Las Siete Villas: desconexión en clave rural en los valles de La Rioja
En el extremo suroeste de La Rioja la comarca de las Siete Villas propone varias rutas para descansar entre pueblos llenos de historia y valles donde sobreviven antiguas tradiciones pastoriles
Sí, es La Rioja, pero no todo tiene que girar en torno a los vinos. Esta comarca ubicada en el rincón suroeste, en el límite con Burgos, es un viaje por la historia y las tradiciones, donde persiste la trashumancia y con los pueblos que conservan sus ermitas, iglesias y casas señoriales detenidas en el tiempo.
Es la comarca de las Siete Villas del Alto Najerilla, una entidad que ya no existe desde el punto de vista administrativo pero sí desde el identitario, siete pueblos cuyos representantes se reunían en la Casa de las Islas, una residencia rural que un pantano terminó por derribar (aunque resurgió con un retoño cercano).
Estos pueblos se encuentran rodeados por las sierras de Urbión y la Demanda, en paisajes de belleza agreste cruzados por cursos fluviales, parajes de gran valor para los amantes de la caza y la pesca deportiva; así como por aquellos que buscan desconectar en la naturaleza más auténtica.
De hecho la región está en camino de ser declarada Parque Natural por el gobierno de La Rioja.
Los representantes de las Siete Villas se reunían en una casa que fue tapada por las aguas del pantano, aunque luego se construyó una nueva
Si se quiere trazar una ruta de este a oeste, bajando desde La Rioja, tras pasar por los pueblos de Baños del Río Tobía (donde no hay ningún baño) y Aguiano (que a fines de julio y septiembre realiza la curiosa fiesta de la Danza de los Zancos) se llega al primer pueblo de las Siete Villas, Brieva de Cameros.
Brieva de Cameros
Aquí se encuentra el Museo Rancho de Esquileo, que enseña la antigua tradición de extraer la lana, una villa que es referencia de la cultura trashumante de La Rioja.
Aquí se puede ver la iglesia de San Miguel (s. XV) dividida en dos naves y la de Santa María. Vale la pena conocer los jardines de los marqueses de la Felguera.
Rodeado de robledales y carrascas, con varios ríos y arroyos, el pueblo es base para numerosas rutas de senderismo.
Ventrosa de la Sierra
Ventrosa de la Sierra está relativamente cerca si se realiza senderismo, pero en coche hay que dar un giro en U por la sinuosa LR-113 y la LR-435.
Aquí destacan la iglesia de San Pablo y San Pedro, la torre con reloj que es un símbolo del pueblo y las antiguas fincas con escudos en sus fachadas.
Villas como Viniegra de Abajo y Viniegra de Arriba pertenecen a la Asociación Pueblos más Bonitos de España
Ganador del Premio al Embellecimiento de Pueblos en los años ’70, aquí se puede visitar el museo etnográfico ‘Casa del Maestro’
Viniegra de Abajo
Retomando hacia el oeste está Viniegra de Abajo, villa que atesora las huellas de los indianos que han regresado de las Américas con considerables fortunas bajo sus brazos, plasmadas en numerosas casas palaciegas, y que han llevado a que sea elegido entre los Pueblos más Bonitos de España.
Aquí se encuentra la sala de exposiciones de arte contemporáneo Espacio Arte VACA.
Estamos en la vega del río Urbión, que se puede conocer en las rutas de senderismo que conducen a una serie de lagunas, en el límite con Castilla y León.
Viniegra de Arriba
Ascendiendo unos 13 km por la LR-333 se llega a la vecina Viniegra de Arriba, considerada como el techo de la comarca.
Ubicada a 1.200 metros de altitud, el pueblo conserva su aire campestre entre sus casas de piedra con arcos que prologan pesadas puertas, y unas cuestas que hay que subir con resignación.
A 3 km hay restos de una necrópolis romana, con algunas ermitas por la zona, que se pueden descubrir mientras se pasea por la sierra.
Tras retroceder hasta la gasolinera de Venta de Goyo, sobre la LR-113, se gira al oeste y se llega a Mansilla de la Sierra.
Mansilla de la Sierra
Comparado con los milenarios pueblos de los alrededores, esta villa es una recién nacida. Fue fundada en 1960 cuando se construyó el pantano que inundó la antigua Mansilla de la Sierra.
La nueva presenta construcciones encaladas que se asoman al espejo de agua, y cuando el embalse desciende de caudal -como está sucediendo con las sequías- emergen los restos del antiguo pueblo, como los restos de la casa y la iglesia.
Hay dos Mansilla de la Sierra: la nueva, creada en los ’60, y la antigua, cuyos restos yacen bajo las aguas de un pantano
En Mansilla de la Sierra se puede visitar la nueva Casa de las Siete Villas, que alberga fotografías y maquetas de los pueblos y sus formas de vida.
Villavelayo
Unos kilómetros más al sur se llega a Villavelayo, que presenta un casco urbano típico de los pueblos serranos.
La plaza es el punto de unión de los ríos Canales y Neila, y desde la iglesia de Santa María de la Asunción, con su mezcla de estilos románico y mozárabe, se pueden atrapar bonitas vistas del pueblo y la Sierra de la Demanda.
Canales de la Sierra
El último pueblo es Canales de la Sierra, ubicado en al pie de la sierra de la Demanda.
Quizás sorprenda la abundancia de casas señoriales, que recuerdan el pasado dorado que tuvo siglos atrás, como da fe el palacio del conde Fernán González.
La villa está dividida por el río Najerilla, y otros atractivos son el teatro rural más antiguo de La Rioja, la iglesia de Santa María, además de varias ermitas, como la de San Cristóbal, ubicada en la soledad de un promontorio.
De regreso a la carretera, se entra en la provincia de Burgos y desde allí bastan unos 30 km para visitar Salas de los Infantes y unos 15 más para llegar a Santo Domingo de Silos.