5 restaurantes para dejarse seducir por la cocina marinera de Peñíscola

Rodeada de un bello y azul mar Mediterráneo, la localidad de Peñíscola cuenta con una exuberante y muy variada propuesta gastronómica basada en los productos del mar

Fideuá de Peñiscola.

La fideuá es uno de los platos imprescindibles. Foto: Turismo Peñíscola.

Ubicada en la costa norte de Castellón, en la comarca del Bajo Maestrazgo y con título de ciudad desde el año 1707, Peñíscola es uno de los puntos estratégicos de veraneo del turismo nacional e internacional en el mediterráneo español.

Con más de 79 km2 de extensión, de los cuales 17 discurren junto al litoral, en su perfil destaca el impresionante castillo-fortaleza del siglo XIV, que fue antigua morada del cismático Papa Benedicto XIII, conocido históricamente como el ‘Papa Luna’.

Además, la ciudad cuenta con un casco antiguo medieval muy bien conservado que ha servido en numerosas ocasiones de plató de cine y televisión para producciones tan famosas como Los corsarios del Caribe, El Cid, Calabuch, París-Tombuctú o la reciente y exitosa serie de HBO Juego de Tronos.

Peñíscola, Castellón
Peñíscola destaca por su belleza, sus playas y también por su gastronomía. Foto: Turismo Peñíscola.

Pero, además de su belleza y sus limpias playas, Peñíscola ofrece una vasta oferta gastronómica nutrida por los productos frescos del mar, base de un recetario henchido de ricos platos y guisos, así como de arroces, profundamente ligados y enraizados con la cocina marinera.

El all i pebre de rape, el suquet de pescado, los caragols punxents (cañadillas) con D.O Peñíscola, las cigalas, langostinos o galeras y arroces como el a banda, el delicioso arroz con galeras y rape o el intenso y muy gustoso arroz negro, son solo algunos ejemplos de la demostrada opulencia de la cocina peñiscolana que se saborea en restaurantes como estos cinco que destacamos.

Guisos marineros de Peñíscola
Los guisos marineros son muy típicos en Peñíscola. Foto: J.M. Torres.

Restaurante RocaMar

Junto a la playa norte y con vistas a la tranquila bahía de Peñíscola, se avista impertérrito, y desde hace más de medio siglo, el Restaurante RocaMar (Calle Porteta, 3). Fundado en el año 1962, es uno de los locales más emblemáticos y con más renombre de la ciudad.

Actualmente, el chef principal del restaurante es Javier Marqués, un creador de emociones gastronómicas que basa su cocina en el producto que diariamente y muy fresco le llega desde la cercana lonja del puerto y con el que elabora sabrosos caldos marineros y excelentes pescados como lenguados, rapes, rodaballo o doradas.

Javier Marqués, chef del restaurante RocaMar
El chef Javier Marqués es un creador de emociones gastronómicas. Foto: RocaMar.

Javier Marqués es, junto a José Marín, jefe de cocina del restaurante Tío Pepe también de Peñíscola, autor de un libro de cocina: La Festa al Plato (La Fiesta al Plato), que es una loable labor de recuperación del recetario marinero que los pescadores preparaban en sus barcos al faenar. Un libro que evidencia el respeto por lo propio y el sentido recuerdo de los sabores de antaño.

En cuanto a los platos, estacamos especialmente del Restaurante RocaMar sus galeras, así como los caragols punxents, el pulpo, la sepia y los calamares, y por supuesto, no hay que perderse el langostino de la zona, que podremos degustar en casi todos los restaurantes de Peñíscola, pues por su sabor y presencia goza de gran fama y prestigio.

Arroz meloso con langosta
Arroz meloso con langosta. Foto: RocaMar.

