Radares ‘stop’ bajo la lupa: el plan de Pere Navarro (DGT) para intensificar el control del tráfico

La DGT despliega cámaras con inteligencia artificial para detectar a los conductores que no se detienen ante un ‘stop’. El objetivo: reducir las infracciones y evitar accidentes en intersecciones de riesgo

Una señal de stop

Una señal de stop. Foto: Sunae Yang en Pixabay

La Dirección General de Tráfico (DGT), bajo la dirección de Pere Navarro, ha puesto en marcha una nueva estrategia de control vial que combina la vigilancia tradicional con las herramientas de visión artificial más avanzadas. El organismo ha comenzado a instalar cámaras inteligentes en determinados cruces con el propósito de detectar a los conductores que no respetan las señales de ‘stop’, una infracción que, aunque pueda parecer menor, está detrás de centenares de accidentes cada año.

Según los últimos datos completos de la DGT, 1.093 conductores implicados en siniestros con víctimas en 2021 no realizaron la parada obligatoria. Esta cifra refleja un problema persistente que se agrava en carreteras secundarias y vías interurbanas, donde la señal R-2 —el conocido triángulo rojo con la palabra STOP— aparece con mayor frecuencia.

‘Radares stop’: cómo funciona el nuevo sistema

Aunque popularmente se les denomina “radares stop” o “radares ninja”, estos dispositivos no miden la velocidad, sino el cumplimiento de la obligación de detener el vehículo por completo. El sistema consiste en un conjunto de cámaras de alta resolución conectadas a un software de detección automática que analiza el movimiento de los coches en tiempo real.

Cuando un vehículo se aproxima al cruce, el sistema registra si efectúa una parada completa o si simplemente reduce la velocidad sin llegar a detenerse. En caso de detectar una infracción, la grabación se envía al Centro de Tratamiento de Denuncias Automáticas (CTDA), donde un agente revisa manualmente las imágenes antes de iniciar el expediente sancionador.

Este proceso, según fuentes de la DGT, garantiza un control riguroso y ajustado a la normativa, evitando errores y respetando los derechos de los conductores.

Primeras ubicaciones en Madrid y Cuenca

La fase inicial del proyecto se ha desplegado en dos puntos estratégicos. El primero, en la carretera CM-220 (kilómetro 68,7), en la provincia de Cuenca; el segundo, en la M-222 (kilómetro 13,95), en la Comunidad de Madrid. Ambos tramos fueron seleccionados tras registrar una alta incidencia de accidentes relacionados con la falta de respeto al ‘stop’.

Fuentes internas de Tráfico confirman que la elección de estos emplazamientos responde a un análisis previo de siniestralidad, en el que se identificaron cruces con visibilidad reducida, tráfico denso o condiciones de riesgo por exceso de confianza.

Pere Navarro ha insistido en que el propósito de la DGT no es “recaudar más”, sino “salvar vidas”, y que los nuevos sistemas se centrarán en los puntos donde el incumplimiento de la señal se traduce en un mayor número de víctimas.

Infracción grave: multas y pérdida de puntos

El incumplimiento de la señal R-2 está considerado una infracción grave según el Reglamento General de Circulación. La sanción por no realizar una parada completa asciende a 200 euros y conlleva la pérdida de cuatro puntos en el permiso de conducir.

La DGT recuerda que la infracción no solo se aplica cuando se ignora totalmente la señal, sino también cuando el conductor “cede el paso sin efectuar la parada total”, una práctica muy habitual pero igualmente sancionable.

No vale con reducir la velocidad. El vehículo debe detenerse completamente, aunque no haya tráfico visible”, recalcan los agentes de tráfico.

El endurecimiento del control no es casual. En 2023, 29.560 conductores fueron sancionados por no respetar un ‘stop’ o un ceda el paso, lo que supone un aumento del 7,15 % respecto al año anterior, según datos de Coches.net basados en estadísticas de la DGT.

El incremento preocupa a la administración, ya que el incumplimiento de las señales de prioridad está detrás de un elevado porcentaje de accidentes frontales y laterales, especialmente en vías convencionales.

Navarro ha señalado en varias ocasiones que este tipo de dispositivos “no sustituyen la presencia policial, pero complementan la vigilancia donde los recursos humanos no pueden llegar”.

Tecnología e inteligencia artificial al servicio de la seguridad

La DGT ha apostado en los últimos años por modernizar su red de control con sistemas basados en inteligencia artificial. Los radares stop forman parte de una estrategia integral de digitalización, que también incluye cámaras para detectar giros indebidos, invasión de la línea continua y uso del móvil al volante.

Estas nuevas herramientas permiten procesar grandes volúmenes de información en tiempo real y detectar patrones de comportamiento peligroso. “El futuro de la seguridad vial pasa por la tecnología preventiva”, aseguran desde el organismo.

De hecho, la eficacia de los radares stop podría determinar su expansión a nivel nacional. Si los resultados en Madrid y Cuenca confirman una reducción de infracciones, la DGT planea extender la red a más de 30 cruces en 2026, priorizando carreteras secundarias.

Una estrategia para frenar la siniestralidad

Los datos de la DGT confirman que el 40 % de los accidentes mortales en España ocurren en vías secundarias, donde las intersecciones sin semáforo son especialmente peligrosas. Muchos de estos siniestros, según los informes de Tráfico, podrían haberse evitado con una simple parada completa.

Por eso, el plan de Navarro no se limita a la instalación de cámaras: también contempla campañas educativas para concienciar sobre la importancia de respetar las señales de prioridad.

Cada señal tiene una historia detrás, y muchas veces esa historia está escrita con sangre”, recordaba el director de la DGT en una reciente jornada sobre seguridad vial.

Más control, menos accidentes

La implantación de los radares stop ha generado cierto debate entre conductores, asociaciones y expertos. Mientras algunos critican que el exceso de vigilancia puede generar sensación de persecución, otros consideran que estas medidas son necesarias ante el repunte de infracciones y el aumento de víctimas en carretera.

En todo caso, el nuevo sistema se perfila como un paso más hacia un modelo de tráfico más seguro, automatizado y eficiente, en el que la tecnología actúa como aliada y no como enemiga.

Con los primeros resultados previstos para comienzos de 2026, la DGT confía en que estas cámaras se conviertan en una herramienta clave para reducir la siniestralidad y reforzar el cumplimiento de la normativa.

No queremos más sanciones, queremos menos accidentes”, resumió Pere Navarro, en una frase que resume el espíritu del nuevo plan: controlar más para sancionar menos, y salvar más vidas.

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Alba Carbajal

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