Rosario vuelve a los escenarios tras un año y medio

Arrancó en Barcelona una gira que la llevará por toda España con actuaciones en diferentes festivales como el Bahía Sound (Cádiz), Murcia On, Noches del Botánico (Madrid), Terramar (Sitges) y el nuevo Cerdanya Music Festival (Alp)

Concierto de Rosario en el ciclo Jardines de Pedralbes.

“Niña, que el público está en pie en la quinta canción” debió exclamar ‘El Pescailla’, Antonio González, el inventor de la rumba catalana, desde algún lugar del cielo de los gitanos. Y es que la vuelta a los escenarios de Rosario en los Jardines de Pedralbes de Barcelona tras un año y medio pandémico estuvo rodeada de una química especial que se percibió desde el primer acorde.

Todos salieron rendidos al otro: público y artista. El primero porque estaba dispuesto a pasarlo bien, aunque la mascarilla impidiera disfrutar cantando y la humedad obligara a bajarla un poco. La artista porque, como ella mismo aseguró en el escenario, “he echado tanto de menos miraros a los ojos”.

Bastaron 5 temas para encandilar al público. Foto: LAB | Jardines de Pedralbes.

Tras el primer tema, Te lo digo todo, de su último trabajo, a la búsqueda de un sonido rockero, el segundo, Mariposas Blancas, una balada cantándole “al aire flores” y el tercero, Yo me niego, sin necesidad de hombres malos, llegó un momento de homenajes a sus padres.

Primero Gloria a Ti, composición dedicada a Lola Flores, con coreografía flamenca y zapateado muy en sintonía con el ritmo de la balada, y después Al son del tambor, inspirada en su padre y en su rumba.

Muchas flores (para el ‘Pescailla’)

Fue al entonar el “Ya no se canta la rumba/ como cantaba el Pescailla” cuando los poros de Rosario se abrieron y el público comenzó a entonar un tema publicado en 2001 en el álbum Muchas flores donde se reivindicaba la figura del padre.

«Rosario se tomó como un reto volver a los escenarios en la ciudad de su padre»

Álex Sàlmon

El ‘Pescailla’ nació en el barrio de Gràcia de Barcelona, sombra durante años de Lola Flores, mujeriego, aquel que quedó al cuidado de los hijos y que en los años 40 se inventó “el ventilador”, ritmo que une en la guitarra percusión y acorde.

Rosario se tomó como un reto volver a los escenarios en la ciudad de su padre. El propio concierto ya era un reto. Los primeros bolos de una gira son siempre un examen. Pero en la quinta canción percibió que todo el público había ido a pasárselo bien.

El directo en tiempos de covid

Se percibieron problemas de movimientos en escena. Exceso de salidas y entradas. El coro, una sola voz, salida de tono en algún tema. Pero nada importó. Primero porque la banda de Rosario es muy potente; segundo porque ella es una “monstrua” (denominación propia de la artista) en cualquier escenario.

La cantante parece estar en el momento de su carrera de superación en la fusión de las raíces del soul y el gypsy-funky para sostenerse en sonidos más rockeros.

En el concierto de Barcelona prescindió de los vientos y lo dejó todo en manos de la cuerda y la percusión. Y en algunos de los temas su voz estaba soportada por las tres guitarras lo más metálicas posibles.

Foto: LAB | Jardines de Pedralbes.

Hasta sus paseos por el escenario parecían emular a Tina Turner. Paseo a la derecha, paseo a la izquierda. Siempre con el poderío de los Flores y un empoderamiento contemporáneo en el que Rosario sabe moverse.

Tan dura como dulce. Sobre todo, en el tema La vida es otra cosa. Una canción que sale de la mala leche y que ha trabajado con Vanessa Martín. La introdujo en el recital como dedicada a estos difíciles momentos por los que ha pasado la sociedad a causa de la Covid-19, aunque la inspiración esté en una defensa a los prontos de la cantante. “Que callen los que no saben sentir”.

Siguieron temas como No te exagero, Oye primo y No dudaría para cerrar con Cuchu Marana de estilo muy gitano y una expresión que nada significa, “cuchiribi, cuchiribi”, y lo dice todo, con ese portento, y volvemos al ‘Pescailla’, que tenía de inventarse sonidos en inglés sin traducción.

Claro que Sarandonga, la canción que popularizara su hermana Lolita, que prosigue con un “cuchiribi”, sí tiene significado. Es la expresión que utilizaba el compositor de Compay Segundo, Francisco Repilado, cuando llamaba de forma cariñosa a su esposa Sara. El ‘Pescailla’ que bebió musicalmente de Cuba en los 40, debió estar al quite.

En definitiva, un concierto para recordar por parte del público y de la propia Rosario que tendrá que esperar hasta en 26 de junio en el Festival Bahía Sound en San Fernando (Cádiz) para volver a mirar a su público a los ojos.

a.
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