Sánchez ignora a Podemos y lanza una macrooperación de seguridad por la cumbre de la OTAN

El dispositivo, llamado Eirene, tendrá un coste final de 36 millones de euros e incluye hasta 10.000 efectivos desplegados entre Policía Nacional, Guardia Civil, CNI, Bomberos y Emergencias, entre otros

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Apenas faltan quince días para la celebración de la cumbre de la OTAN en Madrid y, ante una ocasión así, no caben las dudas en Moncloa. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha hecho oídos sordos ante las reticencias mostradas por Podemos -no así por la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, o el ministro de Consumo, Alberto Garzón, ambos militantes del PCE- sobre la presunta adjudicación de los contratos de seguridad para el evento, de los que decían que habían sido a dedo, y ha dado el visto bueno al mayor dispositivo de seguridad de la historia reciente de España.

Así lo confirman fuentes de Interior. La operación de seguridad, denominada Eirene, es un plan especial de carácter integral que toma su nombre de la diosa griega de la paz. Porque el objetivo para el Ministerio de Interior está claro: «garantizar que todo se ejecute con altos niveles de tranquilidad y paz social».

Todo el dispositivo tendrá un coste de 36 millones de euros para las arcas públicas españolas, que, gracias a una modificación publicada en el BOE del decreto sobre la estructura y composición del Gobierno, ha podido ampliar las posibilidades de contratación, circunscribiéndolo más allá del Ministerio de Exteriores e implicando al resto de departamentos ministeriales. Por ejemplo: además de Defensa, se implicarán, entre otros, Agricultura e Industria y Comercio, han indicado desde Interior.

10.000 efectivos desplegados

En total, habrá más de 10.000 efectivos desplegados. Serán hasta 6.550 policías nacionales y 2.400 guardias civiles, a los que se sumarán miembros de policía municipal, de seguridad de Casa Real, seguridad de Presidencia del Gobierno, seguridad privada, expertos en ciberseguridad, miembros del CNI y bomberos y emergencias de la ciudad de Madrid, han detallado las fuentes.

«Como país estamos exactamente donde teníamos que estar», presumen desde Interior por la organización del evento, clave además en el actual contexto diplomático de España, con frentes abiertos no sólo en Argelia sino también en Marruecos, además de la guerra entre Rusia y Ucrania y sus consecuencias económicas. «La relación con OTAN es magnífica, relación muy fluida y eficaz», insisten.

Esta macrooperación de seguridad se ha dividido en cuatro fases. Actualmente, España y Madrid ya se encuentra inmersa en la segunda de ellas. La llamada fase previa se inició en el mes de octubre, pero desde el 12 de mayo, han precisado, está en marcha la fase preventiva, que durará hasta el 23 de junio. De ahí a la víspera de la inauguración de la cumbre se desplegará la fase de alerta, y durante la celebración del evento se implantará la fase crítica, que finalizará con el cierre.

Análisis masivos del CNI

El plan contempla incluso la protección de infraestructuras de carácter esencial, pero no se queda ahí: también cuenta con un despliegue de drones, análisis masivos del CNI, un control exhaustivo incluso de antecedentes y de perfiles de los empleados de IFEMA, lugar de celebración de la cumbre -aunque habrá actividades paralelas en el Palacio Real, Moncloa o el Museo del Prado, entre otras-, y vigilancia en hoteles de las delegaciones de los países participantes.

«La preocupación es toda, pero con el trabajo acumulado tenemos una visión global. No hay cuestión especial que elevar a fecha de hoy«, han relativizado fuentes de Interior. El dispositivo está gestado y coordinado entre dos taskforces [grupos de trabajo, en castellano] espejo, la de la propia OTAN y la coordinada por la secretaría general de Presidencia del Gobierno de España. Esta segunda se encarga especialmente del operativo referente a seguridad, transporte y movilidad, ámbito diplomático y logística.

Boicot de Podemos a la OTAN… y a Sánchez

Tradicionalmente, la OTAN es un tema en el que todo el espectro de la izquierda a la izquierda del PSOE de Sánchez solía encontrar un consenso. Hasta que la también ministra de Trabajo e incluso el ministro de Consumo, Alberto Garzón, líder de Izquierda Unida, tuvieron que cerrar filas en torno a Pedro Sánchez y el Gobierno, y desmarcarse de las críticas sobre la presunta ilegalidad de los contratos, algo que no es cierto.

Podemos no ha vuelto a mencionar su desagrado, pero en privado reconocen que no está en sus planes secundarlo. No es de extrañar: cabe recordar el boicot de todos los ministros de Unidas Podemos -incluida Díaz, aunque aludió motivos personales: unas pruebas médicas- al acto celebrado hace unos días en el Teatro Real de Madrid para conmemorar el 40 aniversario de la integración de España en la OTAN. Ni están, ni se les espera, aunque sea un acto de relevancia mundial.

Y eso aunque aún no se han hecho públicas las agendas de los ministros no implicados de manera directa con la cumbre. Pero todo apunta a que Yolanda Díaz sí acudirá, como parte del perfil institucional de miembro del Gobierno y vicepresidenta. La gran diferencia entre Díaz y Garzón es que ella forma parte del Consejo de Seguridad Nacional, por lo que su ausencia sería, cuanto menos, llamativa.

Sin embargo, ya es carne de discusión política a uno y otro lado del Hemiciclo. El líder de la oposición y presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, ya se ha ofrecido a Sánchez su apoyo para evitar el boicot de Podemos a la OTAN, mediante la presentación formal por carta de un acuerdo de Estado en materia de Seguridad que rubricar antes del evento para mostrar una imagen de una España «unida», y en la que remarcaba «falta de unanimidad en el seno del Gobierno al respecto del papel de España en la OTAN».

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