Trump sigue en guerra con la Universidad de Harvard: «tienen demasiados estudiantes extranjeros»
Trump mantiene su cruzada contra la Universidad de Harvard a pesar de que una jueza federal haya desestimado su petición de trasladar a los estudiantes extranjeros
Archivo – El presidente de EEUU, Donald Trump.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha vuelto a cargar contra la Universidad de Harvard, esta vez señalando que el número de estudiantes extranjeros que acoge la institución es excesivo. Según el republicano, esta situación estaría perjudicando a estudiantes estadounidenses, quienes, a su juicio, están viendo limitado su acceso a una de las universidades más reputadas del país y del mundo.
En declaraciones realizadas durante el fin de semana desde la Base Aérea Andrews, Trump afirmó: “No tengo nada contra los estudiantes internacionales, pero no pueden ser el 31 %. Es un número demasiado alto. Tenemos jóvenes estadounidenses con méritos que quieren estudiar allí y no pueden, simplemente porque se está dando prioridad a estudiantes del extranjero”. Una afirmación que, sin embargo, no tardó en ser desacreditada por fuentes oficiales.
Trump vuelve a falsear la realidad distorsionando cifras
Y es que el presidente de los Estados Unidos habló de un 31% de alumnos internacionales en Harvard, los datos oficiales ofrecidos por la propia universidad indican que la cifra real para el presente curso es del 27,2%. Aun así, Trump insistió en que esta proporción es inaceptable, señalando que Harvard no recibe aportaciones económicas de gobiernos extranjeros, mientras que el gobierno estadounidense “sí financia generosamente” a la institución.
“¿Por qué están admitiendo a tantos estudiantes de fuera si nosotros somos quienes pagamos?”, cuestionó Trump, dejando entrever que, a su juicio, el acceso a Harvard debería estar más restringido a los ciudadanos estadounidenses, en una guerra que viene de lejos entre Trump y la Universidad de Harvard, y que poco o nada tiene que ver con el desempeño estudiantil de los jóvenes que viven en Estados Unidos.
Y es que estas nuevas declaraciones se producen tras una serie de desencuentros que Trump y su administración han tenido con Harvard en los últimos años. Durante su mandato, intentó frenar las matriculaciones de alumnos extranjeros en la universidad, amparándose en supuestas preocupaciones de seguridad nacional y acusaciones ideológicas.
Un conflicto con una base política que se aleja de los intereses estudiantiles
Un conflicto que se intensificó recientemente después de que el Departamento de Seguridad Nacional, bajo influencia de sectores afines a Trump, anunciara que Harvard no podría aceptar nuevos estudiantes extranjeros y que los ya matriculados deberían trasladarse a otras instituciones si no querían enfrentarse a una posible expulsión del país. La medida se presentó como represalia ante la negativa de la universidad a entregar datos de estudiantes extranjeros que participaron en protestas propalestinas.
Trump, que viene utilizando estos episodios como munición política, ha vinculado abiertamente la presencia de alumnos extranjeros con el auge del antisemitismo en los campus, una acusación que Harvard ha negado rotundamente. “Todo el mundo sabe que Harvard es antisemita. Eso tiene que acabar inmediatamente”, declaró el mandatario, repitiendo críticas que ya había difundido a través de su red social Truth Social.
Por fortuna para los estudiantes extranjeros de Harvard, la polémica medida fue suspendida temporalmente por una jueza federal el pasado viernes, lo que supone un respiro para cientos de estudiantes que ya tenían planes académicos en la universidad. La resolución judicial destaca que cualquier decisión de este tipo debe basarse en fundamentos jurídicos sólidos y no en disputas políticas o ideológicas.
Por su parte y hasta la fecha, la Universidad de Harvard no ha emitido una respuesta oficial directa a estas últimas declaraciones de Trump, aunque en comunicados anteriores ha defendido su modelo educativo como “global, inclusivo y basado en el mérito”, rechazando tajantemente las acusaciones de antisemitismo o favoritismo político.
Mientras tanto, la comunidad académica y miles de estudiantes de todo el mundo observan con inquietud una escalada que pone en juego no solo la reputación de una de las universidades más prestigiosas del planeta, sino también el modelo de educación internacional al que históricamente ha aspirado Estados Unidos desde hace décadas.