De su carta tampoco hay que pasar por alto platos estrella como el arroz del senyoret, el all i pebre de pulpo (guiso típico marinero) o el arroz meloso con langosta entre otras sutilezas. El servicio es diligente y muy agradable. Buena carta de vinos con muchas referencias de la Comunidad Valenciana. Precio medio: 45/50 €

Restaurante Tío Pepe

Nos dirigimos ahora al núcleo urbano de Peñíscola para conocer el Restaurante Tío Pepe (Avd. España 32). Es un negocio familiar que hallaremos situado en los bajos de un hotel con el mismo nombre.

Lo regenta el chef José Marín y es un restaurante adorado por los habitantes de Peñíscola probablemente porque Marín ha sabido conjugar sin falsas pretensiones ni delirios de grandeza una cocina marinera que viene (acertadamente) caracterizada por algunos toques de fusión asiática muy laudables. Una propuesta diferente en la que los pescados y los arroces son piezas esenciales de un engranaje culinario que funciona maravillosamente bien.

El chef José Marín
La cocina de José Marín está fuertemente ligada con el mar. Foto: Restaurante Tío Pepe.

El comedor, decorado con sencillez, es el lugar propicio para disfrutar plenamente de una carta que muestra los mejores productos del mar. Para quedarse embelesado son sus croquetas de gamba roja (hay quien dice que si el Papa Luna hubiera podido probarlas no se hubiera complicado tanto la existencia).

Una exquisitez también el all i pebre al curry de pulpo con almejas, así como los canelones de langostino con bechamel de sus corales y ajo asado.

Por otra parte, los amantes del bacalao están de suerte, porque el que Marín prepara confitado y acompañado con langostinos y un falso pil-pil de algas es una gozada.

All i poebre al curry
All i pebre al curry de pulpo con almejas. Foto: Restaurante Tío Pepe.

En cuanto a su oferta de arroces, nos decantamos por el arroz negro con gamba roja, calamares y almejas y el arroz Columbretes, que es un homenaje a las cercanas islas, y que viene guisado con bogavante. Aunque si se quiere comer el mar Mediterráneo a cucharadas (el arroz en paella se come siempre con cuchara), hay que pedir el delicado y superlativo arroz con ortigas de mar, almejas y langostinos.

El servicio es sumamente amable, familiar y funciona a la perfección. Además, los amantes de los buenos vinos disfrutarán con su carta, pues en ella destacan algunos tan bien elegidos como el albariño Noelia Bebelia con D.O. Rías Baixas, el tinto Carmelo Rodero con D.O. Ribera del Duero, o destacados vinos valencianos dulces para ser compartidos con los postres, tan sugerentes como el Dolç de Mendoza, con D.O. Alicante, elaborado con uva monastrell, entre otros. Precio medio: 40/45€

Arroces restaurante Tío Pepe
Todos sus arroces son excelentes. Foto: Restaurante Tío Pepe.

Restaurante Casa Jaime

Pasar unos días de vacaciones en Peñíscola implica necesariamente hacer una visita a uno de los restaurantes clásicos con más renombre de la población. Nos referimos a Casa Jaime (Avda del Papa Luna, 5), templo de la cocina peñiscolana galardonado con un sol Repsol.

Fundado en el año 1967 por Jaime Sanz, cocinero y amante de la pesca, hoy en día, con sus más de 80 años, todavía puede vérsele echando una mano en la cocina junto a su esposa Pilar Bonfill aunque realmente ya hayan tomado el relevo del negocio sus hijos Jaime y Jordi.

El chef Jaime Sanz con sus hijos
Jaime Sanz junto a sus hijos Jordi y Jaime. Foto: Casa Jaime.

Situado en pleno paseo marítimo de la ciudad, Casa Jaime es un lugar en el que se practica la magia, pues el chef Jordi Sanz es un enamorado del producto y un amante de la cocina autóctona.

Titulado en la Escuela Superior de Hostelería de Barcelona y posteriormente bregado en el restaurante manchego Las Rejas del afamado chef Manolo de la Osa, Jordi Sanz ofrece una cocina de sabor en la que conjuga el respeto total por la tradición (sus arroces y guisos son auténticamente marineros) con toques de modernidad bien entendida pues, poco a poco, y gracias a su aprendizaje constante, ha ido introduciendo en la carta novedades como carpaccios y platos con pescado crudo.

