La Albufera, el paraíso verde y azul a minutos de Valencia

En barca, bicicleta o haciendo senderismo, explorar la Albufera de Valencia es descubrir un oasis de humedales y arrozales que aloja una variada biodiversidad

A minutos de Valencia se encuentra un paisaje lacustre rodeados de arrozales y bosques: la Albufera. Foto Visit Valencia

Quien esté en una terraza o torre en Valencia y dirija su mirada al sur verá una extensa mancha verde, con algunos retazos azules o grises, al borde del Mediterráneo. Se trata de la Albufera, un humedal lacustre de más de 20.000 hectáreas que es un paréntesis de naturaleza entre carreteras y arrozales.

Basta hacer 10 km desde el centro de esa ciudad para llegar a este paraje que ofrece atardeceres inolvidables, que ha sido fuente de inspiración para las novelas de Vicente Blasco Ibáñez y que se considera la cuna de la paella.

Estamos ante un entorno que se puede descubrir en su laberinto de senderos para caminar o andar en bicicleta por el carril que va paralelo a la carretera V-15. O incluso navegando por su lago.

En la Albufera se pueden ver uno de los mejores atardeceres que se recuerden. Foto Visit Valencia

La Albufera en bicicleta o a pie

Uno de los recorridos sugeridos por Turismo de Valencia es la Vuelta a la Albufera, trazado de 78 km que sale desde Valencia y cruza los arrozales y la franja de bosque mediterráneo litoral, donde se pueden visitar los puertos y pueblos de pescadores alrededor del lago.

Uno de ellos es El Palmar, donde sus restaurantes como el Mateu preparan una exquisita lisa adobada o el guiso de anguila conocido como all i pebre.

En bici o a pie hay seis recorridos sugeridos. Ellos son la Ruta del Botánico (de 800 mts), la de los Sentidos (300 mts), la histórica de El Saler (600 mts, donde hay que probar la repostería del Muntanyar de la Mona), la de la Gola de Pujol (730 mts), la que transcurre por las playas (2 km) o la de los Paisajes (4 km).

Paseo en bici por El Saler. Foto Visit Valencia

En bus o en barca

Más relajado es el paseo en el bus turístico de la Albufera, cuyo recorrido por la zona dura dos horas, pero donde uno puede bajarse en cualquier punto y disfrutar del paisaje por su cuenta.

En la Albufera hay seis rutas breves, de 300 a 4.000 metros, que permiten explorar su variedad de paisajes y ecosistemas

Este servicio incluye un paseo en barca de media hora por el lago de 2.800 hectáreas, uno de los más grandes de España. Lamentablemente el espejo de agua se ha reducido a una tercera parte de lo que era en el siglo XIX, cuando llegaba hasta los barrios de Valencia.

Pero todavía se lo puede navegar en botes llamados perchas, en los más modernos impulsados a motor o en las embarcaciones de velas latinas, herederas de las barcas de pescadores que durante siglos han aprovechado la riqueza de sus aguas.

Paseo en una barca tradicional. Foto Visit Valencia

Los paseos lacustres se pueden realizar desde la Gola de Pujol o en los pueblos de Catarroja, Silla, Sollana o El Palmar, y se pueden combinar con visitas a las barracas de pescadores o a locales que preparan fabulosas paellas.

Santuario de biodiversidad

Al pasear en barca se pueden ver hasta 300 especies de aves, algunas endémicas y otras migratorias como los flamencos, que llegan a la región para pasar el invierno.

Para conocer más sobre la abundante fauna en el Racó de l’Olla se encuentra un centro de interpretación, donde hay una torre con mirador que permite atrapar una de las mejores vistas panorámicas de la zona.

Desde allí se puede ver el tapiz de marjales y arrozales, que según la época del año, va cambiando de color: del verde intenso en verano pasa a un azul metálico en invierno cuando el agua cubre la superficie; hasta variar al marrón cuando la tierra queda al descubierto.

Uno de los miradores donde se puede contemplar la naturaleza. Foto Visit Valencia

El lago está separado del mar por una barrera de dunas con pinos y arbustos, en la franja conocida como la Devesa, cuya visita se puede combinar con la belleza agreste de playas como la de El Saler, L’Arbre de Gos, la Garrofera o la Devesa misma.

El rincón recuperado

Otro foco de biodiversidad que no hay que dejar pasar es el Tancat de la Pipa, que solo se puede visitar con reserva previa.

Es un arrozal de 40 hectáreas que hace 15 años fue transformado en un conjunto de hábitats acuáticos, rodeado de una densa vegetación.

Donde se encontraba el motor de la Pipa ahora hay un centro de visitantes, también con mirador que explica la evolución histórica de este paraje; uno de los tantos atractivos de ese oasis verde conocido como la Albufera.

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