El director de la DGT, Pere Navarro, resuelve la duda más común del verano: ¿Se puede conducir con chanclas?

El director de la DGT responde sobre uno de los hábitos más comunes —y polémicos— de la temporada estival

Una persona con chanclas en el coche

Una persona con chanclas en el coche. Foto: IA

Con la llegada del calor y las vacaciones, una imagen se repite en playas y carreteras: miles de conductores al volante con chanclas. Este gesto, tan habitual como aparentemente inofensivo, plantea una de las dudas más recurrentes del verano: ¿es legal conducir con este tipo de calzado? Cada temporada, la pregunta se repite entre conductores, en redes sociales y medios de comunicación. Esta vez, ha sido el propio director de la Dirección General de Tráfico (DGT), Pere Navarro, quien ha salido al paso para dar una respuesta clara.

La normativa no menciona expresamente las chanclas, ni ningún otro tipo de calzado concreto. Sin embargo, eso no significa que esté permitido sin matices. De hecho, la DGT recuerda que llevar este tipo de calzado puede acarrear sanciones si compromete la seguridad al volante. Y es ahí donde radica la clave: no se trata de moda o de costumbre, sino de control del vehículo y prevención de riesgos.

Sin prohibición literal, pero con consecuencias reales

Conducir con chanclas no está expresamente prohibido en el Reglamento General de Circulación. No existe un artículo que mencione textualmente “chanclas” como calzado vetado. Sin embargo, los artículos 3.1 y 13 de dicho reglamento sí establecen normas generales sobre cómo debe actuar un conductor: con atención, diligencia, libertad de movimientos y pleno dominio del vehículo.

Pere Navarro ha dejado claro que la sanción dependerá de la valoración del agente de tráfico. Si este considera que el conductor no tiene el control adecuado del coche debido al calzado —ya sea por riesgo de que la chancla se deslice, se salga o se atasque con los pedales—, puede imponer una multa de hasta 80 euros. Por tanto, la legalidad depende del contexto y de la evaluación subjetiva del comportamiento al volante.

La DGT insiste en que este tipo de sanciones no buscan castigar por cuestiones de estilo o comodidad, sino prevenir accidentes. El calzado inadecuado, aunque no prohíba circular, puede aumentar considerablemente el riesgo de una reacción tardía o una maniobra fallida.

Un problema más común de lo que parece

Según estimaciones del propio organismo de Tráfico, cerca de 800.000 personas conducen cada verano calzando chanclas. Se trata de un comportamiento extendido, especialmente en zonas de playa, campings o entornos rurales, donde los trayectos cortos y el ambiente relajado llevan a muchos a bajar la guardia en cuestiones de seguridad.

Pero comodidad no siempre significa seguridad. Las chanclas, por su estructura abierta, su escasa sujeción y su material resbaladizo, pueden salirse del pie con facilidad, doblarse o interferir con el pedal de freno o acelerador. Esta falta de firmeza convierte a un gesto simple, como frenar de emergencia, en una situación potencialmente peligrosa.

Además del peligro, está el coste. La multa de 80 euros no acarrea pérdida de puntos del carnet, pero sí es un recordatorio claro de que una elección inadecuada puede tener consecuencias económicas e incluso legales.

Lo que recomienda la DGT para evitar riesgos

Desde la DGT se recomienda conducir con un calzado que garantice sujeción, estabilidad y precisión al pisar los pedales. Esto implica evitar chanclas, sandalias abiertas, tacones y, por supuesto, conducir descalzo. Todos estos casos suponen una merma en la capacidad de respuesta ante una situación imprevista.

Un simple gesto como cambiarse de zapatos antes de ponerse al volante puede marcar la diferencia. Llevar un par de zapatillas o calzado cerrado en el coche, especialmente si se prevén trayectos frecuentes entre la playa y el alojamiento, es una medida fácil y eficaz. La seguridad vial empieza por los pequeños detalles, y este es uno de ellos.

La elección del calzado no es solo una cuestión de estilo o costumbre veraniega, sino una decisión que afecta directamente al control del vehículo. Los accidentes no siempre se deben a grandes imprudencias; a veces basta un instante de distracción o un mal apoyo para perder el control.

Unas zapatillas en la bandeja de un coche
Unas zapatillas en la bandeja de un coche. Foto: Freepik

Pere Navarro: “No está prohibido, pero puede ser sancionable”

Pere Navarro ha sido tajante en sus declaraciones: “Conducir con chanclas no está prohibido como tal, pero puede ser sancionable si afecta a la conducción segura.” Es decir, la ley no se mete en qué tipo de zapato llevas, pero sí evalúa sus consecuencias. La autoridad podrá actuar si considera que el conductor no mantiene el dominio adecuado del coche.

La clave, según Navarro, es el sentido común. No todo lo que no está prohibido es recomendable, y menos cuando está en juego la seguridad personal y la de otros usuarios de la vía. En este sentido, la DGT no se limita a multar, sino que lanza campañas informativas cada verano para concienciar sobre las consecuencias del calzado inadecuado al volante.

Chanclas, calor y responsabilidad

Conducir en verano requiere más precauciones de las que aparenta. El calor, los viajes largos, la fatiga y las aglomeraciones ya suponen factores de riesgo. Añadir un calzado inestable o poco seguro no hace más que aumentar el peligro.

Las chanclas pueden formar parte del verano, pero no del asiento del conductor. Al igual que se revisan los niveles del coche o se prepara una ruta antes de viajar, también debe prestarse atención a algo tan simple como los zapatos que llevamos puestos.

La seguridad vial no empieza cuando encendemos el motor, sino mucho antes. Y decisiones aparentemente menores, como calzarse adecuadamente, pueden prevenir accidentes, multas o situaciones evitables. Este verano, la recomendación es clara: chanclas sí, pero solo para la arena.

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Alba Carbajal

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