En la carta hay detalles de cocina sublime como el entrante denominado Capricho del Papa Luna, una cáscara de erizo de mar rellena de alcachofa con D.O. Benicarló, langostinos de Peñíscola y yemas de erizo. También es una barbaridad en cuanto a sabor y apariencia el tataki de atún rojo del Mediterráneo con vieira, o las cremosas croquetas de chipirón en su tinta.

Arroz Calabuch
Arroz Calabuch, un homenaje gastronómico a Luis García Berlanga. Foto: Casa Jaime.

En cuanto a sus arroces, hay algunos tan exquisitos como el Columbretes, que se prepara con yemas de erizo, ajos tiernos y colas de gamba roja, el arroz de la abuela, en honor a la abuela Rafaela, con chipirones y lomos de gallineta, o el célebre y muy demandado arroz Calabuch, sentido homenaje a la película del cineasta Luís García Berlanga que tanto hizo por dar a conocer Peñíscola al mundo, y que Jordi cocina con espardeñas (pepinos de mar) y ortiguillas.

Y si es posible, habría que regresar otro día a Casa Jaime para morir literalmente de placer con alguno de los guisos marineros que preparan como la caldereta Camilo (rape, gamba roja, cigala y vieira), que viene asistida con una salsa Romesco, o la raya con langostinos, guiso ancestral típico de los pescadores de Peñíscola, entre otros.

Caldereta Camilo
La cazuela Camilo es un sabroso guiso marinero. Foto: Casa Jaime.

En el comedor (pequeño y acogedor), pero con una terraza exterior amplia con bonitas vistas a la Ciudadela, Jaime (hijo) ayuda al comensal a elegir el vino que mejor maride con la comida elegida. El servicio, familiar y cercano, complementa una experiencia culinaria de las que no se olvidan con facilidad. Precio medio: 55/60€

Restaurante Puerto Mar

La autenticidad, la tradición, el arraigo por el lugar en el que se vive y el amor por el producto como enseña, son las principales virtudes del Restaurante Puerto Mar (Explanada del Puerto, S/N).

Fundado hace más de 40, es un espacio icónico, un refugio en Peñíscola para aquellos amantes de las sensaciones genuinas que buscan lo verdaderos sabores del mar sin disfraces, solapamientos o florituras.

Restaurante Puerto Mar
El interior del restaurante recuerda a un barco de pesca. Foto: Puerto Mar.

Su emplazamiento no podría ser más favorable, pues está instalado en la prolongación de la estructura de la Lonja, dentro del mismo puerto pesquero (es el único restaurante de Peñíscola en esta ubicación).

Sus propietarios, Mari Cármen Simó y Vicent González, que cuentan con la ayuda de sus dos hijos: Hugo y Vicente, compran diariamente los pescados que sirven en sus mesas directamente a los pescadores. Y esta es su seña de identidad, lo que les define como un punto gastronómico tan exclusivo, pues en su cocina no existen los guisos, ni los arroces ni las elaboraciones complicadas.

Es una oferta de producto fresquísimo al 100% en la que únicamente se emplean la plancha y los fritos, con platos que, como mucho, se acompañan de ensaladas verdes sencillas preparadas con tomate, lechuga y cebolla.

Propietarios Restaurante Puerto Mar
Vicent y Mari Carmen junto a su hijo Vicent. Foto: Puerto Mar.

La decoración del interior es plenamente marinera, con un techo abovedado que recuerda al interior de un barco pesquero de madera y a través de las ventanas se observan los muelles de carga y descarga con el continuo trajín de los camiones y los marineros descargando el pescado y transportándolo a la lonja para su posterior subasta.

No hay muchas mesas en el interior del restaurante, pero son las suficientes y el servicio es muy ágil. Además, existe una estupenda terraza por si se quiere mirar directamente al Mediterráneo a los ojos mientras se disfruta de una excelente comida.

