Los tres mejores pueblos para visitar este año en España (según la OMT)

Sigüenza, en Guadalajara, Cantavieja, en Teruel, y Oñate, en Guipúzcoa, son los tres municipios españoles seleccionados como Mejores Pueblos Turísticos 2023 por la Organización Mundial del Turismo

Plaza Mayor y catedral de Sigüenza

Sigüenza, uno de los tres pueblos que hay que conocer según la OMT. Foto: Mar Nuevo.

Recién estrenado (ahora, por fin, sí) el otoño, con los primeros fríos, los paisajes dibujando hermosos lienzos a medida que los árboles cambian de aspecto y color, las setas y los platos de cuchara en la mesa y las chimeneas encendiéndose, el cuerpo nos pide pueblo.

No es que nos falten: amurallados, medievales, de montaña, marineros, asomados a barrancos y acantilados o descansando junto al mar, de norte a sur y de este a oeste, en España somos especialistas en pueblos bonitos, muchos de ellos agrupados en un club que lleva precisamente por nombre Los Pueblos más Bonitos de España, que cuenta con un total de 111 municipios adheridos.

En esta misma línea, la Organización Mundial del Turismo (OMT) dispone de su propia lista de los mejores pueblos turísticos (Best Tourism Villages) que acaba de engrosar con nuevas localidades en 2023 de las que tres son españolas.

Monasterio de Guadalupe
Guadalupe tiene también el sello de Mejor Pueblo Turístico de la OMT. Foto: Manuel Torres García | Unsplash.

Los tres mejores pueblos turísticos españoles

Sigüenza (Guadalajara), Cantavieja (Teruel) y Oñate (Guipúzcoa) entran, en la tercera edición de estos reconocimientos, a formar parte de la lista de los Mejores Pueblos Turísticos de la Organización Mundial del Turismo (OMT), uniéndose a los cinco que ya han recibido este sello, que son Guadalupe (Cáceres), Alquézar (Huesca), Lekunberri (Navarra), Morella (Castellón) y Rupit (Girona).

Son 3 de los 54 incorporados al listado (entre más de 260 aspirantes este año) escogidos como ejemplo de destino turístico rural por divulgar valores culturales, naturales, productos y el estilo de vida rurales, lugares donde el turismo se fomenta como motor de desarrollo local, pero desde el compromiso de la sostenibilidad económica, social y ambiental.

Der este modo, y según el secretario general de la OMT, Zurab Pololikashvili, el turismo se convierte en “motor de inclusividad, empoderamiento de las comunidades locales y de distribución de los beneficios en todas las regiones”.

Cantavieja
Cantavieja es uno de los pueblos que se adhieren en 2023 al programa. Foto: Wikimedia Commons.

Un total de 190 pueblos en todo el mundo forma ya parte del programa, que exige el cumplimiento de una serie de parámetros en cuanto a recursos culturales y naturales, promoción y conservación, sostenibilidad, infraestructuras y conectividad, entre otros.

Sigüenza, una joya rural

No podemos poner ni un pero a la selección, al menos en España, pues los tres pueblos seleccionados son auténticas joyas rurales.

En Guadalajara, a menos de dos horas de Madrid, hacemos la primera parada en Sigüenza, un municipio que lo tiene todo para un fin de semana perfecto.

Doncel de Sigüenza
El archifamoso Doncel de Sigüenza. Foto: Mar Nuevo.

Con raíces celtibéricas y después romana, visigoda e islámica, desde hace ocho siglos Sigüenza se ha definido por su catedral, señorío de obispos hasta finales de siglo XVIII. Bajo su apariencia casi de fortaleza, guarda tesoros como una Anunciación del El Greco, una colección de 16 tapices flamencos, un magnífico retablo plateresco dedicado a Santa Librada, una bóveda con más de 300 cabezas esculpidas en madera y, por supuesto, la Capilla de los Arce, con la archifamosa escultura gótica del ‘Doncel’ de Sigüenza.

