La fotografía directa de Paul Strand desembarca en Málaga

Hasta el próximo 6 de marzo podrá verse en el Museo Carmen Thyssen de Málaga una muestra con 131 imágenes de Paul Strand que condensan la historia de la fotografía

La muestra cuenta con 131 imágenes de Paul Strand. Foto: Jorge Zapata | EFE.

Retratos en primeros planos y miradas que se nos clavan con sinceridad, vistas urbanas con encuadres insólitos, geometrías, blancos y negros y contrastes intensos. Paul Strand inmortalizó una Nueva York distinta a como se conocía hasta entonces, pero también se atrevió a hacer con su cámara cosas que ningún otro fotógrafo había probado hasta entonces. Una muestra del trabajo de este gran referente del siglo XX puede verse ahora en el Museo Carmen Thyssen de Málaga.

Compuesta por 131 imágenes, la muestra Paul Strand. La belleza directa. Fotografías de las Colecciones MAPFRE presenta los fondos de la Fundación Mapfre, la colección más extensa del autor fuera de los EEUU, y podrá verse en la capital malagueña hasta el próximo 6 de marzo.

Cuando la fotografía se emancipó de la pintura

Neoyorkino de nacimiento, Paul Strand (1890-1976) se inició en la fotografía de la mano de otro de los grandes nombres del género, Alfred Stieglitz, en un contexto de renovación de ese aún joven medio, que buscaba reividicar su condición artística con un lenguaje propio e innovador.

Las calles de su ciudad fueron su primer campo de pruebas donde Strand abrió las posibilidades de una fotografía directa que desarrollaría luego durante más de medio siglo y que haría de él una figura imprescindible de la historia de la fotografía.

La exposición muestra los fondos de la colección MAPFRE. Foto: Jorge Zapata | EFE.

Para Carlos Gollonet, comisario de la exposición y conservador jefe de fotografía de la Fundación Mapfre, la exposición puede leerse como “una especie de historia de la fotografía concentrada” a cargo de “uno de los grandes nombres en el siglo XX” de esta disciplina.

Sin embargo, la obra de Strand fue más allá de la fotografía, indagando en campos como el cine, con obras de vanguardia y también documentales, pero también el teatro o la edición de libros, en los que vio la mejor manera de transmitir su obra.

Ordenadas cronológicamente, las imágenes muestran en una primera etapa a un fotógrafo vanguardista que rompe con todo lo que se venía haciendo, especialmente en referencia al movimiento pictorialista, que se acercaba a la pintura.

En la muestra pueden verse los célebres ‘retratos robados’ de Strand, fotografías de personajes desclasados de Nueva York que nunca habían sido fotografiados

Agrupadas en tres secciones, las fotografías avanzan por lo grandes hitos del artista y saltan de su ciudad natal a otros lugares de América, Europa y África, hasta sus últimos años en la campiña francesa

Un antes y un después en la fotografía

Entre las fotografías experimentales de sus primeros años en Nueva York (1915-1930), Strand juega con el cubismo y con la abstracción, lo que confirma, explica el comisario, “un antes y un después en la historia de la fotografía”.

Hacia 1916, empieza a tomar retratos de personajes desclasados de la calle en Nueva York que nunca habían sido fotografiados, sus célebres ‘retratos robados’, como la emblemática imagen de la mujer ciega que ahora se puede ver en Málaga, y en los que empleaba una cámara trucada con un prisma con la que los protagonistas no eran conscientes de que estaban siendo fotografiados.

Con este objetivo indiscreto, el artista se acerca a la fotografía social y a una experiencia cotidiana que será crucial para la fotografía urbana del siglo XX.

De hecho, este tipo de retrato fue tan novedoso que el propio Strand dejó de hacer retratos durante 15 años, recuerda Gollonet. Como autor siempre político y comprometido, sin embargo, siempre se volcaría en fotografías de un gran contenido social.

La exposición muestra los fondos de la Colección MAPFRE, la más grande sobre Paul Strand fuera de los EE UU

Entre América y Europa

En la siguiente etapa, en los años 30, Strand trabaja en México, donde cambiaría su forma de acercarse a la fotografía, como puede verse en su The Mexican Porfolio, publicado en 1940.

Además, se centró en el cine como una forma de llegar a un público mayor, a lo que se unió su nombramiento como director general de Fotografía y Cine por el gobierno de ese país.

En esos años rodó un documental para recaudar fondos para la Guerra Civil española y, en 1945, el museo MoMA de Nueva York le organizó una retrospectiva, la mayor consagrada hasta entonces a un fotógrafo.

Del éxito de esta exposición surgiría un proyecto sobre Nueva Inglaterra en los años sucesivos, que daría como resultado su primer libro propio de fotografías, Time in New England (1950).

Su estancia en EEUU terminó por la presión de la caza de brujas del macartismo y abandonó voluntariamente su país para instalarse en Francia. En Europa se interesa cada vez más por temas sociales y realiza una serie de publicaciones, fruto de sus viajes por Francia, Italia y las Islas Hébridas, cuyas fotografías se muestran también en esta sección.

Refugio francés

En el año 1955, Paul Strand adquiere una propiedad en Orgeval, un pequeño pueblo al oeste de París, que se convertiría en su refugio para experimentar con la fotografía entre sus continuos viajes que le llevaron, en los años sesenta, a lugares como Rumanía, Marruecos, Egipto o Ghana.

En estos años y estas imágenes, que pueden verse en la muestra, su singular acercamiento a la realidad de la gente y de los lugares muestra su compromiso ético y social y está asociado a las nuevas corrientes de pensamiento que surgieron durante la posguerra, como el humanismo, dando visibilidad a otras culturas y formas de vida.

Tras sus campañas fotográficas, Strand siempre volvía a Orgeval donde revelaba sus fotografías y preparaba sus libros, exposiciones y porfolios y recibía también a numerosos amigos y colaboradores. Hasta el final, siguió experimentando, ya fuera con rostros o plantas de su jardín, mostrando siempre un anhelo tanto de evolución como de veracidad en sus imágenes.

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