Dentro ocupa un lugar de privilegio una gran nevera en la que se advierten los diferentes pescados del día que podremos elegir. La carta no es muy extensa, pues va en función del pescado que se haya capturado en esa jornada.

Restaurante Puerto Mar
La nevera del restaurante está repleta de frescos pescados y mariscos. Foto: Puerto Mar.

Calamares romana y plancha, chipirones fritos, sardinas, mejillones, langostinos y gambas a la plancha, ostras, almejas (incluso crudas que son una maravilla por su frescura), espardeñas, gallineta, rodaballo, dorada, boquerones fritos y sepia entera a la plancha son algunas de las viandas venidas del mar que se pueden degustar en Puerto Mar.

Debemos advertir que los precios no son bajos, pero si uno sabe elegir, no debería subir excesivamente la cuenta. Excelente la carta de vinos con muchos blancos bien elegidos y además, disponen de una adecuada selección de cavas. Precio medio: 50/60€

Gastromar

Como una de las nuevas y más destacadas aperturas de Peñíscola, tenemos el restaurante Gastromar Experiencia Peñíscola (Carrer del Mestre Roca, 7).

Ubicado en la zona que comunica con la trasera del Palacio de Congresos de la ciudad, es una apuesta de varios socios muy jóvenes (todos andan por la treintena), por trasladar a la clientela el mejor producto fresco del mar.

Pescados y mariscos de Gastromar
Los pescados y mariscos frescos son el principal aliciente de Gastromar. Foto: Gastromar.

Dentro del núcleo urbano, es un local muy chic, con mucho espacio y mucha luz. En su decoración se repara inmediatamente en la madera y en los colores blancos y azules tan típicos de las poblaciones pesqueras levantinas.

Gastromar acomoda en su interior un coqueto comedor, y como curiosidad, cuenta con su propia pescadería en la que se adquieren mariscos y pescados frescos tanto para llevar como para comer en el mismo local.

En cuanto a su carta, se divide en tres apartados: Antesala de un Buen Homenaje, Date el Señor Homenaje y Date un Caprichito.

En el primero se ofertan exquisitas tapas de mar como las coquinas (tellinas), zamburiñas, almejas, caracoles de mar, el delicioso calamar de playa de Peñíscola o los chipirones a la plancha. Además, platos fríos como el carpaccio de salmón ahumado, el ceviche tropical o el gustoso tartar de atún rojo de Almadraba.

Carpaccio de salmón en Gastromar
Carpaccio de salmón ahumado. Foto: Gastromar.

Como platos crujientes encontramos la cola de langostino al ajillo, la excepcional croqueta Peñiscola (con ajo negro, marisco y pescado) o el calamar fresco rebozado con emulsión cítrica.

Ya ubicados en ‘Date el Señor Homenaje’, una interesante selección de pescados y mariscos de temporada, entre los que destacan los dentones, lenguados, la langosta y los carabineros, la gamba roja y el langostino de Peñíscola, el bogavante, la lubina y el rodaballo, entre otras selectas propuestas marinas.

También aquí se incluye una sección de platos de cuchara como las kokotxas de merluza en su pil-pil o el mar y montaña de espardeña (pepino de mar). En cuanto a sus arroces de autor, destaca el risotto de coco con pescado del día, el meloso con langosta o el que viene cocinado con bogavante.

Almejas Gastromar
Las almejas frescas recién hechas son una delicatessen. Foto: Gastromar.

Para finalizar una comida, la sección ‘Date un Caprichito’ reúne gustosos postres artesanos como la tarta del queso del chef, la torrija fría y caliente, o el arroz con leche, que viene preparado con canela, piel de limón y helado de vainilla.

Comer en Gastromar no es especialmente barato, pero es el sitio indicado para una celebración, ya sea un aniversario, un cumpleaños o simplemente para conmemorar la felicidad de sentirnos vivos y poder degustar los mejores productos del mar que nos ofrece una ciudad tan encantadora y sabrosa como Peñíscola. Precio medio: 60/70€

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