Pistas para un paseo romántico por el Sena

El Sena es el tercer río más largo de Francia. Y a pesar de la fama que le ha dado París, proponemos recorrer parte de su tramo final por las tierras de Normandía

El Sena a su paso por Les Andelys. Foto Andy Hay – Flickr

Si se trata de hacer un viaje romántico por el Sena, no tiene por qué limitarse a navegar por París en un bateaux mouche en el tramo en que este río transcurre con pereza por la capital francesa.

La idea es seguir el curso por Île de France y Normandía en su derrotero hacia su desembocadura en El Havre.

35 ideas para descubrir Francia

Lo que nos propone el libro Road Trips Francia (Trotamundos-Routard) es realizar un trayecto de 140 kilómetros desde Théméricourt a Saint-Wandrille; un viaje terrestre con la mirada puesta en el río donde se atraviesan bosques, se visitan ruinas de antiguos castillos medievales y abadías y en donde se comprende por qué los pintores impresionistas han quedado fascinados con la región.

Esta es una de las 35 rutas que propone este libro, un contundente volumen donde se proponen recorridos para realizar en coche, autocaravana o moto por la variada geografía francesa.

Con una edición dinámica, ideal para tomar apuntes antes de salir a la carretera, combina las descripciones de los puntos principales de cada ruta con detalles de sitios que justifican un desvío o curiosidades que dan una mirada diferente al viaje.

El inicio del viaje romántico por el Sena

Pero volvamos a recorrido romántico por el Sena. Los paisajes de la meseta calcárea del Parque Natural Regional del Vexin atesora varias de las primeras etapas.

Castillo de Théméricourt. Foto Wikipedia

Son zonas boscosas alternadas con campos de cereales, poblada desde hace tiempos inmemoriales como se ve en el Museo Arqueológico del Oise, en Guiry-en-Vexin.

Giverny se hizo famosa gracias a Claude Monet, donde en su casa-museo se comprende por qué esta región fascinó a los impresionistas

O en el dolmen de Bois-Couturier, una tumba megalítica levantada hace 4.000 años que los amantes de la historia buscarán tras caminar más de una hora y media.

En el pueblo de Vétheuil los apasionados del arte reconocerán a la iglesia del siglo XII que inmortalizó Claude Monet, una de las tantas huellas que este pintor dejó en la región.

Castillo de La Roche-Guyon. Foto Patrick-Flickr

El mundo privado de Monet

La carretera de Haute-Isle que transcurre junto al Sena acerca a La Roche-Guyon, con un castillo de tiempos normandos que domina a los meandros del Sena, dueño de salones decorados en el siglo XVIII que demuestra la riqueza nobiliaria hasta la llegada de la Revolución Francesa.

Poco después se llega a Giverny, donde Monet se instaló en 1883 hasta su muerte en 1926, y cuya casa-museo permite descubrir cómo esos colores y paisajes que habían fascinado al artista impresionista siguen vivos.

Otra forma de acercarse al legado de Monet y otros artistas es visitar el Museo de los Impresionismos, también en Giverny.

Los nenúfares como los que han inspirado a Monet. Foto Shogunangel-Flickr

El castillo que vigila el Sena

Monet, así como otras grandes figuras de las artes como Balzac, Víctor Hugo, Ingres o Léger visitan con frecuencia Les Andelys para inspirarse.

Allí se encuentra el castillo de Gaillard, una fortaleza edificada en un estratégico meandro del Sena. Si bien está en ruinas, el estado de sus muros circulares y la torre central permiten adivinar con facilidad la sólida fortaleza que era.

Además estaba diseñado de manera que en los asedios los proyectiles enemigos rebotaran y los atacantes no pudieran precisar su trayectoria.

El castillo de Galliard. Foto Guillaume Baviére

Recuerdos monacales

En el bosque de Lyons hay dos abadías que valen la pena conocer: son las de Mortemer y la de Fontaine-Guérard.

La primera tiene un curioso museo de fantasmas y leyendas, mientras que la segunda destila una bienvenida sensación de bienestar, a pesar de que hace siglos que fue abandonada por los monjes de la orden cirterciense.

Muy cerca están las llamativas ruinas de la hilatura Levavasseur, destruida en 1874 solo 13 años después de su construcción, y que permanece como una catedral industrial atrapada por el bosque.

Ruinas de la Hilatura Levavaseur. Foto Radepont – Flickr

Vueltas y vueltas del Sena

Entre Jumièges y Saint-Wandrille se puede atravesar el Sena en transbordadores gratuitos. En el recorrido, la guía sugiere seguir el camino que bordea el río para ver campso de cultivo con pintorescas granjas y casas normandas.

La antigua fábrica textil de Levavasseur ha quedado como una catedral industrial atrapada por el bosque

En el trayecto se pasa por lo que ha quedado de la abadía benedictina de Jumièges y la poderosa iglesia de Notre-Dame, un edificio de estilos románico y gótico que también han sido atrapados por el bosque.

Vista de dron de la abadía de Jumièges. Foto Raimond Spekking y Elke Wetzig

En mejor estado se encuentra la abadía de Saint-Wandrille, fundada en el siglo VII y todavía habitada por monjes, que regresaron en 1931.

No dejen de visitar la nueva iglesia, construida nada menos que en un granero. Los monjes ganaron fama por la producción de velas, pero los tiempos han cambiado y ahora se dedican a la reprografía y la restauración de pinturas.

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