Del telégrafo a Chillida: una exposición conecta arte y ciencia en la colección Telefónica

La exposición ‘Conexiones en la Colección Telefónica’ establece, por primera vez, un diálogo entre obras de arte, tecnología y documentos históricos de la compañía en más de 200 piezas

200 piezas de la Fundación Telefónica bucean en los nexos entre ciencia y arte. Foto: Fundación Telefónica.

¿Qué tiene que ver un cuadro cubista de Juan Gris con un telégrafo de principios de siglo XX? ¿Y una pieza de Eduardo Chillida con un teléfono de disco de 1925? La relación de la modernidad con la explosión de las telecomunicaciones o la importancia de la voz humana en el arte y la tecnología son algunos de los vínculos entre las piezas de los fondos artístico, tecnológico y documental de Telefónica, que por primera vez dialogan en una gran exposición.

Con el nombre de Conexiones en la Colección Telefónica la muestra, disponible hasta el 25 de septiembre en Espacio Fundación Telefónica de Madrid (Gran Vía, 28), bucea en la colección de más de 70.000 piezas de la compañía para mostrar, a través de 200 objetos, la red de relaciones, a veces no tan evidentes, que recorren sus fondos.

Así, Juan Gris, María Blanchard, Joan Fontcuberta, Eduardo Chillida, Marina Abramović, Shirin Neshat o Juan Muñoz convergen con fotografías de gran valor histórico de Alfonso, películas de los años veinte o piezas del patrimonio tecnológico como la bobina de Marconi o el teléfono de disco de la Western Electric Company de 1925, idéntico al que usó Alfonso XIII en 1928 en la inauguración del servicio telefónico entre España y América.

Un viaje más allá del tiempo

A lo largo de seis ámbitos, la exposición establece relaciones temáticas que van más allá de lo cronológico, con el objetivo de releer los fondos bajo nuevas perspectivas que entrelacen la evolución de la tecnología con la creación artística.

‘Downtown’, de Eduardo Chillida se expone en esta muestra. Foto: Fundación Telefónica.

La ciudad moderna, Comunicar con lo invisible, Conectar continentes, Códigos y signos, Incomunicación y averías y Comunicar con la voz y el gesto conforman las seis secciones de la muestra tejiendo una red de relaciones con objetos de naturaleza muy diversa y heterogénea que buscan, sin embargo, generar significados e historias compartidos.

En total se exhiben 90 piezas de la colección de arte, 36 piezas tecnológicas desde los inicios de la compañía y 50 piezas del archivo que recorren el legado tecnológico, artístico y documental, no solo en España sino en toda Latinoamérica.

Diálogo arte-ciencia

El discurso de la exposición se centra en mostrar las conexiones entre el arte y la ciencia, dando sentido al diálogo que se establece entre los diferentes elementos con el resto de obras y piezas de cada sala.

Entre las obras más destacadas de la sección La ciudad moderna se encuentran Downtown, una escultura de Eduardo Chillida que imita los rascacielos de Nueva York, y Verres, journal et bouteille de vin de Juan Gris, una obra que introduce referencias literales a dos avances que habían transformado la vida de las urbes modernas: la prensa y las telecomunicaciones.

También fotografías de los años treinta de Horacio Coppola, mostrando Buenos Aires como una metrópoli vibrante y avanzada, los paisajes urbanos de Hong Kong de Andreas Gursky o Thomas Struth o las imágenes de Alfonso de la construcción de la sede de la Compañía Telefónica Nacional de España en 1929, una revolución urbanística para la ciudad que se erigió durante un tiempo como el rascacielos más alto de Europa.  

Las obras de arte se vinculan a avances técnicos que facilitan (o no) la comunicación. Foto: Fundación Telefónica.

Comunicación invisible

La segunda sección juega con la idea de lo invisible en el arte y en la tecnología para interrelacionar obras de artistas cubistas como Juan Gris, Albert Gleizes o María Blanchard con piezas tecnológicas que funcionan gracias a fenómenos físicos que no podemos apreciar con la vista, como es el caso de la bobina de onda corta de Marconi o la válvula electrónica.

A continuación se expone cómo el tendido del cable submarino, que permitió conectar Europa con América, discurrió en paralelo con el extraordinario diálogo artístico a ambos lados del Atlántico que permitió, por ejemplo a los uruguayos Rafael Barradas y Joaquín Torres García, el brasileño Vicente Do Rego Monteiro o el argentino Xul Solar tomar las bases del cubismo para hacerlo evolucionar hacia algo nuevo.

Códigos y signos

Otro apartado ahonda en la necesidad de códigos compartidos para que se produzca el acto de comunicación (o incomunicación). En este sentido se reúnen piezas que interpelan al visitante con una suerte de mensaje cifrado, como la estrella de cinco puntas que Marina Abramović dibuja con una cuchilla en su propio cuerpo, las cruces que aparecen con frecuencia en la obra de Tàpies, la composición de píxeles anaranjados de Vik Muniz o los signos que reúne Torres García.

La visión de estos artistas dialoga con la invención de máquinas capaces de efectuar acciones complejas con un lenguaje especial que permitió a las personas comunicarse con ellas. Aparatos como el teleimpresor de telegrafía perforador Creed de 1930 o un plano del circuito de comunicación completa entre dos dispositivos telefónicos son un ejemplo de cómo, a través de la parte intangible de las comunicaciones y de un lenguaje específico, se establece la comunicación entre dos abonados.

Y, frente a la comunicación, su contrario. La incomunicación humana y la avería técnica se contraponen a través de trabajos como los del escultor Juan Muñoz, que alude con frecuencia a esa incapacidad para establecer relaciones.

Otro ejemplo nos remite a la manipulación en los mensajes. La serie Sputnik de Joan Fontcuberta narra la historia de Ivan Istochnikov, un astronauta ruso desaparecido en 1968, cuya muerte había ocultado la Unión Soviética en plena carrera espacial contra Estados Unidos.

La muestra puede verse de forma gratuita hasta el 25 de septiembre. Foto: Fundación Telefónica.

En esta obra, Fontcuberta inventa una historia y se retrata a sí mismo como un ficticio astronauta soviético, cuestionando así la veracidad que se presupone en una fotografía. Viene a ilustrar cómo tanto las imágenes como las redes y canales que las difunden pueden ser usadas para comunicar noticias falsas y generar desinformación e incomunicación.

Comunicar con la voz y el gesto

Carteles publicitarios y un audiovisual sobre las instrucciones de uso del teléfono, imágenes de las operadoras realizando su trabajo y una centralita de 1928 conviven con obras contemporáneas como Condição humana de Jorge Molder, Whispers de Shirin Neshat o O Abraço de Helena Almeida, que reflejan la importancia de transmitir emociones y sensaciones a través de la gestualidad en la última sección de la muestra, que ahonda también en el impacto de la llegada del teléfono.

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