La Costa Blanca, la tierra de los 100 castillos
A través de cinco rutas por la costa y el interior de Alicante se puede viajar por la historia descubriendo los numerosos castillos, murallas y torres que vigilan estas tierras
A través de cinco rutas por la costa y el interior de Alicante se puede viajar por la historia descubriendo los numerosos castillos, murallas y torres que vigilan estas tierras
En la Costa Blanca suelen presentarse como la tierra de los 100 castillos, pero el número no hace justicia a la realidad: en estas tierras de Alicante hay muchos más, unas 230 fortalezas y torres construidas durante 1.500 años, para defender posiciones y avanzar sobre el territorio desde las épocas romanas hasta las continuas guerras entre árabes y cristianos; para luego marcar territorio y estatus entre las casas nobles.
En sus muros en pie, en las almenas, troneras y aspilleras se escuchan las historias de los reyes visigodos, de los caudillos árabes y de los monarcas cristianos que usaron a los castillos como piezas del perpetuo ajedrez de la guerra y la política.
Las cinco rutas de los castillos permiten viajar por 1.500 años de historia en las tierras de Alicante
Para conocer estas huellas de la historia en la provincia de Alicante se han diseñado cinco rutas, donde no hace falta ver todos los castillos en una sola gira; pero las visitas a un puñado de ellos permiten viajar por la historia y recordar los largos asedios, la vida dentro y fuera de los muros, las justas medievales, la evolución de la ingeniería militar, las alianzas matrimoniales y muchas experiencias más.
Castillos de Vinalopó
Desde el Mediterráneo hasta las actuales poblaciones de Bañeres y Villena se extiende un rectángulo que forma parte de la ruta de los Castillos de Vinalopó.
Son atalayas “dominadoras de un horizonte extenso y diáfano”, dicen en Turismo de la Costa Blanca, que recuerdan la historia escrita por Jaume I de Aragón y Alfonso de Castilla al firmar el Pacto de Almizra en 1244.
Así se pueden ver la Atalaya de Villena, fortaleza de Juan Fernández Pacheco como Mariscal de Castilla, que no le va en saga a los castillos de Sax, Castalla, Biar y Novelda.
Algunos como el Alcázar de la Señoría en Elche, también conocido como Palacio de Altamira, merece una visita por sí mismo.
Pero tampoco hay que olvidar el Castillo-Fortaleza de Santa Pola, el Castillo del Río de Aspe, y los de Monóvar, Petrer, Beneixama y el de Castalla, entre otros.
Castillos de la Llave del Reino
Desde la pequeña pero fortificada isla de Tabarca hasta Alicante, y desde ahí al norte hasta Aigües se extiende la ruta de los Castillos de la Llave del Reino, en recuerdo al nombre que tuvo la capital provincial en la guerra que enfrentó a Pedro IV de Aragón con su Pedro I de Castilla, entre 1356 y 1369.
El castillo de Santa Bárbara es uno de los mejores miradores que tiene la ciudad de Alicante
Entre los sitios más destacados está el castillo de Santa Bárbara, que vigila Alicante y las aguas del Mediterráneo, los de Busot, Mutxamel y El Campello, así como el Santuario de Santa Fax y la torre de Aigües que protegían la huerta alicantina.
Castillos de Tudmir
El inteligente conde visigodo Teodorimo sabía que una confrontación con los invasores árabes era inútil. Y prefirió negociar para evitar que las huestes del conquistador Ibn Musa los pasara a cuchillo, donde resolvió un sometimiento sin conflictos y el control de los impuestos.
Ese fue el pacto de Tudmir, firmado en Orihuela, ciudad donde hay que ver sus murallas y la Torre del Cap Roig.
En el sur de la Costa Blanca también se pueden conocer otras fortificaciones que recuerdan aquellos turbulentos años de conquistas, resistencias y rendiciones en el paisaje de la Vega Baja y el río Segura, como el Castillo de Ayala en Cox, el de Callosa de Segura, las torres de Cap Cerver y De la Mata en Torrevieja, y la de La Horadada en Pilar de la Horadada.
Castillos de la Montaña
Si tomar un castillo por las armas era una tarea agotadora, la misión era mucho más dura si la fortaleza estaba en lo alto de una cima.
Así se ve en la ruta de los Castillos de la Montaña, que en su mayoría se encuentran en las comarcas de El Comtat y L’Alcoiá; regiones mucho más tranquilas que el litoral , donde los valles son cruzados por numerosos ríos y arroyos,
Muchas de las fortalezas de El Comtat y L’Alcoiá fueron construidas por los árabes y luego tomada por órdenes militares cristianas
Aquí se encuentran numerosas fortalezas construidas por el líder árabe Al Azraq que luego fueron conquistadas por las órdenes militares como la de Montesa, la de los Caballeros Hospitalarios o del Temple.
Las huellas de sus fundadores siguen presentes en los pueblos de trazado laberíntico, en las torres almohades y en las antiguas alquerías; así como en los recintos amurallados de Alcoy y Cocentaina.
En estos paisajes de las sierras del prelitoral se encuentran los castillos de Tibi, de Benifallim, el de la Torre Grossa en Jijona, el del Marqués de Dos Aguas en Onil, el de Perputxent en Lorcha, y las joyas del circuito: el de Barxell en Alcoy y el de Penella en Cocentaina.
Castillos de la Frontera del Miedo
El temor a las incursiones de los piratas y corsarios llevaron a los reyes cristianos a tapizar el litoral y la franja interior con un rosario de castillos y fortificaciones que dieron origen a importantes poblaciones como Benidorm, Villajoyosa, Calp, Xàbia (Játiva), Altea o Dénia.
Estos sitios y otras localidades conservan su trazado, denso y de curvas para complicar las invasiones, así como sitios que se pueden visitar como los castillos de Benidorm y Polop, el impactante recinto y las murallas de Dénia, el Palacio de Medinaceli de El Verger, los muros de Villajoyosa y Xábia, las fortalezas de Relleu o Confrides, las torres de Alcalalí, la de Bombarda de L’Alas del Pi o la de Cap d’Or en Teulada-Moraira, entre otras.