El arte juega al escondite en los bosques de Salamanca

En la Sierra de Francia, en Salamanca, se encuentran esculturas y obras de arte de gran formato que se descubren en cuatro circuitos temáticos. Estos son los Caminos de Arte en la Naturaleza

Una de las camas con flores que se pueden encontrar en los bosques de la Sierra de Francia. Foto Diputación de Salamanca

¿Qué se puede pensar si en medio del bosque aparece una cama metálica con flores en su lecho? ¿O si al mirar dentro de una pequeña ermita se ve un asteroide? ¿Y qué significa esa roca que parece cosida por una aguja gigante?

Estas imágenes más propias de un sueño son reales, auténticas, y se pueden descubrir en los diferentes senderos culturales que se encuentran en la Sierra de Francia.

Esta mancomunidad al sur de la provincia de Salamanca, que abarca sectores del Parque Natural de las Batuecas-Sierra de Francia, es un laberinto de senderos y trayectos que atraviesan estos paisajes boscosos, donde están desperdigados pueblos y construcción de valor histórico, desde ruinas de establecimientos rurales a puentes medievales.

Y cuatro de estos senderos presentan obras de gran formato para maridar la cultura con el medio ambiente. Son los Caminos de Arte en la Naturaleza, trazados circulares de siete a 10 kilómetros que buscan impulsar el turismo activo y aprovechar los recursos naturales de la región. Y de paso, acercar a los visitantes al arte contemporáneo.

Naturaleza y arte dialogan entre los bosques. Foto Diputación de Salamanca

El camino de los prodigios

Uno de estos trayectos es el Camino de los prodigios, que va por los municipios de Miranda del Castañar y Villanueva del Conde.

En varios puntos del Camino de los prodigios se encuentran camas metálicas, de diferentes tamaños, ocupadas por rocas, césped o flores

Al andar en el sendero de 10 kilómetros cada tanto se encuentran camas de diferentes tamaños, desde pequeñas hasta otras que podrían dar cobijo a un gigante; donde entre olivos, madroños y alcornoques se presentan con sus lechos tapizados de vegetación, flores o rocas.

Animales de roca en el ‘Camino de los prodigios’. Foto Diputación de Salamanca

También se pueden ver ejemplos de piedra de vida natural como tortugas o setas; creaciones junto con las camas de los artistas lix Curto, Alfredo Omaña, Marcos Rodríguez y Pablo S. Herrero.

El bosque de los espejos

El Asentadero – Bosque de los Espejos es un camino de 9,2 kilómetros que transcurre por un bosque de castaños, alisos y robles, donde los musgos y helechos que crecen en la humedad le da un aire casi prehistórico.

La senda enlaza los pueblos de San Martín del Castañar, Sequeros y Las Casas del Conde, y entre el follaje los excursionistas se topan con obras como La torre de intercambio (de Jesús Palmero); la Casa de árbol y una aguja (Luque López), Efímeras magentas (José Antonio Juárez), Mochuelos (Pablo Amargo), y Puertas abiertas en el campo (de Manuel Pérez de Arrilucea).

¿Quién se anima a dormir aquí? Foto Diputación de Salamanca

En el recorrido también se puede conocer el castillo de San Martín del Castañar que aloja un centro de interpretación de la Reserva de la Biosfera, o contemplar las vistas a 950 metros de altura de Sequeros.

El camino de las raíces

En torno al bosque que rodea a La Alberca -considerado uno de los pueblos más bonitos de España- está el Camino de las raíces, que pasa por formaciones de robles y castaños, en un paisaje salpicado de rincones como la ermita de Majadas Viejas o las rocas que homenajean a la romería de la Virgen en Montón de Cantos.

Una de las obras más bonitas son las columnas espejadas que se mimetizan con el paisaje

En medio de esta masa forestal hay obras como las gigantescas hojas de roble metálicas de Iraida Cano, las columnas espejadas que se confunden con el paisaje de Begoña Pérez, la puerta labrada en bronce de Lucía Loren, el asteroide de fantasía S 09 2010 de Fernando Casas, la plancha metálica que recuerda a un panal de abejas de Carlos Beltrán y el árbol yacente de rocas de Fernando Méndez.

A cada paso se puede encontrar una obra de arte contemporáneo. Foto Diputación de Salamanca

El camino del agua

El cuarto sendero es el Camino del Agua, que transcurre entre Mogarraz y Monforte de la Sierra.

Allí corre entre pequeños saltos el río Milanos, que acompaña varias obras de arte integradas al paisaje y que se pueden encontrar en el camino de seis kilómetros de largo.

Estas pueden ser las jaulas -sin animales- llamadas K’oa ubicadas al borde de un precipicio de Miguel Poza; la sirena que levanta su cola entre el bosque, de Virginia Calvo y las inmensas sillas metálicas de Manuel Pérez de Arrilucea, entre otras.

La sirena del ‘Camino del agua’. Foto Diputación de Salamanca

Otros caminos y senderos

Pero por supuesto que hay muchos más caminos para descubrir en esta sierra. Uno es la Senda de los tres ríos, donde los cursos del Francia y del Cuerpo de Hombre se unen al Alagón, en su viaje al Tajo, y que se descubre en un trazado de ocho kilómetros.

Otra es la Senda de los 1.000 colores, entre Cepeda y Madroñal, que se puede realizar en cuatro horas.

O los caminos que forman parte de la Red de Senderos Micológicos, más transitados en otoño cuando llega la temporada de recolectar setas.

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