Comer con vistas a 360 grados sobre Barcelona: las nuevas propuestas del CC Arenas

La cúpula del Centro Comercial Arenas, frente a la Plaza España y el Montjuic, se ha consolidado como un polo gastronómico gracias sus restaurantes que presumen de vistas únicas

Terraza de Abrassame, para comer y disfrutar de las vistas. Foto Abrassame

Ayer era una plaza de toros, hoy es un complejo que se ha convertido en un ejemplo de reciclaje arquitectónico de la mano del genial arquitecto Luis Alonso. Se trata del Centro Comercial Arenas, cuya cúpula despliega siete restaurantes, que se suman a otros 28 en diferentes espacios.

Cuando uno camina por la terraza, que ofrece vistas a 360 grados de la capital catalana, va conociendo la cocina marinera de 11 Nudos Terraza Nordés, las pastas de La Tagliatella, la japonesa de Saluka, la catalana de El Mussol, la española de La Lola, la combinación de pescados y carnes de Mar i Terra y la mediterránea de Abrassame.

Como no dan los tiempos para ir a todos, vamos a contar nuestras experiencias en estos dos últimos.

Terraza del restaurante 11 Nudos

Mar i Terra

Empezamos por Mar i Terra, un restaurante de cocina mediterránea; y aunque digan en la casa que hay una deriva más catalana que del resto de geografías (será porque hay arroces antes que la clásica paella valenciana), hay una combinación de platos de océanos y mares que van desde las anchoas del Cantábrico o las almejas gallegas a los calamares a la andaluza.

O que lo digan las carnes, que provienen de Galicia, Argentina, Uruguay o Japón.

Entonces, la propuesta de este restaurante es navegar entre sabores marítimos y de campo, elección pendular que arranca desde los platillos de picoteo como los pescaítos fritos que recuerdan a los de Málaga, los dados de solomillo o el clásico jamón ibérico.

Sala de Mar i Terra.

Más elaborados son los entrantes, entre los que dimos cuenta de un muy rico pulpo a la brasa con parmentier y la tortilla abierta de gamba roja, que compiten con la sopa de marisco y el tartar rojo de aguacate; así como el carpaccio de entrecot madurado o el steak tartar de solomillo de vaca gallega.

Los arroces, de raciones para compartir sí o sí, pueden ser de marisco, gamba roja, maca madurada o, para indecisos, los que combinan ese último marisco con entrecot madurado. Es una combinación de mar y tierra que sorprende a muchos, pero funciona.

Platos de mar y tierra

Ya en platos principales, empecemos por los de mar: destacan la lubina entera, el bacalao a la llauna, los calamarcitos de playa salteados o las combinaciones de pastas como los tagliatelles con fruto de mar o con bogavante.

En carnes, como decíamos, Mar i Terra funciona como puente entre cortes vacunos de diferentes países y regiones, como la entraña, el solomillo (tierno y delicioso con el foie caramelizado) o el entrecot de vaca gallega (este último, madurado en seco por 60 días), de Argentina como el lomo alto o el bajo de Black Angus o de Uruguay como el vacío Aberdeen.

Carnes del Mar i Terra. Foto Juan Pedro Chuet-Missé

Y si hay hamburguesas, que presuman de sofisticación cárnica como la de la carne japonesa wagyu con cheddar o la Nebraska con mayonesa trufada.

De los postres, de buen tamaño, optamos por una piña asada con sorbete de mandarina y un pastel de manzana con crema catalana, un buen cierre mientras veíamos las luces urbanas de la plaza María Cristina y parte del barrio del Eixample.

Las carnes de Mar i Terra provienen de orígenes tan diversos como Galicia, Argentina, Uruguay, EEUU o Japón

Esa visual ciudadana también se puede tener en ese u otros momentos del día con algunos de los 12 cócteles de la carta, con opciones clásicas como los mojitos, el Moscow Mule, el Sex on the Beach, el Passion Martini o el Sharon Stone, entre otros.

Pulpo a la brasa con parmentier. Foto Juan Pedro Chuet-Missé

A pesar de tener una capacidad para 180 comensales, se sugiere reservar porque la cercanía con Montjuic, “y sobre todo los días de partido”, nos dicen, complican la obtención de una mesa. En todo caso, los mediodías tienen un interesante menú del día a 19,90 euros con entrante, principal, postre y café.

