Magritte y mucho más: las obras maestras del arte belga aterrizan en Málaga

Más allá de la figura (fundamental) de René Magritte, el Museo Carmen Thyssen de Málaga revela, a través de más de 70 obras, las principales tendencias plásticas desarrolladas en Bélgica desde finales del siglo XIX hasta mediados del XX

‘El donante feliz’, de Magritte, es una de las pinturas en la exposicion sobre arte belga en el Museo Carmen Thyssen de Malaga. Foto: Jorge Zapata | EFE.

El año pasado René Magritte protagonizaba una gran retrospectiva en el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, la más importante dedicada al pintor en los últimos 30 años en España. Sin duda gran referente de la pintura belga, ahora es otro museo Thyssen, concretamente el de Málaga, el que amplía el horizonte del arte belga con una nueva exposición que revela la riqueza y diversidad en tendencias desde finales del siglo XIX hasta mediados del XX.

Arte belga. Del impresionismo a Magritte aterriza en Málaga gracias a las obras que mantendrán cerrado, hasta el próximo 2024, el Museo de Ixelles en Bruselas, que custodia la segunda mayor colección pública de arte de Bélgica, con alrededor de 15.000 obras.

Precisamente la directora de esta pinacoteca, Claire Leblanc, es la comisaria de la muestra que se podrá ver en Málaga hasta el próximo 5 de marzo de 2023 y que se propone mostrar el arte belga más allá de la figura fundamental de Magritte (que, por supuesto, también está representada).

La obra de Paul Delvaux, ‘La ventana’, puede verse también en la muestra. Foto: Jorge Zapata | EFE.

Arte belga en Málaga

De hecho, son 53 los artistas que tienen cabida en las salas, incluidos James Ensor o Paul Delvaux, a través de 77 obras entre las que figuran algunas de las joyas de la colección del Museo de Ixelles y que permiten trazar un recorrido que nos lleva desde el preimpresionismo hasta el surrealismo.

El periodo comprendido entre el fin-de-siècle y los años cuarenta del siglo XX se caracterizó entre los pintores belgas por la intensa búsqueda de modernidad que dieron lugar a propuestas avanzadas, un gran atrevimiento creativo y la tensión entre el profundo apego a la realidad y la propensión a la imaginación desbordante.

Un arte que expresa la visión del “despertar de un país joven”, apunta la comisaria, teniendo en cuenta que propia Bélgica se había creado en 1830 por lo que tenía la necesidad de construir su propia identidad, en un periodo plagado de transformaciones industriales, económicas, sociales, morales y artísticas.

77 obras de 53 artistas, incluidos René Magritte, James Ensor o Paul Delvaux, trazan un recorrido por el arte belga que lleva desde el preimpresionismo hasta el surrealismo

Además, y pese a que recibió las potentes influencias artísticas de países vecinos como Francia o Alemania, la particularidad del arte belga reside, a juicio de Leblanc, en que es “autónomo”, porque “no le gustan los dogmas, las doctrinas ni las ideas forzadas”.

Jan Toorop, ‘La dama de la sombrilla’, 1888. Donación Octave Maus, 1906. Musée d’Ixelles (Bruselas).

De la libertad moral a la libertad estética

En estos años en que el clasicismo y el academicismo saltan por los aires, surge una libertad moral y una libertad estética marcada por la audacia y la experimentación.

La muestra en el Museo Carmen Thyssen Málaga nos invita así a adentrarnos en esta etapa del arte belga mediante un discurso cronológico que se recorre a través de las cuatro secciones en que se ha dividido el relato: el realismo y los orígenes del paisaje naturalista; el impresionismo y sus derivaciones; el simbolismo y las vanguardias fauvista y expresionista y, finalmente, el surrealismo.

Nombres muy conocidos por el gran público como James Ensor, con un estilo colorista a medio camino entre el impresionismo y el expresionismo, o los máximos exponentes del surrealismo y el expresionismo, René Magritte y Paul Delvaux, conviven con artistas para muchos aún desconocidos como Jan Toorop, Émile Claus, Anna Boch, Fernand Khnopff, Léon Spilliaert o Jos Albert.

Jos Albert, ‘El gran interior’, 1914. Propiedad de la Comunidad Francesa de Bélgica, en depósito en el Musée d’Ixelles, Bruselas © Joseph Pierre Albert Jos Albert, VEGAP, Málaga, 2022.

Entre las obras más destacadas del recorrido se encuentran Dunas, de Louis Artan, expuesta en la primera sección como ejemplo del nacimiento de la modernidad en el paisaje belga; El gran interior de Jos Albert (1914), en la planta tercera, con su explosión de colores que enlazan al autor con el fauvismo francés; o La mujer de la sombrilla, de Jan Toorop, y Dunas al sol, de Anna Boch, que son ejemplos del mejor impresionismo producido en la Bélgica del fin-de-siècle.

Magritte y Delvaux

El recorrido expositivo termina en una sala que reúne a dos de las grandes figuras del arte de este país, René Magritte y Paul Delvaux, exponentes del surrealismo y el expresionismo en Bélgica.

Aquí se puede contemplar el emblemático cuadro de Magritte El donante feliz, con su inconfundible silueta de un hombre con bombín, una de las últimas pinturas que hizo antes de morir y que creó expresamente para el Museo de Ixelles como agradecimiento por hacerle una retrospectiva.

La obra de René Magritte ‘El rostro del genio’ (1927), esta en la sección final de la muestra. Foto: Jorge Zapata | EFE.

También es, según la comisaria de la muestra, una “obra-testamento” del pintor, en la que “está todo su universo típico: la figura con bombín, que es una forma de autorretrato; el paisaje de noche, una de sus expresiones predilectas, y un momento entre dos mundos, entre sueño y realidad, y la esfera, que él nunca quiso descodificar para dejar rienda suelta a la imaginación”.

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