La calle Mayor comunica la portada meridional de la catedral con el castillo, hoy Parador de Turismo, en lo alto de un cerro. A sus pies se despliega un casco histórico medieval plagado de calles estrechas (travesañas), restos de la muralla, una Plaza Mayor renacentista, iglesias, conventos y seminarios, calles barrocas y un barrio ilustrado, además de la Alameda, que discurre en paralelo al río Henares, un pulmón verde de estilo neoclásico epicentro de la vida social de la localidad.

Sigüenza.
Calle Mayor de Sigüenza con el castillo al fondo. Foto: Mar Nuevo.

El aperitivo con el obligatorio fino seguntino, un cóctel elaborado con gaseosa fabricada en Sigüenza, vermú rojo –mejor si es de Reus– y espuma de cerveza, acompañarlo de un perdigacho o una ración de torreznos en la Plaza Mayor o la Plazuela de la Cárcel y una buena cena en El Doncel, el establecimiento con estrella Michelin que comandan los hermanos Enrique y Eduardo Pérez, son otras propuestas imprescindibles en la localidad.

Cantavieja, Teruel

Encaramado en lo alto de un escarpado peñón a 1.300 metros de altitud, Cantavieja, en Teruel, posee uno de los conjuntos monumentales más completos del gótico aragonés, así como un casco histórico declarado Bien de Interés Cultural.

Sin duda, uno de los pueblos más hermosos del Maestrazgo -aquí está la capital histórica del Maestrazgo turolense- que también forma parte de la asociación de los Pueblos más Bonitos de España.

Con una vasta historia, huellas de otras vidas y otros pobladores se rastrean en grabados rupestres, andanzas de Aníbal, asentamientos de íberos, historias de templarios y guerras carlistas (en el Museo de las Guerras Carlistas se repasa esta parte de su agitado devenir).

Cantavieja
Cantavieja. Foto: Manel Zaera | Flickr.

En la plaza porticada hay que detenerse en la iglesia de la Asunción. En su Torre aún se conserva una de las escuelas más antiguas de Aragón, de 1918.

Tras cruzar el arco de la Torre, de 1612, encontramos la Casa el Bayle, con sus balcones de forja, lugar de residencia en su época de Ramón Cabrera.

Además, en la Iglesia del Convento trinitario se encuentra uno de los dos sepulcros góticos de alabastro que hay en Aragón (el otro está en la catedral de La Seo, en Zaragoza), que data de 1420 y pertenece a Gonzalo de Funes, que fue comendador de Cantavieja y Aliaga, Gran Prior de Cataluña y castellán de la Castellanía de Amposta.

Oñate, Guipúzcoa

Situada en la comarca del Alto Deba, a los pies del monte Aloña, Oñate (Oñati en euskera y oficialmente) es la villa más monumental de Guipúzcoa y una de las localidades más bellas del País Vasco con un casco histórico plagado de palacios, iglesias y edificios de gran valor arquitectónico.

Oñate
Foto: Turismo de Oñate.

Entre sus joyas, la universidad Sancti Spiritus, del siglo XVI y ejemplo de la arquitectura civil del renacimiento vasco, con un destacado claustro y un retablo plateresco tallado por el escultor francés Pierres Picart.

Tampoco hay que perderse la iglesia de San Miguel, mezcla de gótico, barroco y neoclásico, el monasterio de Bidaurreta, la imponente Plaza de los Fueros, presidida por el ayuntamiento, y la Plaza de Santa Marina, rodeada de hermosos palacios como Antia, Madinabeitia y Baruekua.

A unos 9 km del casco urbano hay que desplazarse para pasear por el barrio de Arantzazu, en el Parque Natural de Aizkorri-Aratz, con la impresionante basílica elevada sobre un precipicio en cuya construcción participaron, en los años 50 del siglo XX, artistas como Eduardo Chillida, Jorge Oteiza, Nestor Basterretxea y Lucio Muñoz.

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