Y aunque está en un centro con una fuerte impronta turística o de negocios (por la Fira de Barcelona), el 70% de sus clientes son vecinos de Barcelona, muchos de ellos que reiteran una y otra vez.

Abrassame

De todos los locales gastronómicos que hay en el Centro Comercial Arenas, uno de los más antiguos es Abrassame, que mantiene su esencia de cocina mediterránea desde hace 14 años. “Y somos el único restaurante familiar”, apunta Jaime Fernández Díaz, que hereda la pasión por la cocina de sus padres.

Abrassame, cuyo nombre hace un juego de palabras entre las brasas y los abrazos, presenta un amplio salón de 500 m2 dividido en cuatro espacios, con una capacidad total de 240 comensales, donde el color blanco de las mesas y sillas (como las lámparas, diseñadas por Philippe Starck) se contrapone con la trama de fibra gris cortada por láser que representa, con un toque de imaginación, a las lenguas de fuego.

Ostras, jamón y otros entrantes. Foto Abrassame

Las vistas sobre la parte aterrazada, cubierta por un techo retráctil que en verano lo convierte en uno de los espacios más deseados, se dirigen al parque de Joan Miró y como un tapiz urbano se pierden hasta la sierra de Colserolla.

Las carnes y pescados a las brasas gravitan en la carta de Abrassame pero a no perder de vista las nueve propuestas de arroces y paellas

La carta cambia cada dos años, “pero siempre hemos dejado las cosas claras desde el primer día” dice Fernández Díaz, en el sentido que las carnes y la cocina de mar a las brasas son las que imperan, cocinados en las inmensas parrillas y el horno.

Las propuestas de Abrassame

En los primeros, destacan la suprema de salmón, la lubina marinada en soja, tomillo y cinco pimientas; el morro de bacalao al ajillo, la parpatana Bluefin (entrecot de atún), o la exagerada mariscada de bogavante, gambas rojas, cigalas, langostinos, almejas y mejillones.

Gambas y pulpo en Abrassame. Foto Maria Algara Regàs

En el apartado de carnes, la némesis de esta última es la parrillada de un kilo, que según Fernández Díaz “es el plato estrella”. Y no pudimos resistirnos a probar esta selección de picantón (pollo macerado cinco días), chistorra, morcilla, una tiernísima pluma duroc, abanico ibérico, chorizo criollo y picanha).

Estos cortes también se pueden pedir por separado y en porciones más grandes, que comparten sitio con el entrecot o el chuletón de vaca vieja madurada 40 días, las costillas de cordero lechal de Burgos o la hamburguesa de ternera ecológica.

Los arroces y paellas

Pero estas carnes y frutos de mar a las brasas son la punta del iceberg, porque la carta de Abrassame tiene otro hito en sus nueve tipos de arroces y paellas, hechas con fumet casero cocinado a fuego lento con cabezas de rape, gambas, pescados de roca, etcétera; con verduras del Maresme y arroces del Delta del Ebro.

Así, dan vida a la paella vegetariana del Maresme, la de montaña del Tibidabo, la de marisco del Mediterráneo, la de mar y montaña, la de Carmen, el clásico arroz negro o el caldoso de bogavante.

Que no nos olvidemos de los entrantes, como el brócoli crujiente en tempura, la parrillada de verduras, la chistorra de ternera a las brasas, el pescaíto frito como de Cádiz, el pulpo a la brasa, el carpaccio de atún o nuestra selección, las berenjenas crujientes con miel y un toque de lima.

Si hay brasas, que haya carnes. Foto Abrassame

Cócteles y bebidas

Desde la parte que da a la terraza, sobre todo durante la tardes, es ideal para probar alguno de los 12 cócteles clásicos, o las preparaciones con gin, whisky, coñac y otros destilados.

Pero si es por elegir, mejor armarse de paciencia y ver la larga carta de tintos, blancos, rosados, cavas y champagnes con denominaciones de origen de diversas partes de España y algunas exóticas como Chile, California o Francia.

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