Seis motivos para escaparse a Alicante con el tren de alta velocidad
Aprovechando que el Avlo unirá Madrid con Alicante desde el 27 de marzo sugerimos seis visitas y paseos imprescindibles para descubrir su alma mediterránea

El castillo de Alicante visto desde el puerto. Foto Turismo de Alicante
Ya hay fecha para que el Avlo, el tren de alta velocidad low cost de Renfe, llegue a Alicante.
Entre esta ciudad mediterránea y Madrid habrá cuatro servicios diarios, donde se podrán conseguir -con algo de suerte- billetes desde los siete euros.
En poco más de 2:30 horas, se puede viajar desde Chamartín hasta la estación alicantina, y desde ahí, salir a recorrerla teniendo en cuenta estos seis paseos imprescindibles.
Castillo de Santa Bárbara
No hay rincón de la ciudad que no esté vigilado por el castillo de Santa Bárbara, todo un símbolo de Alicante.
Ubicado en la cima del monte Benacantil, a 166 metros de altura, es una fortaleza de origen árabe reconstruida y ampliada a lo largo de los siglos.
Se puede visitar su recinto amurallado dividido en tres sectores, donde se aloja el Museo de la Ciudad de Alicante.
Para llegar hay dos opciones: o subiendo con dos ascensores que recorren las entrañas de la montaña, o realizando una intensa caminata por el Parque de la Ereta. Pero al atrapar las vistas del puerto y el Mediterráneo se comprende que el esfuerzo vale la pena.
Castillo de San Fernando
Otro baluarte que justifica un paseo para estirar las piernas. Entre el monte Tossal y el cerro de San Francisco se encuentra este castillo diseñado como una construcción típica del s.XIX.
Desde sus alturas se puede divisar tanto el centro de Alicante como el entorno de mar y sierras que lo rodean.
Alicante tiene dos castillos para capturar las mejores panorámicas: el de Santa Bárbara y el de San Fernando
Las obras de rehabilitación lo convierten en el punto final de un espacio urbano recomendado para descubrir un día de sol.
Mercado Central
Una de las mejores formas de conocer el espíritu de Alicante es dar una vuelta por el mercado central, donde se concentran casi 300 paradas.
Un paseo por los puestos de frutas, verduras, carnes, embutidos y pescados permiten conocer su variada gastronomía de mar y montaña; que se puede disfrutar en los bares y tabernas locales, o en las terrazas que hay en la plaza 25 de Mayo, frente a su fachada modernista; que comparten espacios con los puestos de venta de flores.
Arte urbano
Quien busque experiencias fuera de los circuitos turísticos puede visitar el barrio de San Antón, al pie del cerro Benacantil, que durante generaciones alojó a los obreros de la fábrica de tabacos.
Para evitar la degradación el proyecto Edusiart, del Centro Cultural Las Cigarreras, ha realizado varios murales de diferentes tamaños en muros y fachadas del barrio, lo que le otorga una colorida estética que vale la pena conocer.
Entre otros destacan los murales de las calles Sevilla 8, de la Esperanza, en Paraíso 26 y 101, Pozo 75 y en la plaza de la Misericordia.
También es importante la cantidad de murales que hay en el barrio de Campoamor, con 50 creaciones de artistas locales y de otras partes de España -además de varios internacionales-.
Explanada y paseo marítimo
La Explanada de Alicante, con sus seis millones de baldosas que imitan las olas del mar, es la columna vertebral de la vida social de la ciudad; porque su trazado comunica el casco antiguo, con las playas, las fastuosas residencias como la Casa Carbonell, el ayuntamiento, el puerto y la mayoría de edificios históricos.
Seis millones de baldosas que imitan las olas de mar dan una estética agradable a la Explanada de Alicante, rodeada de altas palmeras
Rodeado de terrazas, tiene sectores donde se venden artesanías y recuerdos; con un ritmo que es más intenso los fines de semana.
Sus 500 metros flanqueados de palmeras se enlazan con el Paseo de Gómiz o del Postiguet, senda que deriva hacia el norte con las playas de arenas blancas y sus chiringuitos (que reabrirán en la primavera) a lo largo de un kilómetro más.
Isla de Tabarca
De acuerdo, no es Alicante ciudad pero vale la pena disponer de una jornada para conocer la única isla habitada del litoral de la comunidad valenciana.
Desde la ciudad los jueves, sábados y domingos parte un ferry que en dos horas llega a la pequeña isla de Tabarca.
Fortificada en el reinado de Carlos III para erradicar a los piratas berberiscos, en su pequeño núcleo hay algunos restaurantes que ofrecen exquisitos pescados. Aunque no sea época para bañarse en sus hermosas playas, la excursión permite ver una imagen diferente del Mediterráneo.