos municipales.

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