El arte psicodélico de Víctor Moscoso deslumbra en Asturias
El Centro Niemeyer de Avilés presenta 130 obras de uno de los ilustradores más influyentes del siglo XX, quien llevó la psicodelia en el diseño gráfico a su máxima expresión

El color es clave para entender la obra de Víctor Moscoso. Foto J.L. Cereijido
Un lenguaje arriesgado, un contraste cromático agresivo, imágenes fuera de contexto, tipografías difíciles de entender: esa era la biblia creativa para Víctor Moscoso y sus carteles piscodélicos, uno de los hitos de este ilustrador estadounidense nacido en Galicia, y que fue uno de los diseñadores más influyentes del siglo XX.
Moscoso sigue creando a sus 85 años en su estudio del Valle de San Jerónimo, en California. Dueño de una larga carrera con sólidas raíces en los movimientos contraculturales que crecieron en los años ’60, su vida y obra se puede conocer en la exposición que hasta el 12 de junio se organiza en el Centro Niemeyer de Avilés, en Asturias.
El universo psicodélico de Moscoso
‘Moscoso Cosmos. El universo visual de Victor Moscoso’ presenta 130 obras, donde se encuentra la famosa serie de carteles de rock psicodélico realizadas entre 1966 y 1967, producidas durante ocho meses para las presentaciones de The Grateful Dead, The Doors, The Chambers Brothers y Herbie Hancock, entre otras.
Entre más carteles, cubiertas de discos, ilustraciones para revistas y libros, animaciones y fotografías que llevan a un colorido viaje por el tiempo se encuentran 14 números de la revista Zap Comix, publicación underground que debutó en 1968 y que se editó durante cuatro décadas.
Los carteles de Moscoso, con fuertes contrastes cromáticos y tipografías poco legibles, son la máxima expresión de la psicodelia en el diseño gráfico
Uno de los apartados más interesantes que se pueden ver en la cúpula diseñada por el arquitecto Niemeyer es la muestra de carteles cinéticos de Moscoso, que cuando se exponen a la luz parecen cobrar movimiento. Psicodelia pura.
De los beats a los hippies
Moscoso se ha dedicado a crear y crear, manteniendo el dogma de huir de galerías y agencias de representación. En la Escuela de Arte de Yale tuvo como maestro a Josef Albers, talento proveniente de la Bauhaus, quien le inculará la pasión en la interacción del color.
En San Francisco fue atraído por el movimiento beat en 1959, y si bien ya brillaba como pintor en el movimiento figurativo, dio el salto al diseño gráfico con una carrera que creció conforme avanzaba la revolución psicodélica.
El cómic underground más influyente
En 1966 ya había dejado los pinceles y se dedicaba en exclusiva al diseño de carteles de rock psicodélico, sobre todo para salas como The Avalon Ballroom o The Matrix, que permitió al mundo conocer la olla de ebullición que era el San Francisco del flower power.
En los carteles cinéticos las figuras y letras parecen cobrar movimiento cuando se colocan bajo la luz
Cuando ya se había consolidado como uno de los creadores más influyentes volvió a dar un golpe de timón a su carrera y se centró en los cómics alternativos, donde con artistas como Robert Crumb, S. Clay Wilson y Rick Griffin creó el colectivo Zap, que editó la revista Zap Comix, y que fue una de las referencias de la contracultura nortemaericana.
Esta explosión de colores, diseños, psicodelia, ilusiones ópticas, rock y sueños hippies llegan a Avilés para conocer una nueva cara de la cultura del siglo XX.