Seis tranvías históricos para viajar en el tiempo

La aplanadora del progreso no pudo desterrar estos tranvías, que aunque sean antiguos, lentos y ruidosos tienen un aura romántica que hay que descubrir

Viajar en tranvías como los de Lisboa es una experiencia única. Foto Piqsels

Los tranvías recibieron miles de críticas, se los consideró símbolos del atraso, culpables de la falta de agilidad del tránsito y un sinfín de pecados urbanísticos más. Pero resistieron, y en estos tiempos de reivindicaciones de sostenibilidad, se han erigido como una de las opciones de transporte más recomendadas.

Muchas ciudades presumen de haber apostado por el tranvía en el siglo XXI, pero un puñado aún conservan coches antiguos que presentan una imagen encantadora, a pesar que pueden ser incómodos, ruidosos y sin el menor aislamiento térmico.

Barcelona

Los barceloneses estamos esperando que acaben las obras de rehabilitación y volvamos a ver al Tram Blau, el tranvía azul que transita a lo largo de la Avenida Tibidabo, rodeado de mansiones modernistas, hasta el funicular que lleva hasta la cima de esa sierra, la más alta de la capital catalana.

Tranvía Azul de Barcelona. Foto TMB

Se trata de un superviviente del servicio inaugurado en 1901, y que fue indultado de la desaparición de los tranvías entre 1960 y 1970; hasta su regreso a principios del siglo XXI.

Su trayecto recorre 1.276 metros cuesta arriba, en un servicio turístico que no está integrado a la red de transportes metropolitanos de la ciudad.

Nueva Orleans

El tranvía que circula por la St Charles Avenue, en Nueva Orleans, es el trayecto antiguo más largo del mundo, un trazado de 21 kilómetros que funciona desde hace más de un siglo.

De todos los tranvías de Lisboa, el número 28 es el más famoso y fotografiado

El tranvía de Nueva Orleans a su paso por Bourbon Street. Foto Piqsels

El viaje en los coches centenarios se hace a lo largo de una avenida flanqueada por robles y mansiones previas a la guerra civil, y por sitios como el parque Audubon y varios edificios públicos.

Y por supuesto, el mítico Barrio Francés, donde se puede bajar en Canal Street y vivir el espíritu de música que impregna estas calles.

Lisboa

Los tranvías amarillos de Lisboa son un símbolo de la ciudad, protagonista de recuerdos como azulejos, cuadros e imágenes.

El más famosos es el 28, que recorre sitios turísticos como los barrios de Estrela, Alto, Chiado y Alfama, donde la gente tiene que refugiarse en los portales para que el vehículo pueda pasar sin ser aplastado.

El tranvía 28 subiendo las cuestas de Alfama, en Lisboa. foto Piqsels

Para disfrutar del traqueteo en sus bancos de madera hay que salir desde la Plaza de Martim Moriz y bajar cerca del Castillo San Jorge, donde hay hermosas vistas de la capital portuguesa.

Trieste

Este servicio de Trieste es una combinación de tranvía y funicular, que sirve para remontar algunas de las cuestas más duras en su viaje desde la céntrica plaza de Oberdan, en Trieste hasta la Villa Opicina, a un tiro de piedra de la frontera con Eslovenia.

En Trieste y San Francisco funcionan una combinación de tranvías y funiculares, creados para remontar las duras cuestas de las ciudades

El tranvía-funicular de Trieste. Foto Nol Aders

El servicio data de 1902, y el recorrido tiene una extensión de 5,2 kilómetros. Los coches fueron construidos en 1942, caracterizados por su elegante color azul marino. Tras un accidente en 2016 el servicio fue interrumpido, pero se espera que en poco tiempo vuelva a operar porque era uno de los motivos turísticos más importantes de esta ciudad italiana.

Alejandría

Como en El Cairo y cualquier otra gran ciudad egipcia, el tráfico es infernal. Ni pensar en dar una vuelta en coche. Por ello una de las mejores formas de ver la Alejandría más auténtica es a bordo del tranvía; aunque lo mejor es hacerlo los fines de semana.

Construido en 1863 y electrificada en 1902, durante una hora y media recorre los barrios más antiguos de una de las ciudades más antiguas del mundo.

Los tranvías de dos pisos de Alexandria. Foto Faris Knight

Es uno de los pocos que tienen coches de dos pisos, y los convoyes circulan con dos unidades, de los cuales la delantera está reservada para las mujeres.

Algunos coches revestidos de madera fueron restaurados y se han convertido en una experiencia turística muy buscada.

San Francisco

Como el de Trieste, el cable car de San Francisco combina el tranvía con el funicular. Inaugurado en 1878, recorre tres líneas con un total de 25 km.

El tranvía de San Francisco es uno de sus iconos turísticos más famosos

También está el tranvía común, de unidades modernas, pero que no tiene el encanto de este servicio, con sus coches centenarios de colores vistos.

El cable-car de San Francisco, un símbolo turístico. Foto Picryl

Es el único tranvía del mundo de funcionamiento manual, donde el conductor tiene que maniobrar para poder fijar un cable que le permita subir las empinadas cuestas de la ciudad californiana.

Al ser un servicio turístico su billete cuesta unos cinco dólares, pero es tan grande la cantidad de gente que viaja de pie en la parte delantera que no hay manera de acercarse al conductor para pagarle. Y muchos aprovechan para usarlo gratis.

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