Cómo Dalí usó la Venus de Milo para desafiar al arte pop

La exposición 'Transgrediendo la Venus…' en el Teatro-Museo Dalí de Figueres revela la obsesión del artista por el psicoanálisis al añadirle seis cajones

La Venus de Milo de Chicago (izq) y la de Figueres (der). Foto The Art Institute of Chicago – Fundació Gala-Salvador Dalí/VEGAP

Salvador Dalí era un hombre de obsesiones. Lo sabía y lo exprimía a fondo como artista y personaje mediático, cuando solo tenía la radio, la TV y los periódicos para promocionarse.

Esas obsesiones podían ser las hormigas (símbolo de la muerte) o los panes, los huevos o su esposa y musa Gala. Y también la Venus de Milo.

El artista catalán realizó una famosa relectura de la estatua griega con la célebre estatua Venus de Milo con cajones, que se puede ver en el Teatro-Museo de Figueres.

La escultura de la Venus con cajones ‘dialogará’ con una pieza digital cedida por el Art Institute of Chicago

Y precisamente esa escultura es protagonista de la nueva muestra de ese museo, Transgrediendo la Venus. ¡Dalí es clásico, es surrealista y es Pop Art!, que se podrá ver hasta otoño del año que viene en una de las logias del centro.

Instalación de la Venus de Milo con cajones en una exposición de 1939. Foto Eric Schaal © Fundació Gala-Salvador Dalí

La copia digital

Uno de los puntos más interesantes es el diálogo que hace el Teatro-Museo con una obra similar que se encuentra en el Art Institute of Chicago, que la cede pero como ‘préstamo digital’.

Para ello, se ha realizado una creación holográfica que se presenta en una pantalla OLED transparente LG que, al mismo tiempo, quiere ser un homenaje a los hologramas que Dalí creó durante los años 70 en colaboración con el Premio Nobel de Física Dennis Gabor.

Además de estas dos esculturas, una física y otra digital, se pueden ver óleos, dibujos, una pieza de material preparatorio, folletos, revistas, libros, fotografías y un fragmento del filme Autoportrait mou.

La llegada de la Venus digital a Figueres forma parte de la apuesta de la Fundación Dalí por las nuevas tecnologías en los espacios expositivos, como una alternativa para preservar las obras de arte originales.

La fascinación por el psicoanálisis

La muestra profundiza sobre la importancia que Dalí daba a la cultura helenística, como se ve en varios de los retratos de sus obras.

Además se detalla cómo la Venus de Milo con cajones sirvió para exponer las teorías artísticas de Dalí que casaban con su método paranoico-crítico de interpretación de la realidad.

Salvador Dalí en su taller de Portlligat, 1968. © Melitó Casals, “Meli”/Fundació Gala-Salvador Dalí

Al perforar el cuerpo de la diosa con seis cajones Dalí abría las puertas de su fascinación por el psicoanálisis: “la única diferencia entre la Grecia inmortal y la época contemporánea es Sigmund Freud, que ha descubierto que el cuerpo humano, que en la época de los griegos era puramente neoplatónico, hoy en día está lleno de cajones secretos que solo el psicoanálisis es capaz de revelar”, había dicho el artista.

Desafío al arte pop

La escultura también evidencia los pasos de Dalí por el arte pop, que no lo tomaba como una adhesión, sino como una provocación a las nuevas generaciones de artistas.

‘Declaración de la independencia de la imaginación y los derechos del hombre a su propia locura’ de Dalí

En 1964 el creador del Empordà había anunciado que instalaría seis Venus en su futuro museo como “una lección para los artistas pop”; y aunque no cumplió su promesa, el desafío ya estaba sobre la mesa.

Dalí dijo que la creación de varias Venus con cajones sería una lección para el arte pop

En la visita por el Teatro-Museo se puede ver una interesante transición de estilos: tras salir de la sala Mae-West del primer piso se encuentra con el Busto de mujer retrospectivo (1933/1976-1977), uno de sus principales objetos surrealistas; la hornacina con la Venus de Milo con cajones (1936/1964); una instalación consagrada al Ángelus de Millet, y por tanto a su método paranoico-crítico; el espacio reservado a Poesía de América, “una pintura de 1943 en la cual el Surrealismo y los cajones aún son evidentes, y en la que Dalí anticipa el arte pop con la representación de una botella de Coca-Cola”; describen en la Fundación.

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