‘Malos libros’: así se vetó, tachó y mutiló la cultura en Europa

Una exposición en la Biblioteca Nacional de España explora la historia de los libros prohibidos entre los siglos XVI y XIX y cómo la censura ha influido en la cultura y el pensamiento en España y Europa

Vista de la exposición Malos libros: la censura en la España moderna

Vista de la exposición ‘Malos libros’ en la BNE. Foto: Juan Carlos Hidalgo | EFE.

Libros vedados, intervenidos, tachados, borrados y mutilados, pero también títulos perdidos, quemados, emparedados o arrojados a los pozos. Todos entran en la categoría de libros prohibidos y expurgados y son los protagonistas de una nueva exposición en la Biblioteca Nacional de España (BNE) que pone el acento en el impacto de la censura en la cultura y la historia intelectual europea.

Malos libros, la censura en la España moderna es el nombre de la muestra, que podrá verse hasta el 11 de febrero de 2024 en la Sala Hipóstila de la BNE en Madrid (Paseo de Recoletos, 20-22) y que explora la historia de los libros prohibidos hasta el siglo XIX.

Índices de libros prohibidos

A través de numerosos ejemplos de los fondos propios de la BNE, la muestra, coordinada por la catedrática de Teoría de la Literatura de la Universidad Autónoma de Barcelona María José Vega, pone el foco en cómo se practicó la censura entre los siglos XVI y XIX, especialmente a través de los ‘índices de libros prohibidos’, que perseguían y censuraban cualquier rastro de herejía.

Exposición libros prohibidos en la BNE, Madrid
La exposición pone el foco en los índices de libros prohibidos. Foto: Juan Carlos Hidalgo | EFE.

Y es que, aunque la censura ha existido siempre y en todas partes, los métodos para castigar textos y autores considerados “malos” cambiaron especialmente tras la multiplicación de libros como consecuencia del nacimiento de la imprenta en el siglo XVI. Así, fue en el seno de las universidades de la Europa católica (y no de la Inquisición) donde se elaboraron los listados de libros prohibidos.

Los primeros de estos índices fueron compilados por las Facultades de Teología de París y Lovaina a mediados del siglo XVI ya que era a los teólogos a quienes correspondía señalar la herejía y el protestantismo.

Los libros más afectados fueron los de teología, espiritualidad y devoción, historia, derecho, adivinación, astrología y magia.

Libros más temidos que la peste

La obscenidad, en cambio, no fue un elemento destacado, ya que eso correspondía a los confesores, según Vega, que apunta que se llegó incluso a comparar la proliferación de los libros considerados malos a la entrada de la peste en las ciudades.

En este sentido, los índices actuaban como un “cortafuegos del protestantismo”, el equivalente a una “medida profiláctica o de salud pública”.

Exposición 'Malos libros: la censura en la España moderna'
Vista de la exposición de libros prohibidos en la BNE. Foto: Juan Carlos Hidalgo | EFE.

Sin embargo, más allá del protestantismo, los índices apuntaron también a la historia, a la ficción o a las oraciones y las formas de piedad popular.

No solo eso: estos documentos transformaron la industria editorial, la ordenación de las bibliotecas, la organización de las profesiones y de los oficios en torno al libro y hasta la concepción de la escritura y de la lectura.

Los de teología, espiritualidad y devoción, historia, derecho, adivinación, astrología y magia fueron los libros más perseguidos y censurados

Es más, determinaron la percepción de la heterodoxia en otras manifestaciones artísticas, como estampas o medallas, y generaron un clima de recelo, culpa y sospecha ante el libro y la textualidad.

Listas de libros ‘malos’

Aunque no hay una estimación global de los libros afectados por la censura desde el índice de París, en 1544, hasta el último español, de 1790, y al último que existió en Europa, en Roma (en vigor hasta el concilio Vaticano II, en 1962) sí se sabe que solo de 1544 a 1596, poco más de 50 años, afectó a 6.311 ediciones de libros de unos dos mil autores.

En España, el primer índice de libros prohibidos por la Inquisición llegó en 1559 y fue igualmente severo con las obras de religión y espiritualidad ante la expansión del protestantismo.

Exposición 'Libros malos'
La obscenidad no fue tan perseguida en los libros como la herejía. Foto: Juan Carlos Hidalgo | EFE.

Junto a los libros prohibidos hubo otros expurgados o, lo que es lo mismo, aunque no eran totalmente prohibidos sí se tachaban algunas partes. Se puede ver en varios ejemplares expuestos en la exposición, como un manual contra brujas y demonios de Jakob Sprenger (Mallei meleficorum), en el que los borrones de tinta para evitar la lectura de los pasajes prohibidos llegaron a agujerear la página.

La censura obligó también a emparedar libros para salvarlos. Es el caso, también recogido en la exposición, de una biblioteca oculta de la localidad extremeña de Barcarrota, hallada casualmente en 1992 durante unas obras, con 11 libros que llevaban ocultos desde el siglo XVI y entre los que se cuenta una edición del Lazarillo de Tormes de 1554.

Censura como forma de control social

Organizada como si de un libro se tratase, la exposición cuenta con preámbulo, epílogo, dos capítulos y un intermedio e incluye índices españoles, portugueses, romanos, antuerpienses.

Malos libros la censura en la España moderna
Malos libros la censura en la España moderna. Foto: Juan Carlos Hidalgo | EFE.

Entre las vitrinas se suceden ejemplos de control, como el escrutinio de los libros de Don Quijote, a través de los que se parodia la actuación inquisitorial.

La exposición matiza las diferencias entre los índices y entre las políticas censorias de varios territorios católicos comparando su severidad e intereses, y poniéndolos en el contexto de los índices europeos.

También se exponen piezas conservadas de forma azarosa, como un amuleto mágico impreso o un grabado erótico del llamado Opúsculo Toscanini, el único ejemplar impreso que ha sobrevivido de la primera edición de los célebres Dieciséis modos.

Además, la muestra dedica un apartado específico a la censura aplicada especialmente sobre las mujeres que, durante el Siglo de Oro en España vieron multiplicados los esfuerzos para controlar su actividad lectora.

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